jueves, 1 de agosto de 2013

Viaje a la India, día 19: Delhi, compartiendo ciudad con 18 millones de personas

Atardecer junto al Qutb Minar, el mayor y más emblemático minarete de toda la India
Delhi tiene mala prensa. Entre otras palabras que le dedica Lonely Planet están las de caótica, abarrotada, contaminada, enorme y agotadora. Sí, también las hay buenas, y cada viajero tendrá una opinión distinta de la misma, pero realmente estas palabras no me parecieron exclusivas de la capital india, sino algo aplicable a cualquier gran ciudad de la India, solo que frente a los 700.000 habitantes de Jodhpur, por ejemplo, Delhi tiene 18 millones. Es más grande pero igualmente agotadora, caótica o contaminada que una ciudad estándar india de mucho menor tamaño.

Con Delhi pasa igual que con Agra, muchos paquetes turísticos pasan demasiado rápido por estas dos ciudades que tienen tanto por ofrecer. En el caso de Delhi tiene aún más delito, porque vimos viajes programados que solo la utilizaban para dormir nada más llegar al país o justo antes de salir de la India, sin dejar tiempo para visitarla, siendo la ciudad más sencilla y barata de visitar por el mero hecho de que uno está obligado a pasar por ella por su aeropuerto. Si aceptáis mi consejo, en un viaje pausado yo dejaría 2 ó incluso 3 días para visitar la capital del país. Porque sin tener una unidad arquitectónica como sí tienen ciudades rajastaníes como Jaisalmer, Jaipur o Jodhpur, tiene tantas perlas dispersas por toda su geografía que recompensa con creces, y además es una forma de ver otra cara de la India, la de sus emergentes megalópolis, una mezcla entre tradición india y una modernidad que quiere abrirse a occidente. Además, y aunque no conozco las otras dos (Bombay y Calculta) viendo fotos y leyendo sobre ellas estoy convencido de que Delhi es la más interesante de las tres.

Templo de Loto

DELHI, NUEVA DELHI, VIEJA DELHI... ¡QUÉ LÍO!


Paso a aclarar un concepto que me traía de cabeza y que entendí una vez estuve allí, que es la diferencia entre Nueva Delhi, Vieja Delhi o Delhi a secas. Lo explico:
Nueva Delhi es la capital de la India. Es una ciudad, construida dentro de Delhi por los británicos, para que fuera su nueva capital tras quitar dicha capitalidad a Calcuta (Kolkata) en 1911... se inauguró en 1931, y los británicos la hicieron pensando en no dejarla nunca a pesar de la tensión independentista que ya había en el país, y que acabó provocando en 1947 que India dejara de pertenecer al imperio británico. En la práctica Nueva Delhi no es más que uno de los muchos barrios de Delhi, con solamente 300.000 habitantes, por lo que los indios y yo mismo solemos referirnos a Delhi, a secas, como la capital. Por poner un ejemplo es como si el Eixample o ensanche barcelonés fuera la capital de Cataluña... como solo es un distrito de Barcelona, por extensión acabaríamos refiriéndonos a Barcelona como su capital.
Vieja Delhi es otro barrio de la ciudad, el de mayor antigüedad que, como en cualquier ciudad europea, era la única Delhi que existía hasta hace poco más de un siglo; un recinto amurallado que se empezó a llamar así cuando se empezó a construir la Nueva Delhi británica, para distinguirlos. Recorrer ambos muestra las dos caras más antagónicas de la ciudad; el caos y encanto de un urbanismo indio antiguo contra el racional y moderno pero más impersonal urbanismo británico de primera mitad del s.XX.

CÓMO VISITAR DELHI


A la hora de visitar Delhi nosotros hicimos una apuesta que nos salió muy bien, y que por tanto recomiendo por aquí a todo el que se decida a conocer la ciudad. Decidimos prescindir de los servicios del coche de alquiler y del conductor, a pesar de su comodidad, para ahorrar el dinero que valdrían y porque teníamos interés en disfrutar de la India sin ayuda en una ciudad que creímos que iba a ser algo más amable para el viajero independiente. Lo que nos terminó de decidir fue ver las 6 líneas que tiene el metro de Delhi, insuficientes para una ciudad de ese tamaño pero que bastaban para visitar los lugares de mayor interés sin perdernos en el tráfico de Delhi ni dentro de sus tuk-tuks. Creímos que visitar en metro la ciudad sería más rápido que hacerlo en coche y acertamos, aunque en nuestro primer día en la India, en Delhi y con coche, aprovechamos para ver dos lugares cercanos al hotel y no pegando al metro como son la tumba de Humayun y el templo de Birla

EL METRO DE DELHI


La realidad es que el metro de Delhi es tan eficiente como casi cualquier metro europeo, siendo muy nuevo y hasta bonito, solo que con una capacidad insuficiente para la cantidad de gente que lo usa. Esto provoca que vayas como "sardinas en lata" en su interior o que en ocasiones solo puedas coger el 3er o incluso 4º metro que te pase delante de las narices, porque para entrar has de hacer cola, los metros anteriores pasan llenos y nadie puede subir o los indios se te cuelen en tu cara en el último momento, incluidas mujeres de 1,50 de estatura con dos niños en brazos. La máxima de "dejar salir antes de entrar" no es en absoluto respetada, lo que provoca enfados, zarandeos, etc. vimos como un turista jubilado fue movido por la multitud que quería entrar al metro y lo pasó realmente mal durante unos segundos... sobra decir que aunque no me sentí más inseguro que en cualquier ciudad europea, con tanta gente en tan poco espacio, hay que tener mucho cuidado para evitar robos, porque un carterista podría hacer su agosto ahí metido.

Columnas del conjunto del Qutb Minar
Además de eso algo que sorprende es que la seguridad es una máxima en el suburbano más grande de la India, ya que al entrar se pasa por un detector de metales, todo usuario ha de hacer cola también para ser cacheado y porque toda parada tiene una especie de trinchera hecha con sacos de arena tras la que se aloja un militar con un arma dispuesto a disparar. Me resultó impresionante, atemorizante e incluso exagerado ese despliegue de seguridad, pero hacer fotos estaba totalmente prohibido y no puedo dar testimonio gráfico de todo aquello. También hay que tener en cuenta que Delhi, como capital india, es el blanco perfecto de todo tipo de integristas, destacando los pakistaníes, país con el que mantienen un conflicto por el dominio de la región de Cachemira.

Por último, decir que al montar en metro me sorprendió no ver ni una sola mujer, aparte de mi pareja, en el vagón y en los vagones adyacentes. Más tarde descubrimos que esto es porque hay unos pocos vagones dedicados en exclusiva a las mujeres, algo que se hace para evitar manoseos masculinos aprovechando la superpoblación que viaja en metro a casi cualquier hora. Es algo que parece extraño en Europa, pero en Asia no es ni mucho menos el único metro con vagones exclusivos para mujeres, Tokyo es otro ejemplo. Por suerte, como en otros países del estilo, la posibilidad de ser sobada en el metro se reduce prácticamente a cero si a las mujeres viajeras les acompaña algún varón. Quizá el que yo les saque cabeza y media de estatura a la mayoría de indios también ayuda a evitar ese tipo de problemas :)

QUÉ VER EN DELHI


La víspera llovió un poco en la ciudad, lo cual fue una excelente noticia ya que la lluvia es el mejor de los remedios contra la polución urbana porque la diluye, y eso lo sabe todo habitante de una gran ciudad. Por lo que Delhi estaba menos contaminada que de costumbre y eso ayudó a que disfrutáramos de la ciudad.

Nuestra primera parada fue una de las experiencias más extrañas y apasionantes a la vez que tuvimos no solo en Delhi, sino en toda la India. Tras más de dos semanas creíamos que este país ya no podía sorprendernos, pero de repente descubrimos Akshardham y reconocimos nuestro error.

Akshardham es un complejo a medio camino entre pequeño parque de atracciones y la capital religiosa de una especie de secta o variante del hinduismo. ¿Os imagináis que en España los testigos de Jehová crearan un parque de atracciones para explicar al profano su doctrina? Pues eso es Akshardham pero a la india. Pero no os asustéis, ellos te cuentan la base de sus creencias de forma amena, tú si quieres no te lo crees, y disfrutas del espectáculo de un recinto mágico que además de a esa agrupación religiosa rinde tributo a la India y a sus habitantes.

Llegar a Akshardham es fácil; cuenta con su propia parada de metro en la línea azul, aunque el complejo no se ve desde la salida y varios conductores de tuk-tuk nos ofrecieron sus servicios... no son necesarios, en apenas 5 minutos a pie estás a la entrada del parque.

A la entrada del parque hay que dejar todo en unas taquillas, porque meter casi cualquier cosa está terminantemente prohibido, incluyendo cámara de fotos, chicles, papeles... los guardias lo resumían diciendo: "meted solamente agua, el pasaporte y dinero". Por eso tampoco puedo mostrar fotos de este lugar, aunque internet está plagado de ellas si tenéis curiosidad. A cambio el lugar presumía de una limpieza digna del más limpio país de occidente.

Templo de Akshardham. Foto cogida de la wikipedia
El motivo central del complejo es un gigantesco templo, que no disimula su modernidad, pero que es una auténtica pasada. Presume de tener esculpidas 20.000 figuras y había varias deidades en su interior. Lo rodeaba más de un centenar de elefantes de piedra, todos distintos entre ellos, en lo que era un homenaje a este animal, tan importante en el país, y estos a su vez estaban rodeados por un estanque con fuentes, con un agua limpísima.

Aparte del acceso al templo, el parque tenía 3 "atracciones", de las cuales una de ellas era para un público claramente infantil. Aunque no había opción de pagar solo por las otras dos, cuando el guardia de la primera atracción que queríamos visitar se enteró de nuestra falta de entusiasmo por la infantil, nos la quitó y tiró a la basura sin pedir permiso. Se nos quedó una cara...

La primera "atracción" era entrar en un moderno cine con una gigantesca pantalla para ver un documental sobre el niño que inspiró la creación de esta corriente del hinduismo. Contaba cómo ese crío se fue con 11 años de casa y vivió meditando, con poderes sobrenaturales que le permitían desarmar a sus enemigos con enredaderas o cruzar el Himalaya andando durante los 6 meses de invierno, descalzo y con un taparrabos como única prenda de vestir. Vamos, pura ficción... pero que no se me malinterprete como irrespetuoso de esta religión, detrás de los orígenes de cada creencia religiosa, incluida la nuestra, hay historias que no suelen parecer muy reales que digamos :)

La otra atracción fue un chovinista paseo en barca por un canal cubierto a través de la historia de la India, hablando de civilizaciones perdidas o de personajes indios que hicieron cosas importantes, con sus figuras representadas. Estaba muy bien montado, los altavoces iban contando en inglés qué cosas veíamos y quiénes eran los personajes que aparecían. Pero el chovinismo era de risa, ya que parecía que lo habían inventado todo los indios... como ejemplo, contaban que un indio descubrió la ley de la gravedad 1000 años antes que Newton, y así hubo muchos ejemplos más, por lo que entended mi incredulidad.

Otra vista del templo de Loto
Comimos en el parque unas micropizzas vegetarianas y unos bocadillos picantes, y tras ver un jardín con esculturas de glorias indias como Gandhi o Nehru, entramos a la tienda de recuerdos. Por primera y última vez vimos precios fijos en la India, donde además los precios estaban más pensados para los indios que para los extranjeros (aunque se dice que más de la mitad de los visitantes extranjeros de Delhi pasan por este complejo). Me moló comprar postales a 0,03€ o un libro que hablaba sobre el parque, en color, por menos de 1€. Tras esto volvimos al petadísimo metro a visitar otro templo, muy singular también, y de otra religión extraña.

La casa de adoración Bahá'í, más conocido como el templo de Loto por su forma, es la casa matriz de esta congregación en el subcontinente indio, y en él se permite el rezo a Dios por parte de fieles de cualquier religión, aunque los sermones o plegarias en voz alta solamente han de ser las de esta religión. Con templos por todo el mundo, la visita a éste es gratuita, está abierto para todo el mundo, y especialmente por fuera es un edificio espectacular, digno del mejor Calatrava o del arquitecto que hizo la famosísima ópera de Sidney. Para visitarlo solo hay que hacer cola, entrar cuando te toque, y salir cuando te lo pidan, tras unos minutos en el interior del edificio, todo dentro de un orden tan estricto que por momentos pensé que había una cámara oculta, porque la India es todo lo contrario al orden que allí se respiraba. Aunque no había una prohibición que lo indicara, el edificio no se podía rodear porque unos guardías lo impedían, pero las fotos que tenemos, aun a contraluz, son lo suficientemente dignas, por suerte.

No nos quedaba mucho tiempo, el sol pronto se iba a esconder, así que volvimos al metro para ir al Qutb Minar. Recorrimos media ciudad, con una vista sobrecogedora de un "slum" (barrio chabolista, muy frecuentes allí) y al bajarnos del metro descubrimos que esta vez, aunque la parada se llame como el lugar, el Qutb Minar queda lejos... recurrimos a un tuk-tuk que por unas 40 rupias nos dejó en la puerta del lugar, que estaba cerrando... ¡a las 4 de la tarde! Preguntamos y nos dijeron "chai time", por lo que entendimos que simplemente hacían una pausa para el té, apenas dos horas antes del cierre del día... ¡han copiado de los británicos solo lo que les interesa! La espera durante la pausa y luego en la cola que se formó, mientras se iba haciendo de noche, se nos hizo eterna. Paciencia...

Qtub Minar
El Qutb Minar es un impresionante minarete, el más alto de la India y de entre los hechos en ladrillo el más alto del mundo, hecho con arenisca roja y mármol. Tiene unos 75 metros de altura y fue construido en los siglos XII-XIV, cuando en la época, Delhi era una ciudad musulmana, y de hecho está en unos de los recintos de las siete ciudades antiguas de Delhi, aunque hoy queda a las afueras de la ciudad actual. El minarete se va estrechando conforme se hace más alto hasta el punto de que su diámetro pasa de los casi 15 metros en la base a no llegar a los 3 en la cima. Tiene versos del Corán escritos en él y se inspiró para su construcción en el minarete Jam, que está en Afganistán, por lo que estábamos ante un cachito de la cultura de ese país, hoy tan peligroso. El complejo que rodea al minarete está en su mayor parte en ruinas, ruinas hermosas, eso sí, que complementan la visita a un rincón que nos transporta a los orígenes de esta gigantesca ciudad, tan distintos de lo que es hoy. El lugar está declarado patrimonio de la humanidad.

Y como la noche ya había caído, nos volvimos al hotel, impresionados con los tres lugares tan distintos con los que nos había deleitado Delhi en el primer día de esta segunda visita.