martes, 24 de agosto de 2010

La otra capital de Europa: ESTRASBURGO

Si digo que Francia es un país centralizado, supongo que no sorprenderé a casi nadie. Es verdad a muchos niveles, sí, pero tengo la sensación de que mucha de la gente que visita Francia lo cree así también a nivel cultural, turístico o simplemente "de hermosura"... gente que visita París, muchas veces sólo unos pocos días y vuelve a casa pensando: "Ya he visto Francia". Pues va a ser que no...

Catedral de Estrasburgo, junto a un buen ejemplo de casa con entramado típico de allí
Alsacia... puede que a muchos os suene por su papel histórico y por la rivalidad que Francia y Alemania han mantenido por el control de esta región. Junto a parte de su vecina Lorena, Alsacia ha cambiado de mano numerosas veces, sólo entre 1870 y 1918 en cuatro ocasiones, para finalmente al acabar la I Guerra Mundial ser definitivamente francesa (salvo el intervalo de la II Guerra Mundial), y su frontera quedar marcada por la orilla del Rin. Por suerte, a día de hoy, la paz entre Francia y Alemania ha permitido a Alsacia desarrollarse como lo que es: una región fronteriza de suma importancia con rasgos franceses y alemanes. Su biculturalidad es patente, no es difícil encontrar al alemán compartiendo sitio con el francés en muchos letreros y el dialecto alsaciano, que en zonas rurales aún se habla, es un popurrí entre francés y alemán, posiblemente difícil de comprender para unos y otros :) Por todo esto, se creyó que Estrasburgo, la capital de Alsacia, era una ciudad perfecta para ejemplificar la paz y la unidad europea y se pensó en ella como símbolo para situar edificios de la Comunidad Económica Europea, que empezó a rodar en 1957.

Estrasburgo es una ciudad maravillosa. Me queda mucho por visitar en el país vecino pero no creo que muchos lugares me gusten tanto como lo hizo la capital alsaciana. Es "la otra capital europea", ya que aunque sea mucho menos conocida que Bruselas, contiene muchas de las instituciones más importantes de la Unión Europea. La sede principal del Parlamento Europeo está allí, así como otras instituciones como el Palacio de los Derechos Humanos o el Consejo de Europa. Así que cuando las noticias hablan de lo que ha decidido u ordena "Bruselas", yo pienso "y Estrasburgo, y Estrasburgo..."

Alrededor del pintoresco barrio de la "Petite France"
Pero en mi visita, esta europeidad de Estrasburgo fue algo circunstancial. Bien es cierto que es una ciudad cosmopolita para el pequeño tamaño que tiene (no llega a 300.000 habitantes en el municipio), algo que se debe a lo citado anteriormente, pero mucho antes de que Estrasburgo cobrara importancia como capital de la UE, se modeló su casco histórico, de marcada personalidad, que es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1988: La "Grande île".
Esta isla del río "ill", es un acúmulo de sorpresas. El monumento de mayor importancia es su catedral. Con 142 metros de altura en su única torre, es una de las mayores catedrales que conozco y el color cobre de su piedra me maravilló, aunque esto es un gusto personal. Por dentro no es menos impresionante, por sus dimensiones, y por un curioso reloj astronómico. La catedral es otro ejemplo más de la biculturalidad de la ciudad, ya que ha sido usada como centro católico y protestante.

Barrio de la "Petite France" con su casa más fotografiada, la de los curtidores (Maison des tanneurs)
Pero no es la catedral lo que más me gustó, sino sus casas con entramado. El conjunto de casas con entramado de Estrasburgo es enorme, y hacen que la ciudad me pareciera enormemente pintoresca. Las hay de muchos colores, con muchos usos, junto al canal, en medio de una calle peatonal... pero la palma se lo lleva el barrio de la "Petite France". Su conjunto de casas blancas con entramado y flores, en una zona de puentes sobre el canal, hace las delicias de todos los que visitan la ciudad.

Otra cosa más que agradable para hacer es dar un paseo por los canales. Esto no es Amsterdam ni San Petersburgo, los canales no son tan abundantes y se limitan al río ill que se divide en dos rodeando el centro de la ciudad, y que en su parte norte permite ver el Parlamento Europeo entre otros, pero a cambio, las pintorescas casas con entramado que se ven desde el agua son sublimes, y se pueden apreciar mejor que desde tierra. Terracitas de restaurantes junto al río, la Petite France, los puentes cubiertos y un precio más económico (entre 4 y 5€ en 2008) que en otras ciudades con canales hacen del barco una más que recomendable opción para disfrutar de Estrasburgo. Una guía audio en multitud de idiomas se incluye en el pack sin precio extra.



Otros atractivos como la iglesia de Saint Paul, el agradable parque de l'Orangerie o alguno de los palacios con que cuenta la ciudad, como por ejemplo el "Palais Rohan", completan el bagaje de una pequeña ciudad encantadora, inolvidable, que merece una fama mayor, y que hará las delicias de los que quieran ver "más allá de París".

lunes, 16 de agosto de 2010

A LO GRANDE: MOSCÚ

Catedral de San Basilio, uno de los edificios carismáticos de la plaza Roja de Moscú
La capital del país más grande del Mundo es una ciudad que no deja indiferente. La ciudad más grande de Europa (teniendo en cuenta que estrictamente Estambul es sólo "europea a medias") debería ser por derecho propio una de las poblaciones con más turismo del continente, sin embargo su lejanía de los países europeos más ricos (y que más viajan), el tener que pedir visado y su fama de "ciudad más cara del mundo" hacen, entre otras cosas, que su popularidad turística sea inferior. Una vez llegas a allí, te das cuenta de un motivo de mayor importancia aún: ¡A MOSCÚ NO LE IMPORTA EL TURISMO! Recuerdo que el gran Garbajosa, jugador de la selección española de baloncesto que jugó en el CSKA de Moscú, lo dijo en un "Españoles por el Mundo" que no me perdí. Pero jamás pensé que fuera tan verídico...

En cualquier otra ciudad europea (incluida alguna otra rusa que visité), sus puntos turísticos tienen las cosas escritas en inglés, los empleados que trabajan en ellas saben un mínimo de ese idioma y no te gruñen al no entender algo dicho en "perfecto ruso". Pero Moscú es diferente.
A cambio muchos tópicos negativos se desvanecen pronto: ni se ven más borrachos (al menos en verano) ni es más cara que las grandes capitales de Europa Occidental, y en muchos aspectos (como el metro) es hasta más barata. Tiene mucha gente rica, muchísimos cochazos inundan las calles y también hay pobres, pero tampoco te sentirás agobiado por mendigos. No obstante, en pocos sitios he sentido esa desigualdad de clases como aquí, algo más que llamativo teniendo en cuenta que ésta fue la capital del comunismo hasta hace dos décadas.

Si tuviera que poner adjetivos a Moscú empezaría por el de orgullosa, incluso presumida, muy próspera en medio de un mar de relativa pobreza y hermosa, muy hermosa. Porque si mis primeras líneas pueden dar a entender que no me gustó la ciudad, curiosamente fue más bien al contrario. Que a uno se lo pongan difícil le hace envalentonarse y sentir como un reto personal el descubrir una ciudad así a tu aire. Si eres valiente, no te asustan los retos y quieres sentirte en Europa pero a la vez en otro mundo, VEN A MOSCÚ.

Vistas del Kremlin desde un puente sobre el río Moscova
Aunque la mayoría de los turistas digan que es más bonito San Petersburgo, los símbolos de la capital actual son más internacionales que los de la antigua capital de los zares. El Kremlin y la Plaza Roja no creo que decepcionen ni al más exigente u optimista de sus visitantes. Y por ésta última empecé mi visita, como casi todos. Y llegar a ella por primera vez es un deleite para los sentidos.¿Cosas que sentí? Pues...
1.- No es grande, es gigantesca.
2.- Aquí se ha escrito la historia, y casi hasta puedo olerlo.
3.- Aunque no se llame roja por el color de sus edificios ni por el régimen comunista (sino por un cambio de significado de la palabra "krasnaya", que ahora significa roja, pero antiguamente era "bonita"), es una plaza "muy roja", en el sentido estricto del color, y se siente aún el comunismo.
4.- Aunque todos los edificios sean necesarios para configurar la plaza, hay uno que destaca sobre los demás: La Catedral de San Basilio. Todo es opinable, pero este edificio resultó más que mágico para mí, de los más bonitos que haya visto nunca.

Moscú es una ciudad de contrastes, y hasta en la Plaza Roja pueden verse. Resulta curioso que frente a las estrellas rojas de las torres del Kremlin, se erija un antiguo símbolo del Comunismo, el GUM (Principales Tiendas Universales, en sus siglas en ruso) que ahora es todo lo contrario, un gran centro comercial donde los más pijos de Moscú acuden a comprar en marcas internacionales y el resto nos contentamos con hacernos fotos y flipar con los precios, las pocas veces que se exhiben...
El Museo Nacional de Historia Natural, frente a San Basilio, es otro edificio de trabajados ladrillos rojos, tremendamente original para el viajero occidental no acostumbrado a la arquitectura de estas latitudes. Y acabando con el rojo, las altas murallas y torres del Kremlin también son fieles a este color. Delante de ellas, el mausoleo de Lenin recoge el cuerpo del líder de los Soviets, curiosamente contra su voluntad, que era la de descansar en un cementerio con su madre.

El Kremlin de Moscú (que contrariamente a lo que mucha gente cree, no es el único que existe, porque "Kremlin" significa algo así como ciudadela o "zona amurallada del centro de la ciudad" y hay en muchas otras ciudades rusas) es sinónimo del poder en Rusia, aunque cuando uno pasa al interior, no sea esto lo que más llame la atención. Dentro del Kremlin, existen numerosos templos: 4 catedrales a la rusa, que no tienen por qué ser tan grandes como sus "iguales" en España, y alguna iglesia más junto a ellas. La Plaza de las Catedrales, en medio de todos estos templos, te sitúa rodeado de "cebollas" doradas coronando templos blancos. Por dentro, los frescos de algunas de ellas son soberbios, datando del siglo XIV los más antiguos. También se puede acceder a alguno de los palacios, aunque el que esto escribe no lo hizo por el desorbitante precio de esa entrada (unos 18-19€), cosa de la cual ahora se arrepiente. Como curiosidad, el cañón y la campana más grandes del mundo se ubican junto a estas catedrales, y son presos de las fotos de los turistas. Nunca fueron usados para su cometido, pero permiten a los rusos presumir de tenerlos... sí, esta ciudad es así :)

Metro de Moscú, en una de sus monumentales estaciones
El metro es el tercer símbolo de la ciudad. En un país en el que otras cosas funcionan de "aquella manera", el metro de Moscú es un símbolo de algo bien hecho, que funciona muy bien, que tiene estaciones preciosas y con el que es un placer viajar. Las estaciones más bonitas están casi todas en la línea 5, la circular, que en pocos minutos rodea el centro de la ciudad. Lo normal es tener un tren disponible cada 2 ó 3 minutos e incluso no es difícil ver una frecuencia mayor. Con 9 millones de usuarios diarios, sólo el metro de Tokyo le supera en este aspecto en todo el mundo. Aunque nada es perfecto... como pequeños reproches, el que hacerlo tan profundo haya hecho que haya mucha distancia entre dos estaciones comparado con otros metros o que en casi todas partes aparezca todo sólo en ruso (ni siquiera traduciendo al alfabeto latino los nombres de las estaciones, sino en el cirílico original). Pero ya avisé de que Moscú "pasa" del turismo.

Para acabar con los símbolos más conocidos de la ciudad, la Catedral de Cristo Salvador, también muy grande, se erige junto al río no muy lejos del Kremlin. Es un símbolo del nuevo Moscú y de la nueva Rusia post-comunista, puesto que Stalin la derribó cuando gobernaba el país y se ha vuelto a reconstruir hace unos pocos años, dejando claro que la iglesia rusa vuelve a tener el poder que el comunismo le robó "por las malas".

Monasterio de Novodevichi

Para muchos, aquí habría acabado la visita a Moscú, pero yo me documenté porque me negaba a creer que esta ciudad no tuviera más cosas que ofrecer. Realmente las tiene, otra cosa es que por ubicación alejada del centro, o por la fama y belleza de Kremlin y Plaza Roja, la gente ignore su existencia. Por suerte, la UNESCO no opina igual, y el monasterio de Novodévichi fue declarado también Patrimonio de la Humanidad. Es un monasterio de paredes blancas y vivos colores, con otra catedral "encebollada" en su interior, y junto a un lago, un lugar realmente pintoresco que nadie debería perderse en su visita a Moscú. Como tampoco uno debe perderse el famoso Teatro Bolshoi ("Gran Teatro"), aunque sólo sea para ver por fuera, o ver alguna de las hermanas (o "cojones", según la fuente que uno consulte :P) de Stalin, que es como se llama a los rascacielos de estilo gótico-estalinista que el líder comunista mandó erigir en la ciudad. Son 7, y hoy tienen diversos usos: Dos son hoteles, uno es el Ministerio de Asuntos Exteriores, otro es el edificio principal de la Universidad y hasta algunos han sido convertidos en viviendas. Aunque a muchos les puedan horrorizar, yo no los veo tan feos, y aunque son el símbolo de un régimen y sobre todo, de un hombre despreciable, no puedo negar que disfruté viéndolos; uno se siente muy pequeño a su lado, y los prefiero a los modernos y muchas veces aburridos rascacielos que se hacen en la actualidad.


Pequeña iglesia en el barrio de Kitay-Gorod
Como toda ciudad se hace a base de pequeñas cosas, recomiendo también callejear por barrios como el de Kitay-Gorod, junto a la Plaza Roja, con iglesias tan pintorescas como la de la foto. O el VDNKh, una especie de "Expo" permanente, con pabellones de los países de la antigua URSS, cuyo objetivo era mostrar al mundo la gloria del comunismo. Se ha mantenido tal y como era después de la caída del régimen, y me gustó con detalles como el pabellón central y sus esculturas doradas de la fuente que tiene delante, o el avión y cohete típicamente soviéticos.

Parque nostálgico del comunismo (conocido como "VDNKh")
Por último, no podía dejar de hablar de una de las cosas que más me llamó la atención allí: su gente. Como buenos capitalinos, el moscovita estándar siempre tiene prisa, no es tan amable como en ciudades más pequeñas y es más cosmopolita y abierto de mentalidad que otras ciudades del mismo país. En Rusia, además, las mujeres se esfuerzan hasta el extremo por ser femeninas, con tacones imposibles con los que a veces no saben ni andar, y minifaldas que casi nadie llevaría en Europa Occidental. Los hombres, a cambio, me dio la impresión de que estaban predestinados a trabajar para la Seguridad del Estado, ya que es, con diferencia, la ciudad en la que he visto más policías y militares de todas las que he visitado. Debía haber alguna visita oficial durante mi estancia allí porque un día, incluso, vi las entradas a la Plaza Roja cortadas hasta para los peatones, me imagino que por medidas de seguridad. Y ya me despido reconociendo el trabajo de quien parece que más trabaja allí, las "Bábushkas" ("abuelitas" en ruso). Son señoras con "cara de estar ya jubiladas" pero que en Rusia trabajan como las que más en multitud de puestos, sea cobrando en el autobús, limpiando servicios públicos o vendiendo billetes en el metro. Me dio la sensación de que eran ellas las que realmente levantaban el país :)

miércoles, 11 de agosto de 2010

Picos de Europa (II): Garganta del Cares

(Se recomienda haber leído el post anterior sobre el Parque Nacional previamente ^_^)

Y a aquí quería llegar yo, a la Garganta del Cares. Esta "Garganta Divina", con mayúscula, es a buen seguro la más espectacular de España y de la Península Ibérica, y una de las más espectaculares de Europa. En algunos momentos hay más de 1000 metros de diferencia de altura entre el río y lo alto de las montañas que la rodean, y esa diferencia de altura se produce de forma casi totalmente vertical. La ruta original empieza en Posada de Valdeón (León) y acaba en Poncebos (Asturias). No obstante, Caín (León), en la mitad del camino, suele tomarse como inicio o fin, puesto que el tramo entre Posada y Caín es accesible en coche y no es tan increíble (aunque es muy bonito, con rincones pintorecos como el "Mirador del Tombo", desde el que se aprecian algunas de las cumbres más altas del Parque). Cuando se habla de la Garganta, se suele referir a la mitad final de la ruta, entre Caín y Poncebos.

El acceso humano a la garganta durante toda la historia había sido casi imposible debido a la dificultad de la orografía, hasta que a un "iluminado" se le ocurrió aprovechar hidrológicamente la zona, algo bastante frecuente en todo el Parque, lleno de pequeñas presas. ¿Cómo hacer algo así? Se represa el agua en Caín, en el mismo pueblo, parte se deja caer por el cauce del río "normal", y parte se hace llevar por un canal excavado en la roca. Este canal, con un desnivel de un 0,1% se pasea por toda la Garganta, sus 11 kilómetros, para en Camarmeña, un pueblo junto a Poncebos pero subido a 300 metros más de altura, aprovechar el salto de agua para producir energía. Junto al canal, se decidió construir un sendero que ayudara a la propia construcción del canal y a su mantenimiento. Por ir paralelo al canal en muchos casos, el sendero se hizo prácticamente llano, y sólo en el tramo final, cuando hay que dejar el nivel del canal para bajar a Poncebos, se puede hablar de algo de pendiente. Los utensilios que se utilizaron fueron bastante precarios, los que existían en la zona a principios del siglo XX, cuando fue construído. Picos para hacer los túneles ayudados de algo de dinamita. El canal dio trabajo a mucha gente de la zona, aunque a un alto precio. Un letrero en la ruta recuerda que 11 personas perdieron la vida durante la construcción del canal en diversos accidentes, siendo en muchos casos personas que residían en los pueblos del Parque, especialmente el propio Caín.

Y es a esos trabajadores a los que debemos el poder disfrutar de forma sencilla de una de las sendas con más visitantes de toda España. Sacrificaron su esfuerzo y a veces su vida por una central hidroeléctrica que desconozco si es rentable (pero lo dudo mucho) y por hacer esta ruta para la que todas las palabras serán cortas, y la mejor de las fotos no le hará justicia.
Yo he tenido la oportunidad de hacerla dos veces, por suerte días entre semana (un miércoles y un viernes), porque por todas partes se dice que no se recomienda hacerla un fin de semana veraniego, por la cantidad de gente que lo hace. Puedo constatar que ambas veces que lo he hecho, me he encontrado con una cantidad notable de senderistas, comparable a pocos sitios de los demás en los que he tenido la oportunidad de andar. No me suele molestar el ver gente en un sitio de naturaleza, pero es posible que pierda encanto si se visita cuando hay mucha gente :) De la época del año, se recomienda hacerlo entre abril y octubre, ya que fuera de estos meses, aparte de que las condiciones meteorológicas no son las mejores (o directamente es de locos ir), son más probables los desprendimientos por la nieve y hielo de la parte alta de cañón, que lo convierten en peligroso.
Yo la he hecho en septiembre y junio, y me quedo sin duda con junio, porque había llovido o incluso nevado los días previos, y disfrutar de esta garganta con agua cayendo de todas partes en forma de cascadas, constituyó la cosa más bonita que he visto en cuanto a naturaleza en toda mi vida.
Al margen de eso, hay que tener MUCHO CUIDADO en todo momento, ya que han sido varios, los que en ésta y otras rutas de los Picos, se han caído por un barranco por cometer imprudencias, tales como hacer fotos y moverse para pillar la foto perfecta sin mirar donde se pisa. La montaña es de lo más maravilloso que tenemos en este mundo, pero hay que acercarse a ella con respeto y cuidado, porque puede resultar peligrosa.

¿Cómo hacer la ruta del Cares? Básicamente yo conozco dos formas de hacerla:

- En bus: El bus estándar de 50-55 plazas no puede pasar de Posada de Valdeón, ya que la carretera entre Posada de Valdeón y Caín es tan estrecha en algunos tramos que apenas entra un coche. El bus deja a la gente en Posada y los recoge en Poncebos. Vamos, se hace la ruta entera en sí, de 22 kilómetros, pero sencilla de hacer, cuya única dureza es la extensión. El desnivel es de 600 metros cuesta abajo (de 830 de Posada a poco más de 200 de Poncebos) y prácticamente no hay que subir ninguna cuesta.

- En coche: En este caso, uno puede ahorrarse la parte entre Posada y Caín, que aunque sea muy bonita, es un pelín mediocre al lado de la segunda mitad, la de la Garganta. No obstante, el mirador del Tombo, o el Chorco de los Lobos (una trampa de los pastores para atrapar a estos animales) son lugares muy interesantes para parar. Mucho ojo con la carretera, porque es de las más complejas que conozco. Tiene tramos de una anchura en la que apenas entra un coche, y aunque no tiene mucho tráfico, algún coche en sentido contrario te vas a cruzar... la gracia es saber dónde!
En estos tramos, si uno se encuentra un coche en sentido contrario, ha de tener paciencia... normalmente no hay que moverse mucho para encontrar un sitio por el que puedan pasar dos coches, aunque sea ocupando la cuneta. Al margen de eso, es una carretera de locos, con desniveles que pueden asustar, como el del 20% que hay cerquita del mirador del Tombo.
Una vez se llega a Caín, se aparca donde se pueda. El que esto escribe tuvo suerte de poder aparcar gratis, pero dependiendo de fechas, uno puede encontrarse con que no haya sitio físico para aparcar a excepción de los "parkings de pago". Entrecomillo esto, porque evidentemente no se trata de parkings subterráneos o similares a los de una ciudad, sino de simples fincas, con hierba, propiedad de algún vecino que cede a cambio de un dinerillo, para que dejes el coche.
Al acceder en coche, y si no se dispone de un piloto que quiera llevar el coche de Caín a Poncebos, hay que hacer la ruta dos veces, ida y vuelta. Otra solución para evitar esto es tener algún coleguilla que haga la ruta en sentido contrario, e hacer un intercambio de llaves cuando se encuentren. De todas formas, hacer esta ruta dos veces no es ningún suplicio, más bien al contrario. En ambas ocasiones que he ido, aproveché la ida para andar con calma y sacar todas las fotos que quise, y la vuelta para andar algo más rápido, mirar, admirar y disfrutar del paisaje.
Si uno quiere tenerlo más fácil para aparcar y para comer, o si le viene mejor dejar el coche en Poncebos, en sentido contrario la ruta puede ser aún mejor, porque la única zona de subida más dura se hace nada más empezar (que se supone que hará menos calor que después de comer), y porque se come en Caín, con más oferta para comer que Poncebos, un pueblo literalmente con 4 casas y 2-3 restaurantes para elegir.

¿Algo más que añadir? Que, como todo Picos, la Ruta del Cares para muchos es solamente asturiana. Si bien es cierto que Asturias aloja parte o la totalidad de muchos de los lugares más famosos del Parque Nacional (Covadonga y sus lagos, el Naranjo de Bulnes o la ruta del Cares), en superficie León supera por muy poquito a Asturias en cuanto a extensión total en el Parque (sin olvidar el 20% cántabro). En la Ruta del Cares pasa igual. Si se contabiliza desde Posada hasta Poncebos, es más leonesa que asturiana, y si sólo se mira a la Garganta, tiene más recorrido en Asturias que en León, pero los leoneses se enorgullecen de tener el tramo más bonito, por ser el más afilado y por tener los dos únicos puentes del recorrido, literalmente suspendidos en la garganta, y que sobrecogen a todo el que los cruza.
Esto es algo anecdótico, porque León y Asturias son dos territorios amigos, y porque, como dije, las líneas que separan este mismo territorio en 3 regiones no son más que una separación artificial hecha por los humanos, de la que no entiende el mundo natural.

lunes, 9 de agosto de 2010

Parque Nacional de Picos de Europa (I)

Picos de Europa es uno de los 14 Parques Nacionales con que cuenta el territorio español. El inicio del área protegida se encuentra a sólo 120 kilómetros de la ciudad de León, lo que me permite conocerlo bastante bien, ya que por cercanía he podido visitarlo varias veces.
  Se trata de un paraje montañoso donde se juntan las mayores cumbres de la cordillera Cantábrica, la cadena montañosa que separa la España húmeda del mar Cantábrico de la meseta norte, ocupada por Castilla y León. Algunas de sus características que le hacen ser especial en comparación con otros parques nacionales, son las siguientes:
- Fue el primero en España en ser declarado como tal en 1918, el pionero. Aunque cuando fue declarado no tenía este nombre, sino que se llamaba "Parque Nacional de la Montaña de Covadonga", debido a que abarcaba sólo el macizo occidental del parque actual, donde se ubica el santuario y los lagos de idéntico nombre (famosos estos últimos por ser fin de etapa muchos años de la Vuelta a España). Hoy día su extensión es casi 4 veces mayor a la original de 1918, después de la ampliación de 1995.
- Es el único en España que abarca territorios de 3 provincias y regiones distintas: Asturias, Cantabria y Castilla y León (provincia de León). Esta variedad le hace inigualable en riqueza etnográfica, ya que aunque los pueblos en línea recta están cerca unos de otros, las comunicaciones siempre han sido difíciles y las diferencias entre ellos, evidentes. También tiene sus inconvenientes, ya que las 3 regiones gestionan de forma conjunta (aunque no siempre bien coordinada) el Parque, promocionando en ocasiones sólo la parte correspondiente a cada región y no a Picos como lo que es, un conjunto, un todo, que existe desde mucho antes de que alguien trazara los límites regionales españoles que caprichosamente han dividido estas tierras (a juicio del que esto escribe).

Tresviso (Cantabria), uno de los muchos pueblos ubicados dentro de los límites del parque
- Volviendo a la parte etnográfica, resulta curioso que, al contrario de otros muchos parques nacionales, tenga numerosas poblaciones en su interior. La profundidad de los valles, con alturas comparables o incluso inferiores a las de territorios cercanos, hace que se hayan asentado poblaciones desde antiguo. Sólo en la parte leonesa (el 40% de la extensión del parque) se ubican más de 10 núcleos urbanos sumando una población censada de unos 1.000 habitantes, población que convive en armonía con el parque.
- Posee la que quizá sea la población más escondida de España: Bulnes. Por sus dificultades orográficas, nunca fue posible hacer una carretera que llegara hasta allí o ni siquiera un camino parcelario por el que acceder con vehículo de motor. La única forma de llegar era andando por un penoso camino que salva en 2 kilómetros los 400 metros de desnivel del acceso en carretera más cercano. En 2001, tras retrasos y quejas ecologistas, se ha inaugurado un funicular bajo la roca para los vecinos y los turistas más perezosos.

Comienzo de la subida a pie al pueblo de Bulnes
- La facilidad de acceso a algunos de sus puntos, como los Lagos de Covadonga o Fuente Dé, unido a su belleza, hacen del Parque el segundo más visitado en España, sólo por detrás del de las Cañadas del Teide (en la isla canaria de Tenerife). El número de visitas anual se acerca a los 2 millones de personas.

Los Picos de Europa están dentro de la Cordillera Cantábrica, aproximadamente ubicados en su centro, pero tienen personalidad propia. ¿Por qué? Porque las características de esta cordillera se agudizan con diferencia en esta zona: Sus picos, son los más altos de toda la cordillera, aunque sin tampoco sacar mucha diferencia a los de otras zonas, pero lo especial aquí es que estamos cerca del mar, muy cerca. Esto provoca que los valles sean profundos, y por tanto, los desniveles brutales. Puedo dejar como dato que Torre Cerredo, máxima altura del Parque, de Asturias y de Castilla y León, con 2.648 metros de altura, está apenas a 10 kilómetros en línea recta de Caín, el pueblo más septentrional de León, a unos 550 metros sobre el nivel del mar. De hecho, Caín tiene el llamado "Pico Jultayu" sobre el mismo pueblo, literalmente, con unos 2.000 metros de altura y 1.500 metros de desnivel sobre el pueblo. Poncebos, con poco más de 200 metros de altura, es el punto más bajo del parque, y desde él estaremos a sólo 25 kilómetros en línea recta de las hermosas playas del este asturiano. Sí, no es una utopía, el mismo día puedes disfrutar de cumbres de más de 2.500 metros de altura y pasear junto al mar. Y esto no es una isla volcánica. Ninguna otra cadena montañosa europea tiene cumbres tan altas tan cerca del mar. Los Pirineos o los Alpes tienden a suavizarse al acercarse al mar... aquí ha sido casi al revés.

Río Cares, en el punto en el que se une al Duje y al Bulnes, junto a Poncebos
Pero ahí no es todo. Con unos desniveles tan grandes y la roca caliza como protagonista, los ríos y concretamente las gargantas o desfiladeros que forman, son majestuosos. Cada uno de los ríos que nace en Picos ha desgastado la roca y ha creado gargantas de singular belleza, tan estrechas como profundas. Por motivos de comunicación, todos esos desfiladeros han sido atravesados por carreteras, que en cada caso (siendo quizá el más notable en el Desfiladero de los Beyos) han supuesto grandes y difíciles obras de ingeniería. Bueno, todos no, una garganta se ha mantenido al margen de los coches, por lo literalmente imposible que es meter una carretera ahí: La Garganta del Cares.