lunes, 27 de mayo de 2013

Tesoros secretos de Portugal (II): Palacio de MATEUS

Portugal, ese vecino al que ignoramos más de lo que deberíamos, tiene mucho que ofrecernos... y no solo me refiero a los encantos de Lisboa, Oporto o el Algarve, sino a muchos rincones escondidos que bien merecen una visita.

Fachada principal del palacio de Mateus, con primer plano del estanque y de la escultura de mujer
Hoy os traigo un encantador palacio situado a solo 3 kms. de Vila Real, en la región de Tras os Montes, en el noreste del país. Se trata del palacio de Mateus, ubicado en el pueblo del mismo nombre. Este edificio barroco es uno de los palacios más conocidos del país, lo que se debe a su belleza exterior, interior (de la que no tengo fotos, al estar prohibido hacerlas), sus jardines o el vino de la zona que lo usa como imagen en el etiquetado.

La visita a los jardines se hace de forma gratuita y libre, y para entrar al edificio hace falta sacar una entrada (cuyo precio era asequible cuando lo visité, unos 4€) para la visita guiada, que muestra algunas de las dependencias del mismo, y está disponible en varios idiomas (portugués, francés e inglés al menos que yo recuerde).

Jardines del palacio, cuyos setos tienen formas geométricas
El palacio tiene un aire característicamente portugués, con los muros de piedra granítica encalada de blanco en todos sus rincones excepto en las esquinas y junto a las ventanas, con espigados pináculos coronando el conjunto. A la fachada principal, muy vistosa, le precede un gran estanque en cuyas aguas se reflejan las formas del edificio. En el centro del estanque me llamó la atención la escultura de una mujer tumbada de lado, que me pareció una especie de alegoría del sufrimiento femenino (aunque eso es solo mi interpretación).

Los jardines están presididos por setos recortados formando figuras geométricas que dan un toque refinado a los mismos.

Entrada al palacio de Mateus

lunes, 20 de mayo de 2013

Capital multiétnica: SARAJEVO

Vista nocturna de la biblioteca nacional, edificio símbolo de Sarajevo y de la guerra de Bosnia, que luce reconstruida por fuera junto al río Miljacka
Sarajevo, capital de Bosnia y Herzegovina, para muchos es un símbolo de guerra. Y va a ser difícil que se quite ese estereotipo de ciudad protagonista de varios conflictos bélicos... pero eso no hace de Sarajevo una ciudad menos interesante, sino más bien al contrario; ver en un ambiente más amable los lugares que han protagonizado algunos de los momentos clave de la historia del s. XX, como pasa (de otro modo, eso sí) por ejemplo, con Berlín, le da un interés histórico a su visita que debo confesar que me encantó. Al igual que sentí en Berlín, es una ciudad más interesante que estéticamente bonita, con su multiculturalidad y su historia (aparte de su comida) como sus grandes puntos fuertes, por lo que la recomiendo plenamente.

El último censo hecho en la ciudad (1991, justo antes de la guerra) le otorga poco más de 400.000 habitantes, aunque estoy convencido de que esa cifra es muy inferior a la actual. Al menos al entrar a la ciudad en coche, los grandes bloques residenciales de las afueras y el tamaño de la ciudad de oeste a este me hicieron pensar que esa cifra se queda corta en la actualidad.

Puente Latino, escenario del atentado que en 1914 dio comienzo a la I Guerra Mundial
Sarajevo se sitúa cerca del centro geográfico del país triangular del que es capital. Como la mayor parte de Bosnia y Herzegovina y como pasa también en Mostar, el relieve montañoso es protagonista y la ciudad está rodeada de colinas y montañas, algunas de ellas ya colonizadas por viviendas. Esta situación hace que la diferencia de altura entre algunos barrios y la parte baja de la ciudad sea de más de 150 metros de altura. Junto al pequeño río Miljacka se aglutina el centro de la ciudad y sus lugares de mayor interés, que con algo más de 500 metros de altura sobre el nivel del mar, hacen de Sarajevo una de las capitales europeas más altas. De hecho, Madrid es de las pocas que la supera en altura, aunque la ubicación más al norte de Sarajevo hace que nieve más allí y que sea una ciudad en general más fría, alejada del clima mediterráneo de la costa croata o de la capital herzegovina de Mostar.

HISTORIA


Antes de que muchas ciudades de Europa Occidental se volvieran cosmopolitas con la reciente llegada de inmigrantes, Sarajevo ya podía presumir de un carácter multiétnico que le da un encanto especial pero que también ha sido fuente de conflictos.

La fuente Sebilj y la mezquita Baščaršija, en el barrio del mismo nombre, de marcado carácter otomano
Al contrario que Mostar, Sarajevo existía antes de la llegada del imperio otomano, aunque no pasaba de ser una pequeña ciudadela eslava. Conquistada por los turcos en 1429, adquirió importancia en los siglos posteriores y llegó a ser la segunda mayor ciudad del imperio y de la península balcánica, solamente tras Estambul. Con el imperio otomano en declive, en 1878 pasó a formar parte del imperio austro-húngaro, lo que otorgó a la ciudad una nueva época dorada que le llevó a ser la primera ciudad europea y segunda del mundo en tener servicio de tranvía, tras San Francisco, ya que se probó en Sarajevo antes de ser instalado en Viena.

Con la llegada del s.XX empezó a destilarse un sentimiento romántico y nacionalista que se forjó, entre otros, en el imperio austro-húngaro, cuyo territorio abarcaba lo que hoy son más de 10 países. Representante de ese sentimiento fue Gavrilo Princip, que colocó a Sarajevo como ciudad en la que comenzó la I Guerra Mundial, ya que asesinando en 1914 al príncipe Francisco Fernando de Austria, heredero al trono, en el puente latino de la ciudad balcánica, encendió la mecha que llevaría a buena parte de Europa a una sangrienta guerra durante los 4 años posteriores. Aunque Sarajevo se asocie a este conflicto, aparte del atentado tuvo la suerte de no sufrir grandes daños. La guerra desintegró el imperio austro-húngaro, y provocó, entre otros, la creación del reino de Yugoslavia. Lo que de algún modo, dio lo que querían a los que perpetraron el atentado.

Iglesia ortodoxa serbia, y delante de ella el monumento a la multiculturalidad, insignia de Sarajevo y de Bosnia y Herzegovina
Víctima de bombardeos durante la II Guerra Mundial, a su fin pasó a ser la capital de la república de Bosnia Herzegovina, integrada dentro de la república federal de Yugoslavia. No obstante es sin lugar a dudas la más reciente guerra de Bosnia la que más protagonismo dio a la ciudad y la hizo sufrir hasta el extremo. Todo empezó cuando, en plena caída del comunismo en Europa, en febrero de 1992 Bosnia y Herzegovina votan en referéndum independizarse de la antigua Yugoslavia. Ese referéndum fue boicoteado por los serbobosnios (ciudadanos serbios residentes en territorio de Bosnia y Herzegovina) que tras el "SÍ" del pueblo mayoritariamente musulmán se valieron de las armas para conseguir sus objetivos, que no eran otros que evitar la desintegración de Yugoslavia, o en su defecto formar una gran Serbia cogiendo el máximo territorio bosnio o al menos formar una república serbobosnia en los territorios de mayoría étnica serbia.

Como medida de presión el ejército serbobosnio (con el apoyo del ejército serbio) sitió Sarajevo en lo que probablemente sea el mayor asedio de la historia reciente, ya que se prolongó entre abril de 1992 y febrero de 1996, casi 4 años, en los que el tráfico de personas, víveres o material de primera necesidad como medicamentos estuvo bloqueado entre Sarajevo y el resto del mundo. Se cortaron los servicios de electricidad, agua y calefacción. Durante ese tiempo, se calcula que fallecieron por la guerra 11.000 personas de Sarajevo, y más de 50.000 resultaron heridas, siendo un 85% de ellas civiles, en buena parte debido a que decenas de francotiradores serbobosnios hicieron de cualquier civil que vieran por la calle un objetivo al que disparar.

Escena cotidiana urbana en Sarajevo; una partida de ajedrez frente a la iglesia ortodoxa
Heróicamente, Sarajevo resistió ese asedio y consiguió, en cierta medida, los objetivos políticos que el referéndum había marcado. Bosnia y Herzegovina, un país más pobre y militarmente mucho menos poderoso que Croacia o Serbia, pudo defenderse y sobrevivir, aunque también ha tenido que ceder... la república Sprska, que abarca el 49% del territorio y el 35% de la población de la actual BiH es una entidad autónoma de mayoría serbobosnia que abarca el norte y el este del país, con capital en Sarajevo aunque en la práctica las sedes de gobierno están en Banja Luka, al oeste del país, que es la segunda ciudad más grande del mismo. El resto del país es la Federación de Bosnia y Herzegovina, de mayoría étnica musulmana. Una división entre los dos bandos de la guerra, que muestra el parche que se adoptó como acuerdo y que espero que no provoque que se reabran las heridas que de forma muy lenta van cicatrizando. No visité ninguna población de la república Srpska pero hice más de 200 kms. en coche por su territorio y me sorprendió no ver ni una sola bandera de Bosnia-Herzegovina pero sí muchas de Srpska, que coincide con la serbia, lo cual deja claro que se sienten de un país que no es el suyo...

SARAJEVO HOY


Durante ese sitio que sufrió la ciudad algunos de sus edificios fueron bombardeados o totalmente destruidos, destacando entre todos ellos la biblioteca nacional, que también hacía las veces de ayuntamiento. Sin embargo, Sarajevo ha recibido ayuda de numerosos países para reconstruir todo lo que la barbarie bélica destruyó, y la imagen que ofrece hoy es la de una ciudad que no puede olvidar la guerra pero que mayormente ha convertido las cenizas en edificios de nueva orden. La biblioteca está acabada por fuera y se estima que se pueda reabrir al público por dentro en 2014. Otros edificios han sido totalmente reconstruidos y lucen más hermosos que nunca... intentando devolver a Sarajevo el prestigio que nunca debió haber perdido, ése menos conocido pero que le llevó, por ejemplo, a ser sede olímpica de invierno en 1984.

Tienda en el Morica Han, el antiguo hostal de caravanas de Sarajevo
Por detrás de la biblioteca-ayuntamiento comienza la parte más antigua de la ciudad, el barrio turco, llamado  "Baščaršija", lleno de edificios de poca altura, hecho en parte con madera, que tiene un marcado carácter asiático. En este barrio reinan las tiendas de artesanos, los restaurantes donde sirven deliciosa comida bosnia y sus edificios más altos son los minaretes de las mezquitas. Tenemos a la que da nombre al barrio (o el barrio se lo ha dado a ella), y a la Gazi-Husrev Beq, la mezquita más grande del país, considerada también una de las más interesantes muestras de arte islámico de todos los Balcanes. Es visitable de forma gratuita de 9 a 11 de la mañana, y no es necesario ni quitarse los zapatos para verla. Una pequeña plaza en el extremo del barrio tiene una fuente ornamental, la "Sebilj", que es el símbolo del mismo y otro de las fotos más típicas de la ciudad. Algo menos conocida pero con el mismo sabor otomano es el "Morica Han", el hostal de caravanas o caravasar reconvertido en plaza donde los cafés y los artesanos de alfombras conviven con el viejo edificio.

Lo sorprendente de Sarajevo es la facilidad que tiene para transportarte a otro mundo con solo recorrer unos metros... y es lo que pasa cuando sin salir de una calle, la Ferhadija, pasas del barrio turco al barrio austriaco, pasas del ambiente de una ciudad turca a una calle puramente vienesa... los edificios pasan a ser más altos, el blanco de los edificios encalados y el negro de la madera son sustituidos por el verde pistacho, el rosa o el amarillo de una ciudad del imperio austro-húngaro. Es aquí donde apenas 200 metros después de salir de una mezquita te cruzas una iglesia ortodoxa y otra católica, sabiendo que la sinagoga más cercana tampoco queda en absoluto lejos. Y todo bien restaurado. Y es frente a la iglesia ortodoxa donde ves una de las escenas urbanas más curiosas, un tablero de ajedrez enorme en el que juegan unos pocos y curiosean muchos más, tanto sarajevitas como turistas.

Academia de arte de Sarajevo, reconstruida con la ayuda de Austria, junto al río Miljacka
Volvemos a la orilla del río Miljacka, porque junto a él se agrupan más edificios interesantes si nos vamos desde la biblioteca hacia el oeste. Teatro nacional, universidad, la academia de arte de la ciudad (con un aire que me recordó, salvando las distancias, a un parlamento húngaro en miniatura), la sinagoga... que además son accesibles en tranvía, cuyo viaje en sus vetustas sillas es ya una experiencia peculiar en esta ciudad y una alternativa a la pequeña caminata desde la biblioteca. A medio camino entre ambos queda el famoso puente Latino, escenario del atentado de 1914 que comenzó la I Guerra Mundial. Se indica con una placa el lugar desde el que disparó Gavrilo Princip, y en esa misma esquina se ha ubicado un pequeño museo que retrata la historia de finales del s. XIX y principios del XX que explica que se sucediera ese trágico suceso.

Volviendo hacia la biblioteca podemos alejarnos un poco del Miljacka, en su otra orilla y visitar la iglesia franciscana de San Antonio de Padua, de vistoso color rojo, y junto a ella la fábrica de cerveza Sarajevska Pivara, que fue clave durante la guerra por tener en su recinto un manantial que sació la sed de Sarajevo durante el asedio.

Y aquí acabo mi visita a la ciudad. Me consta que con tanta colina y montaña en sus alrededores hay varios miradores para disfrutar de las vistas que una ciudad como Sarajevo ofrece, pero no pude visitar ninguno... pero a cambio nos las ingeniamos para visitar un lugar único, cargado de historia, ya fuera de los límites de la ciudad... el túnel de la esperanza. Pero eso será materia para otra entrada...

Biblioteca nacional - Ayuntamiento de Sarajevo, esta vez de día


INFORMACIÓN PRÁCTICA


Nosotros encontramos a través de Booking un alojamiento en un apartamento donde residía una familia sarajevita que alquila dos habitaciones, con baño compartido, muy recomendables por su situación céntrica, pegando a la biblioteca, y lo bien equipadas que están. El lado malo es que aparcar gratuitamente en esa zona es casi imposible y el parking en el que aparcamos tampoco es mucho más barato que el de un país de Europa occidental (10€ por día). Pero lo recomiendo, sus anfitriones fueron muy amables y la información que nos dieron muy útil: "Apartments Baščaršija Live". 

Para llegar a Sarajevo nosotros fuimos en coche, y para los que lo hagan así recordarles que están en un país mucho más pobre que España y con un perfil montañoso que dificulta mucho las comunicaciones... por lo que los desplazamientos en coche son algo más lentos que en España. A cambio el paisaje es impresionante, y yendo de Mostar a Sarajevo se pasa por lugares de postal, especialmente la primera mitad, siempre junto al río Neretva.

Para llegar con transporte público, decir que Sarajevo está conectada con vetustos y lentos trenes con Mostar y otras ciudades de la antigua Yugoslavia como Belgrado. También cuenta con un aeropuerto internacional donde, eso sí, no se sabe lo que son las compañías de bajo coste.

Nuestra habitación en Sarajevo; el Apartments Bascarsija Live

lunes, 13 de mayo de 2013

Viaje a la India, día 17-1: Agra; el Taj Mahal, a fondo

Aquella noche no fue fácil. El fino colchón que tenía nuestra cama del albergue, que yo no entraba de largo en ella y la "emoción" de saber que veríamos de cerca o incluso tocaríamos el Taj Mahal al día siguiente fue una combinación que me provocó insomnio a pesar de usar los cojines del sofá que teníamos en la habitación (casi más gordos que el colchón).

El Taj Mahal visto en diagonal por su cara este y sur
Por norma general, se recomienda ver el Taj al amanecer o al anochecer. El motivo es simple: aparte de ver el edificio con unos matices especiales que le otorga el sol a esas horas, hay bastante menos gente que en las horas centrales del día. Así que a las 6:30, sin haber desayunado, Datar nos acercó en coche al famoso mausoleo de mármol. Compramos las entradas, que incluían el transporte en coche eléctrico hasta las puertas del Taj, ya que no se permite a los vehículos de combustibles fósiles acercarse a cierta distancia de las puertas (lo cual no quita para que hordas de conductores de bici tuk-tuks o incluso tuk-tuks a motor ofrezcan sus servicios), y en la puerta esperamos en colas separadas para entrar. Se cachea a todo el mundo antes de entrar (a cada uno alguien de su mismo sexo), y se miran bolsillos exhaustivamente. Como muestra, yo llevaba algo prohibido, un trípode de apenas 10 cms. que nos ayuda a sacar auto-fotos, y me lo pillaron y me hicieron dejarlo en una tienda cercana si quería entrar.

La niebla puede ser el peor enemigo del visitante del Taj
La sensación mágica de estar ya frente a frente del Taj se desvaneció cuando vimos que la niebla lo cubría todo. No es extraño y no somos los primeros a los que les pasa. Esta joya de mármol blanco se ubica junto al río Yamuna, uno de los principales afluentes del Ganges, que aunque en esa época no llevaba mucha agua, tampoco es lo que se puede definir como un río pequeño... en invierno, como en muchos otros lugares, incluidas muchas ciudades españolas, no es difícil que la niebla protagonice muchas mañanas, y más si nos encontramos junto a un río importante.


¿PERO QUÉ ES EL TAJ?


Antes de seguir con nuestra experiencia personal allí, creo que es interesante explicar qué es el Taj. El edificio principal del Taj es un mausoleo, un monumento funerario musulmán. Resulta paradójico pensar que uno de los edificios más hermosos del mundo no es más que el adorno exterior de una tumba (que finalmente acabo siéndolo de dos tumbas). Aunque el complejo es algo más que ese edificio de mármol, ya que como buen mausoleo mogol, se compone de un recinto amurallado, con un grupo de puertas y un conjunto de jardines ordenado de forma ortogonal, en líneas rectas, donde la simetría es protagonista. En la parte central de esos jardines un estanque con sus chorros de agua lo decora y divide en dos partes iguales, y de los dos edificios rojos que se ubican junto al río, uno a cada lado del mausoleo, el orientado hacia el oeste, por tanto hacia la Meca, hace las veces de mezquita. Al contrario de lo que pasa en otros monumentos funerarios mogoles, como la tumba de Humayun, en Delhi, el hecho de estar el río al otro lado provoca que el conjunto no tenga al edificio principal en su centro, sino en un extremo.

La vista más clásica del Taj, junto al estanque central
La persona que ordenó construir el Taj fue el emperador mogol Sha Jahan tras la muerte de su esposa Mumtaz, cuando ésta dio a luz a su 14º hijo. El emperador sufrió tanto por su pérdida que mandó construir el mausoleo como ofrenda póstuma a su enamorada, y es por esto que se le conoce como "el monumento al amor". Aunque no es oro todo lo que reluce... no es por fastidiar el encanto romántico del edificio, pero hay que entender las cosas dentro de su contexto histórico; Sha Jahan, como buen emperador musulmán, tenía su harén de esposas en la que si bien Mumtaz era su favorita, no era ni mucho menos la única, por lo que sería un "amor" diferente al que nos tiene acostumbrado el mundo occidental en la actualidad.

Se calcula que unos 20.000 obreros trabajaron en las obras del Taj, y para su alojamiento se creó el cercano y aun existente barrio del "Taj Ganj", que hoy es una zona interesante para los turistas por su oferta de bares con vistas (como el que disfrutamos nosotros el día anterior), restaurantes y pequeños hoteles, todo ello a precios asequibles. El complejo del Taj tardó en construir 23 años, de 1631 a 1654 y combina una influencia de estilos que van del musulmán al persa o al indio, pasando por el turco. Tiene cuatro caras iguales, con arquería central de mayor tamaño que las arquerías laterales, divididas en dos, incrustaciones de piedras preciosas como lapislázuli o záfiros, y coronando el conjunto una gran cúpula. Para realzar más el mausoleo se colocaron cuatro minaretes en cada una de las esquinas, que nunca se han usado para llamar al rezo puesto que son puramente decorativos. Se dice que están ligeramente inclinados hacia el exterior del mausoleo para que un posible terremoto que los hiciera caer  no destrozara el edificio central del Taj.

Detalle del Taj

QUERIDA NIEBLA, ¿POR QUÉ NO TE VAS?


Sabiendo que la niebla podía durar horas (o en el peor de los casos todo el día), nos dedicamos a ver las cosas que la niebla no impedía ver... como el Taj por dentro, probablemente el único sitio donde se rompe la simetría que protagoniza el conjunto. El mausoleo fue pensado para alojar solamente la tumba de Mumtaz pero Sha Jahan, cuando falleció, en lugar de tener su propio mausoleo, fue enterrado junto a la tumba de su esposa, que ubicada en el centro obligó al emperador a ser ubicado a un lado. También echamos un vistazo a la mezquita, todavía usada por la pequeña comunidad musulmana que puebla la ciudad de Agra, o un pequeño museo.

Pasadas dos horas la niebla se esfumó y pudimos disfrutar del Taj en su apogeo, como muestran las fotos, eso sí, algo menos solos por hacerlo a las 11 de la mañana en lugar de a las 8:30... y dio igual que no hubiéramos desayunado apenas, fue algo así como si el arte nos hubiera alimentado aquella mañana.

Mezquita del recinto del Taj
No obstante, el disfrutar del Taj no se limita al tiempo dentro del recinto, porque sus vistas pueden ser disfrutadas en otros lugares, como paso a enumerar:

LAS 4 VISTAS TÍPICAS DEL TAJ QUE NO DEBERÍAS PERDERTE


- Desde dentro de su recinto: la más cara, pero la mejor, la que nadie se quiere perder. Más allá del edificio de mármol blanco con piedras preciosas engastadas, el estanque, los jardines, las puertas o la mezquita y su edificio gemelo son geniales. No es barato entrar (750 rupias cuando lo visité, unos 12€, que se reducen a 20 rupias si eres indio: 0,3€), pero tiene un precio que casi nadie se negará a pagar una vez que estás en Agra.
- Desde una terraza del Taj Ganj: vista que ya mostré en la entrada del día anterior, porque es un lujo tomarte una bebida a la fresca en una de las terrazas de este barrio popular.

Vista, usando bastante el zoom, desde el fuerte de Agra, con el Yamuna junto a él. En época de monzón, la superficie de matorrales está anegada por el agua
- Desde el fuerte de Agra: este fuerte, del que hablaré próximamente, es tras el Taj el lugar de mayor interés de la ciudad. Ubicado también junto al Yamuna, el río de Agra, la vista desde su terraza es lejana pero diferente e interesante, porque se ve desde un lateral y muestra el "popurrí" de cúpulas y minaretes que forma el mausoleo junto con la mezquita. Esta vista fue la única que tuvo Sha Jahan del mausoleo de su amada y del edificio que le ha perpetuado en la historia durante años, porque uno de sus hijos lo tuvo preso en el fuerte durante los últimos años de su vida.
- Desde el otro lado del río Yamuna: posiblemente mi favorita. Al menos si se tiene coche es fácil cruzar el Yamuna y llegar a un parque llamado "Mehtab Bagh", que con los jardines alineados con los del Taj, parece querer pretender ser la continuación de los geométricos parterres del interior del recinto (pero no hay color, en cuanto a limpieza o cuidados, naturalmente). Poco interesante por sí solo, sin embargo merece la pena pagar el 1,5€ que vale el acceso por la vista diferente de Taj, con el río entre medias pero permitiéndote sentir casi a solas con el mausoleo, algo impensable dentro de su recinto. Con suerte es posible hasta contemplar el lado más rural de Agra si, como nos pasó a nosotros, animales domésticos o salvajes se cuelan en la foto (en nuestro caso unos niños pastores con sus ovejas). Ver la puesta de sol desde ese lugar es sublime, incluso aunque al contrario de lo que dice la Lonely Planet, ya no se pueda uno colar por la verja e ir hasta la orilla misma del río, porque hay personas vigilando que nadie se salte la verja.

Vista desde el otro lado del río Yamuna, casi solos frente al mausoleo, y con niños pastores mostrando el Agra más rural
Pero Agra no acaba con el Taj y nuestras aventuras tampoco acabaron al salir de allí, pero eso ya será motivo de otra futura entrada.