(Segunda parte de la crónica de esta apasionante ciudad)
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Iglesia de Chesma |
Pedro el grande vivió en Amsterdam, y se cree que de ahí viene su admiración hacia Europa. En su nueva capital quiso que existieran canales, como ocurre en la ciudad holandesa, y esto ayudó también a drenar la pantanosa zona en la que hoy todavía está San Petersburgo. Y es obvio que esos canales dan un encanto innegable a esta "Venecia del Norte", apelativo que también se le da a la propia Ámsterdam, entre otras ciudades europeas. Pasear por los canales no es caro, y es otra forma de conocer la ciudad y de tener diferentes perspectivas de sus hermosos edificios. Los embarcaderos son frecuentes en diferentes puntos de la ciudad.
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Puente sobre el Neva abriéndose durante la madrugada |
Como ciudad con canales y un gran río, los puentes están por todas partes, y pueden ser por sí mismos un lugar más de interés, ya que en ocasiones están decorados. Recuerdo un puente con leones alados y otro con esculturas egipcias como los más peculiares. Los puentes sobre el Neva quedan abiertos en las horas centrales de la noche para dejar pasar grandes barcos, y la ceremonia de su apertura suele ser seguida por turistas y sus propios habitantes, aunque estos últimos pueden tener problemas para llegar a sus casas por este motivo.
La avenida del Neva, "Nevski Prospekt", es la calle más elegante de la ciudad. Junto a ella se alzan la catedral de Kazán o el almirantazgo, edificio amarillo de estilizada aguja que se ubica en uno de sus extremos. Esta calle, la típica para ir de compras, vertebra la ciudad, y otros edificios como el palacio de invierno y la catedral de la sangre derramada quedan cercanos a ella.
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Canal de San Petersburgo |
El ballet forma parte de la actualidad rusa, y su prestigio es de sobra conocido. El lugar más elegante en la ciudad para disfrutar de una sesión del mismo es el teatro Marinski, un edificio de alegre colorido verde en su exterior. Las sesiones de ballet tienen precios relativamente asequibles, comenzando en torno a los 20€ aproximadamente.
Y ya como curiosidades finales, tres lugares diferentes recomendables en la ciudad:
- la iglesia de Chesma: San Petersburgo es una de las ciudades más coloridas que conozco, y este edificio puede servir como broche final a ese "mundo de color" que es la ciudad. Pequeña y ubicada en un barrio ya a las afueras, esta iglesia llama la atención por sus originales formas y especialmente por su desenfadado color rosa, algo que hizo que yo la llamara coloquialmente "the Barbie's church" (la iglesia de Barbie). Me imagino una iglesia así en España... cursi u hortera sería de lo poco que muchos dirían de este simpático edificio :)
- la mezquita de San Petersburgo: este singular edificio es un ejemplo algo más moderno de las mezquitas típicas de Asia central, de países bajo la influencia rusa o no tanto, como Uzbekistán o Irán. Con unos característicos mosaicos azul turquesa en la fachada, los minaretes y la cúpula, da mayor diversidad si cabe a la arquitectura de la capital cultural rusa.
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Detalle de la mezquita de San Petersburgo |
- el crucero Aurora: en este barco comenzó la revolución bolchevique que cambiaría la historia. Hoy, atracado en un muelle, acoge a los turistas y muestra cómo era un barco ruso de principios del siglo XX.
Visitad San Petersburgo sin prisas, merece la pena. Y no solo por lo que aquí he escrito, sino por lo que aun se me pueda escapar, como ese arco del triunfo verde o esas estaciones de metro monumentales (no tantas como en Moscú, pero las hay) como la de Avtovo. Y si vais en torno al 21 de junio, coincidiendo con el solsticio de verano, encima podréis disfrutar de un fenómeno único, ¡las noches blancas! Y es que San Petersburgo está tan al norte, que durante aproximadamente un mes (se nota más cuánto más cerca del 21 de junio vayáis por allí), el sol no se pone del todo y un cierto resplandor del astro rey hace que no llegue a ser nunca de noche por completo. Esta época coincide con uno de los momentos del año con mejor climatología allí, y con diversos actos culturales para conmemorar dicho acontecimiento. Yo, que estuve del 2 al 11 de julio, puedo decir que es realmente curioso y llamativo ver las noches blancas aunque me pillaran ya en su fase final.
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Arco de triunfo |
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