sábado, 1 de diciembre de 2012

Picos de Europa (V): COLLADO JERMOSO, el mejor secreto de León

Atardecer desde Collado Jermoso, con el sol ocultándose junto a la Peña Santa, con 2596 metros, el pico más alto del macizo occidental

Mi primera noticia sobre Collado Jermoso me llegó de casualidad, ya no recuerdo ni cómo, aunque debió ser cuando un amigo de facebook publicó un vídeo de un documental de Jesús Calleja, insigne montañero leonés popular por sus programas en el canal "Cuatro", subiendo con Zapatero, ex-presidente del gobierno de España, a este rincón mágico de los Picos de Europa.

Hablaron de que si la subida era dura, de que si era la primera vez que un presidente del gobierno (por aquel entonces aún seguía siéndolo) llegaba a un sitio como ése, de la gente de pueblos cercanos que aun recordaba al pequeño José Luis cuando veraneaba por allí, porque según parece debía tener vínculos personales con Posada de Valdeón, etc. Para mí, ese documental me mostraba un mundo nuevo, una red de "refugios", unos lugares que me permitirían ampliar las posibilidades de mis pequeñas escapadas en la montaña teniendo una base excelente para comer comida casera y caliente y para dormir sin necesidad de llevar tiendas de campaña o de hacerlo al raso. De aquel día han pasado unos dos años, en los que he intentado redescubrir Picos de Europa a través de sus refugios, y creo que lo he conseguido: Vega de Ario (sobre el que algún día escribiré), Vega Urriellu (sobre el que ya he escrito aquí) y Collado Jermoso me han servido de base para comer y/o dormir, y también he pasado por la Terenosa, Ándara o Áliva, todos en sitios realmente bonitos.

Caminando entre Vega de Liordes y la zona de las Colladinas, por el sedo de la Padierna
Hace solo 5 meses que me he mudado para vivir en Barcelona, y cuando decidí mudarme de León a la ciudad condal, conté solo con 2 semanas y media para, sin dejar de trabajar, prepararme para cambiar sensiblemente de vida. Nada más tomar la decisión de irme, pensé que no podía irme de León sin conocer Collado Jermoso, que todavía estaba en mi lista de cosas pendientes. Chequeé el tiempo que iba a hacer, vi que no iba a ser ideal pero tampoco excesivamente malo, convencí a Steffi y para allá nos fuimos, con los sacos de dormir, un par de bocadillos de cecina de León con tomate, y ropa de abrigo por si en pleno mes de junio nos volvíamos a topar con el invierno... y nada sobró.

¿PERO QUÉ ES COLLADO JERMOSO?


Collado Jermoso es simplemente un collado junto a la torre "Jermosa", una especie de puerto de montaña para senderistas, que está ubicado en un lugar insólito. Situado en el macizo central de Picos de Europa, está en su extremo más occidental, de tal modo que puedes tocar las paredes de algunas de las cumbres del mismo, como la Palanca o el Llambrión (que superan los 2600 metros de altura), y a la vez tener una vista espectacular del macizo occidental, protagonizado por la peña Santa de Castilla, que se ve de arriba a abajo, altiva, majestuosa, roca caliza pura, como todo Picos. Entre medias impresiona lo profundo que es el valle de Valdeón, trazado por el río Cares, cuya garganta empieza a poca distancia.

Vista del macizo occidental, desde la zona de las Colladinas, muy cerca de Collado Jermoso

Junto a este collado se ha ubicado el refugio más antiguo del parque nacional, ya que existe desde 1942, aunque la construcción actual es posterior. Es el segundo de más difícil acceso de los Picos, solamente tras el del Jou de los Cabrones, y el tercero a más altura. Ésta y otro tipo de información sobre el refugio puede ser consultada en su web, que es bastante completa.

¿CÓMO LLEGAR A COLLADO JERMOSO?


Hay muchas formas de llegar hasta él, entre las cuales las más clásicas son desde el puerto de Pandetrave, larga en distancia pero más fácil en desnivel, o desde Cordiñanes, más corta en distancia pero con más de 1300 metros de desnivel que no se los mete cualquiera, ambas en la provincia de León, y que creo que es la que hizo ZP. Diversas rutas enlazan con estas dos principales en puntos intermedios del recorrido, como las que suben desde otros pueblos de Valdeón como Santa Marina o desde Fuente Dé (Cantabria), juntándose a la de Pandetrave en el Cabén de Remoña. Yo comentaré más en detalle la nuestra, desde Pandetrave.

Llegando a Vega de Liordes, volviendo de Collado Jermoso
Dejamos el coche en el puerto de Pandetrave, uno de los dos puertos de montaña, junto al de Panderrueda, que unen al cerrado valle de Valdeón con el resto del mundo si no vamos a pie. Hay un parking en la misma cima que un fin de semana nublado de junio es suficiente, aunque en pleno verano y con sol me imagino que se quedará corto. La primera parte de la ruta es fácil, por un pista con poco desnivel en la que se podría circular con el coche de no ser porque las normas del parque nacional prohiben a vehículos no autorizados circular por pistas dentro de los límites del parque (cosa por la que a veces se multa y a veces no, dependiendo de motivos que desconozco). Nosotros, por si acaso, no metimos el coche, y en el Cabén de Remoña apenas había dos vehículos que parecían de ganaderos de la zona. Una vez en el Cabén de Remoña, donde vemos los enlaces con los caminos que cité antes, empiezan las cosas serias. Tenemos que ascender por la canal de Pedabejo, unos 150 metros de desnivel en apenas unos metros longitudinalmente. Me imagino que para los más "treparriscos" esta canal se puede definir como prácticamente un paseo, pero para un servidor y su compañera, con las botas desgastadas tras mucho sendero pero todavía aprendices en alta montaña, fue un tramo que sin ser peligroso, se antojó como medianamente duro, por el porcentaje de desnivel, por las piedras sueltas o por el viento gélido que de vez en cuando soplaba. Coronado el collado de Pedabejo, tocaba descender tanto como habíamos subido en la canal o casi hasta más, aunque en unas condiciones mejores. Eso sí, da un poco de rabia verse obligado a bajar tanto sabiendo que tendríamos que volver a subir hasta Collado Jermoso...

Rebeco, el "rey de Picos"
Bajando uno va viendo la vega de Liordes. Este paraje, en la provincia de León pero lindando con Cantabria, es una especie de enorme pradera a 1800 metros de altura en la que normalmente animales domésticos (como vacas) o no tan domésticos campan a sus anchas. Con un cielo que no quería abrirse y una temperatura muy fresca para la fecha en la que estábamos (no tanto quizá para el lugar en el que estábamos), comimos por allí, viendo como se habían pasado casi 4 horas al acabar de comer y todavía nos quedaba mucho viaje por hacer. Por esta zona empezamos a ver rebecos, y serían compañeros de viaje ya hasta llegar al refugio. La verdad es que no tuvieron reparos en posar para nosotros en nuestras fotos.

Tras perderse unos minutos (hasta que vimos que estábamos siguiendo un camino que bajaba a Cordiñanes) emprendimos el buen camino, ya sin pérdida, que por la falda de cumbres del macizo central nos llevaba hacia el oeste del mismo, por el Sedo de la Padierna. Todo este tramo lo hicimos con un tiempo bastante malo, empezó a llover y la típica niebla de Picos hizo acto de presencia hasta el punto de que de no ser un camino tan fácil de seguir como el que teníamos en nuestros pies nos podríamos haber metido en un lío. Apenas tengo fotos de ese tramo en la ida, de la belleza que se intuía que nos rodeaba pero que se nos impedía ver, con Steffi algo cabreada porque ir a la naturaleza a mojarse, pasar frío y no ver nada no merecía la pena... pero algo me decía que la ruta iba a acabar mereciendo la pena, y con esa creencia llegamos a la zona de las Colladinas, llamada así por los pequeños collados que hay que atravesar, hasta que tras el último, de repente, ZAS, aparece al fondo, envuelto entre la niebla, el refugio de Collado Jermoso. Casi 6 horas después de haber dejado el coche llegábamos al refugio, con una alegría enorme por protegerse bajo techo de un día tan desapacible.

La ruta, seguramente mejor escrita y desde luego que mejor documentada fotográficamente de lo que yo puedo hacer aquí, la podéis encontrar en la web en diversos lugares, aquí os dejo el que usé yo para guiarme.

EL SUBLIME ATARDECER DE COLLADO JERMOSO


Son famosos los atardeceres de Collado Jermoso, quizá los mejores en Picos, pero después de un día protagonizado, al menos en parte, por la lluvia y la niebla, no era muy optimista. Temía perderme uno de los principales motivos para subir a allí, pero por suerte recibí mi recompensa. Un halo denso de nubes se situaba por debajo de nuestros pies y nos tapaba la vista de todo el valle de Valdeón, mientras que otra capa, algo menos densa, estaba a mayor altura de la que nos encontrábamos. Sin embargo, entre medias, entre el sol y nosotros, todo era claridad. Las fotos son testigo del gran espectáculo que pudimos observar, posiblemente la mejor puesta de sol que haya visto nunca, y eso que solo en la India vi unas cuantas espectaculares, y que he estado en lugares ibéricos de referencia para ver atardeceres como la boca do Inferno en Cascais (Portugal) o el cabo de Finisterre (Galicia).

Otro momento del atardecer de Collado Jermoso, mirando hacia Torre Santa

Tras una cena memorable (qué bien se come en los refugios, se lo recomiendo a todo el mundo) y dormir como angelitos, el camino de vuelta, por el mismo sitio, fue con un tiempo magnífico, un sol de justicia y sin nada que estropeara las impresionantes vistas del lugar en el que nos encontrábamos.

Por todo ello, para todo aquel aventurero al que no le asusten los retos (considerando un reto el meterse un desnivel acumulado de unos 1000 metros y una distancia de unos 11 kilómetros aproximadamente, solo ida), en buena forma física y con ganas de ver un lugar único, la ruta es más que recomendable. Por supuesto, hay que asegurarse de que la previsión climatológica va a ser buena, y como en todo Picos, llevar agua (más necesaria cuanto más calor haga), ya que no encontraremos fuentes en prácticamente todo el recorrido. Collado Jermoso, para los que no se conformen con la ruta que hicimos nosotros, es una base excelente para subir a cumbres cercanas del macizo central.

Vista del atardecer en Collado Jermoso, esta vez mirando hacia la cabecera del valle de Valdeón, con un mar de nubes

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