viernes, 26 de noviembre de 2010

No se puede ser más auténtico: el Bierzo!

La verdad es que después de hablar de León y haber provocado bonitas sensaciones a gente que aprecio me han entrado ganas de seguir hablando de otro rincón cercano y enormemente interesante como es el Bierzo. Una vez más esto puede ser leído por amigos naturales de allí, así que espero que os guste lo que aquí voy a contar y no meta mucho la pata...

Palloza de Balboa
El Bierzo es la comarca con más personalidad de la provincia de León. Se trata de una región natural, puesto que está delimitada de forma casi completa por montañas en todos sus puntos cardinales, y es casi imprescindible acceder a ella por un puerto de montaña y bajando. Está, por tanto, separada geográficamente de la mayor parte de la provincia de León, que vierte sus aguas al Duero, ya que los innumerables ríos del Bierzo vierten sus aguas al Sil, principal afluente del río Miño, ya en Galicia.
Su clima también es distinto, puesto que la rigurosidad de la meseta en la capital leonesa no se manifiesta igual en el Bierzo, ni tampoco las frecuentes lluvias gallegas llegan en tanta intensidad a aquí: en el fondo de sus valles, a menos altura que la meseta, los inviernos son ligeramente más suaves que en León, y la protección de las montañas hace que llueva menos que en Galicia y sople menos el viento. Es por tanto, un clima intermedio entre el "mesetario" y el gallego, y esta dualidad no es sólo climática, sino que se manifiesta en muchos otros aspectos.

Llamado "Bergidum" en el pasado romano, fueron precisamente los romanos los que dieron un protagonismo importante a la zona durante varios siglos. Y es que en el Bierzo se ubicó la mina de oro más importante de todo el Imperio. Las Médulas fueron una o unas montañas en las que los ingenieros romanos encontraron pequeños restos de oro. Y con un sistema faraónico de canales que transportaba agua que venía de decenas de kilómetros de distancia, lanzando ese agua con mucha presión contra las montañas, consiguieron destruirlas para más abajo seleccionar la tierra desprendida y coger los pedazos del preciado metal. La explotación estuvo en funcionamiento durante un par de siglos, se calcula que dio trabajo simultáneamente a unas 60.000 personas (seguramente casi todos esclavos) y sacaron entre 500 y 1.500 toneladas de oro a un rendimiento minúsculo (unos 3 gramos por tonelada de tierra). Todo esto dio como resultado la creación del lago de Carucedo, cercano a la explotación, y una degradación enorme del Medio Ambiente. En el siglo III se abandonó la explotación y la sabia madre Naturaleza fue repoblando el lugar con la fauna y flora propias del Bierzo, y el resultado hoy es un espectacular paisaje en el que los "picos" rojizos que sobrevivieron a los romanos están perfectamente integrados rodeados de castaños y otra vegetación. 1.700 años después de aquel atentado contra el Medio Ambiente, estas ruinas son, paradójicamente, el único lugar de la provincia de León (junto a la parte del Camino de Santiago que la atraviesa) que es "Patrimonio de la Humanidad" por la UNESCO. Pasear entre sus picurutos es sublime, pero es aún mejor subir hasta el mirador de Orellán (andando o en coche) y ver la más que privilegiada vista que nos ofrece de todo el entorno.

Las Médulas. Vista desde el mirador de Orellán
El devenir de la historia y la geografía citada anteriormente han hecho que, políticamente, el Bierzo sea distinto al resto de León. En la división provincial de 1822 el "Vierzo", como se llamaba en la época, era una provincia propia, que abarcaba la comarca actual más otras comarcas hoy leonesas como Laciana o la Cabrera y territorios hoy gallegos como la comarca de Valdeorras. Anteriormente, en otros sistemas provinciales, ya había sido una provincia más de España. Desde que se aprobó la división provincial actual, en 1833, el Bierzo pertenece a la provincia de León, aunque no siempre los bercianos se han resignado a este hecho. En la comarca existe un cierto movimiento que apuesta por separarse de León, con diversas alternativas como las de volver a tener una provincia propia o incluso una región propia o constituirse como la "quinta provincia de Galicia". A su favor se podrían dar datos como que la comarca es más grande que varias provincias (por ejemplo las tres del País Vasco) españolas ya existentes o que en población también superan las cifras de alguna de ellas, como la provincia de Soria. Como en el "León versus Castilla" del artículo anterior, la verdad es que al final no existe odio hacia León y solamente una cierta rivalidad, especialmente entre Ponferrada, capital actual de la comarca y principal motor económico de la misma, y León. A cambio, otras cosas diferenciadoras sí son ciertas y se notan pronto: muchos bercianos tienen un característico acento similar al gallego, y de hecho hay personas que incluso conocen ese idioma. Es más, algunos de los núcleos más occidentales de la comarca, junto a la frontera con Galicia, se reconocen oficialmente como poblaciones en las que se habla gallego, y los nombres de sus poblaciones se dicen en gallego, aunque no sean los reconocidos oficialmente. La cercanía a Galicia se nota también en otros aspectos, como en algunas tradiciones como el "magosto" o en la arquitectura, donde el Bierzo y Galicia (y en menor medida Asturias también) comparten las "pallozas", unas viviendas muy especiales típicas de las montañas de los Ancares.

Investigando sobre el Bierzo, la sensación que uno tiene es que "tienen de todo estos bercianos". Estamos, sin duda, ante el pedazo de tierra más fértil de la provincia, y no sólo eso, también el más variado. El Bierzo es tierra de castañas, cerezas, manzanas de tipo reineta, pimientos, vino... y además aglutina una buena parte de la minería leonesa, últimamente presente en periódicos y televisión con bastante frecuencia, y alrededor del 50% de la industria de toda la provincia. Ponferrada, la capital, aglutina alrededor de la mitad de la población de la comarca, y con sus 70.000 habitantes es la sexta población más grande de Castilla y León, superando a cuatro de sus capitales de provincia: Zamora, Segovia, Ávila y Soria.

Pero como esto es un blog de turismo, una vez superados otros aspectos como el histórico o el etnográfico, vamos a hablar de lo que toca :)

 Los encantos del Bierzo son muchos, y verlos todos llenaría al menos un fin de semana de sobra, aunque puede dar para más tiempo. A Las Médulas, que posiblemente sea el punto de mayor interés de la comarca, hay que añadir:
Castillo de Ponferrada
- Ponferrada: La actual capital del Bierzo acoge quizá el castillo más interesante de toda la provincia de León. De origen templario, se erige en una pequeña elevación en la población, entre el río y el casco antiguo de la ciudad. Aunque su interior, al menos cuando yo lo visité, no tenía especial interés (aparte de poder pasear entre las almenas, el resto estaba casi vacío) para mí, su vista exterior es imponente, se mire desde abajo, desde el otro lado del río, o junto a su hermosa entrada. Aparte del castillo, en la plaza mayor se ubica el ayuntamiento, de estilo barroco, que recuerda a sus hermanos de Astorga o de León (el ubicado en la plaza mayor). La basílica de la Encina, que alberga a la virgen homónima (patrona del Bierzo), es el templo religioso más importante de la ciudad. Junto a la iglesia de San Andrés, frente al castillo, fueron los dos edificios usados para la exposición de las Edades del Hombre de 2007. También podemos pasar bajo el arco del reloj o visitar alguno de sus museos, como el del Bierzo, el del ferrocarril o el de la radio, promovido éste último por el ponferradino más conocido en la actualidad, el periodista Luis del Olmo.



Peñalba de Santiago
- Valle del Silencio, Peñalba de Santiago: Una de las cosas más mágicas del Bierzo es que a sólo unos pocos kilómetros de la A-6, eje viario por excelencia, es fácil encontrarse en un lugar en el que tener una gran sensación de paz, no ver un alma y estar rodeado de hermoso paisaje de montaña. Uno de esos valles es el valle del Silencio, recorrido por el río Oza. En él se ubica uno de los pueblos con más encanto del Bierzo: Peñalba de Santiago. A una bonita ubicación, con las montañas literalmente pegando al pueblo, a un encanto típico con las casas de piedra y pizarra y a unas calles por las que pasear sin coches (sólo los residentes pueden acceder, y son muy pocos), hay que añadir el que tiene un monumento muy original de estilo mozárabe: la modesta iglesia de Santiago, del siglo X, que lleva sus más de mil años de historia muy bien, y viene de una época en la que el aislamiento de la zona provocó que varios santos se refugiaran por allí. Andando a un par de kilómetros del pueblo se puede llegar a una de las cuevas que utilizaron, la de San Genadio.
- Villafranca del Bierzo: Atravesada por el Camino de Santiago como también lo está Ponferrada, la antigua capital de la "provincia del Vierzo" es hoy quizá su población más monumental. Posee un castillo, aún habitado, varias iglesias de interés, como la Colegiata o la iglesia de Santiago, en cuya portada lateral o del Perdón, los peregrinos que no podían seguir hasta Santiago podían recibir el Jubileo igualmente. El convento de los Padres Paúles fue la antigua diputación provincial de el Bierzo. La "calle del Agua" posee varias casas blasonadas y la Plaza Mayor reviste cierto interés también :)

- Los Ancares: Las montañas del noroeste del Bierzo, pegando ya a Galicia y ligeramente a Asturias, han sido hasta hace poco una zona remota, apartada de los ejes de comunicación modernos y lejos de prácticamente todo. Este aislamiento mantuvo en uso hasta hace pocas décadas un tipo de viviendas arcaicas y originales llamadas "pallozas". Similares a las casas de teito presentes en otras zonas de la montaña asturiana y leonesa, éstas son de superficie redonda y más grandes y en ellas convivían bajo el mismo techo personas y animales. Aunque muchas se conservan de forma precaria debido a la falta de ayudas económicas, otras se mantienen mejor o incluso se pueden visitar, y en pueblos como Balboa, se han restaurado o reconstruido y son utilizadas como bares o restaurantes. Para mí fue todo un placer cenar en una de ellas. Ya en Galicia, pueblos como Piornedo u O Cebreiro, recrean todavía el carácter del típico pueblo ancarés lleno de pallozas :)

Cascada de Cantejeira
- Y hay mucho más: El pueblo de Corullón, con sus antiguas iglesias y su castillo, el enclave jacobeo de Molinaseca o la curiosa herrería de Compludo, todavía en funcionamiento y que algunos datan del siglo VII, o dar un paseo por el paisaje montañoso berciano, con montañas que sobrepasan los 2.000 metros en algunos casos, como el Catoute al noreste o el Teleno al sureste (compartido con la Maragatería), viendo rincones como la cascada de Cantexeira (municipio de Balboa) o muchos otros que ni siquiera yo mismo conozco aún.


En definitiva, un hermoso rincón en el que perderse entre pueblitos con encanto, ciudades llenas de historia y montañas que miremos a donde miremos, ahí siguen, observándonos.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Algún día te echaré de menos... León!!

 Si en este blog me gusta hablar de sitios hermosos, a veces un tanto alternativos y que conozco bien, una entrada imprescindible ha de ser sobre la ciudad en la que he vivido desde 2002 hasta 2012: LEÓN. Es difícil hablar de un lugar sobre el que seguramente algunos lectores sepan más que yo, aunque sólo sea por el hecho de ser de aquí, pero si he hablado de sitios en los que apenas he pasado unos días o incluso horas, ¿Por qué no hacerlo del lugar en el que he vivido 10 años?

Catedral de León
León es una de las ciudades más importantes del Camino de Santiago, lo era hace siglos y lo sigue siendo hoy. Y no sólo eso, es también la capital de un viejo Reino. Precisamente este año se cumple el undécimo centenario de tal fecha. Aquel Reino de León hizo que la ciudad homónima fuera una de las más poderosas del mundo cristiano ibérico durante siglos en la Edad Media, tanto que se le atribuye un papel protagonista en la configuración de la España actual. El Reino de León agrandó en gran medida el territorio cristiano reconquistado a los musulmanes del centro y sur peninsular, y de él surgieron dos de los reinos más influyentes de la Península Ibérica durante buena parte de la Edad Media: Castilla y Portugal.

Precisamente con Castilla, que al igual que Portugal nació como Condado del Reino de León, mantendrá una relación de amor-odio tanto en siglos pasados, en los que estuvieron unidas bajo un mismo Rey, así como separadas e incluso enfrentadas, como a día de hoy. La decisión de 1983 de unir bajo una misma autonomía a Castilla y a León ha disgustado especialmente a esta ciudad, acostumbrada a formar parte de su propia región, la del Reino de León, que abarcaba las provincias de León, Zamora y Salamanca. No es difícil ver en la ciudad como este hecho no gusta a muchos leoneses, que se han afanado en "tachar" la palabra "Castilla" de muchos letreros, y debo reconocer que para mí, como castellano, no es fácil ver esos tachones. Hablando con los leoneses, uno ve que ese "odio" tampoco es para tanto, y de existir rivalidad (casi nunca es odio realmente) se dedica especialmente a la cercana ciudad de Valladolid, que como capital "de facto" de la región, está ejerciendo un férreo centralismo en la misma que, dicho sea de paso, no es motivo de queja sólo de leoneses, sino también de otras provincias, incluidas algunas castellanas.

Esta importancia histórica y, por supuesto, actual, hace que el bagaje monumental de León sea de primera categoría. Además, León puede presumir de tener obras maestras de muchos de los estilos que han protagonizado el arte de la arquitectura en nuestro país, y que son todo un referente:

Panteón Real de la basílica de San Isidoro
- ROMÁNICO: La basílica de San Isidoro es el mejor ejemplo de Románico español. Durante la época de esplendor se utilizó como lugar de enterramiento de los Reyes de León, y precisamente el Panteón Real, es su bien más preciado. Con una serie de frescos del siglo XII de gran valor y muy bien conservados, se le llama sin ningún tipo de complejo como "la Capilla Sixtina del arte románico". Otro hito importante fue el que se produjo en 1188, cuando un Rey leonés quiso que las decisiones importantes en su mandato las tomaran un grupo de personas representando diferentes estratos sociales, lo que hoy se identifica como el primer Parlamento europeo. Se puede decir que un pedacito de la democracia moderna nació en sus paredes.
- GÓTICO: Por supuesto, la Catedral. Se la considera la más puramente gótica catedral de España. A pesar de las penurias que ha sufrido, hoy la catedral de León es una de las más hermosas de todo el país. Por fuera, su planta gótica, sus rosetones y la armoniosa plaza en la que se encuentra dejan con la boca abierta a todo el que la ve. Por dentro se pueden contemplar las mejores vidrieras de España y de las más interesantes de todo el Mundo, que gracias a una nueva iniciativa, se pueden contemplar a escasos metros de distancia con una plataforma. Pasear por su interior con la luz de colores entrando por las vidrieras es un espectáculo distinto según esté el día nublado o soleado, y a mí, que he entrado innumerables veces, me sigue haciendo sentir minúsculo cada vez que la vuelvo a visitar.
- PLATERESCO: El antiguo Monasterio de San Marcos es uno de los emblemas del Renacimiento español. Este edificio, antiguamente situado más allá de los límites de la ciudad (hoy absorbido por su crecimiento), en pleno Camino de Santiago, ha sido monasterio, hospital de peregrinos e incluso cárcel, antes de ser convertido en Parador (hotel administrado por el Estado) como sigue siendo hoy, uno de los más lujosos de España. También posee una Iglesia con un interesante coro y la vista de la fachada frontal con la gran plaza es otra de las más espectaculares de la ciudad.

Fachada del hostal de San Marcos
- MODERNISTA: Aunque no es una de sus obras más originales ni conocidas, para la ciudad de León es un orgullo poder contar con un edificio del celebérrimo arquitecto Antoni Gaudí. Famoso por sus numerosas obras en Barcelona, antes de la construcción de muchas de ellas, dejó su sello en León con la "casa Botines". Construido en sólo dos años a finales del siglo XIX, hoy es la sede principal de una caja de ahorros.
- CONTEMPORÁNEO: No es que sea una obra de arte comparada con las anteriores, al menos para mí, pero el curioso edificio del MUSAC (Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León), abierto hace apenas 5 años, es el mejor exponente del León actual, una ciudad en transformación que mira hacia el futuro. No obstante, su fachada multicolor tiene un aire simpático. De la visita al interior, diré que eso depende de si gusta el Arte Contemporáneo y de cada exposición, que cambia cada varios meses. Pero nadie se sentirá estafado por entrar, es y seguirá siendo un museo gratuito :) Cerca del MUSAC, otros edificios como el Auditorio muestran el León del siglo XXI.

Buena parte del casco antiguo corresponde al llamado "Barrio húmedo". Esta zona, aparte de ser la gran zona de fiesta nocturna de la ciudad, con incontables bares para todos los gustos, es la más famosa de una tradición puramente leonesa: LAS TAPAS. Sí, las tapas son algo español, no exclusivo de León, pero en León adquieren otro carácter al darse de forma TOTALMENTE GRATIS. Sí, al pedir una bebida, sea una cerveza grande o pequeña (llamada "corto"), un mosto o un refresco, que suelen valer 1€ o no mucho más, se da una tapa gratis, a veces a elegir entre varias. Cada bar suele tener su tapa o tapas típicas y la gente cuando sale ya va al "bar de la croqueta", de "la pizza" o de "las patatas con salsa de queso". Normalmente no son tan elaboradas como otras de otras ciudades españolas, como los "pintxos" vascos, pero teniendo en cuenta su "precio", me atrevo a decir que son las mejores en cuanto a relación "calidad/precio". Y el placer de por 6€ poder cenar y coger el puntillo de alcohol es una maravilla. El "Húmedo" no es la única zona de la ciudad haciendo esto (y en mi opinión, tampoco es la mejor), ya que casi todos los bares de la ciudad regalan una tapa con la consumición, aunque sí es la más tradicional y la preferida por los visitantes. Como alternativa al "Húmedo", yo recomendaría la zona de bares del Edificio "Europa", entre el auditorio de León y el original MUSAC, frente al edificio de la Junta de Castilla y León.


Casa Botines desde el parque del Cid
No me quería ir sin hablar de ese otro León, el de zonas alternativas como la Plaza del Grano, el de las curiosas costumbres como los Pendones, el de la riquísima cecina, el de una de las Semanas Santas más espectaculares de España, el de Genarín (el borracho al que incluso se ha santificado llamándole "San Genarín" y dedicamos una populosa procesión el Jueves Santo), el de salir de tapas con los amigos por cualquier motivo o sin él... el de todos esos placeres que muchos visitantes sienten o sólo intuyen, pero que siempre es mejor "vivir", algo reservado a los que tenemos el placer de residir aquí.

Por todo ello, el día que me vaya te echaré de menos... LEÓN!

viernes, 29 de octubre de 2010

Cruce entre Oriente y Occidente: ESTAMBUL (II)

El anterior post sobre Estambul se quedó incompleto. Hablé de generalidades de la ciudad y con eso desbordé el blog... así que seguiré escribiendo sobre la misma ciudad

Su lista de monumentos es casi infinita. Buena parte de lo reseñable en la ciudad corresponde a la segunda mitad del s. XV y al s. XVI, los primeros años después de caer en manos otomanas, que sirvieron para construir preciosos edificios dignos de la capital otomana que fue. Algunos son muy conocidos:
- Mezquita azul: Llamada de "Sultanahmet", porque se dedicó a un sultán de nombre "Ahmet", es la mezquita más famosa de la ciudad. Es una de las pocas en el mundo con seis espigados minaretes. Es del s. XVI y su nombre popular se debe a la azulejería interior, en la que el azul es su color más característico.

Mezquita azul
- Palacio Topkapi: Incomensurable palacio con todo el encanto de Oriente. Durante siglos ha sido el palacio del dirigente del Imperio: el Sultán. Desde él gobernaba y en él tenía su "harem", lleno de mujeres que vivían por y para el sultán, algunas de ellas durante toda su vida. La belleza de esta "Alhambra a la otomana" es incomensurable, pasando por patios, estancias o el exótico harem, para el que hay que pagar extra. Una visita difícil de olvidar que merece la pena.

Harem del palacio de Topkapi
- Bazares: Dos bazares hacen las delicias de todos los que visitan Estambul: El pequeño y acogedor "Bazar de las Especias", junto a la Mezquita Nueva, dedicado principalmente (que no exclusivamente) a la venta de especias, y el "Gran Bazar", considerado uno de los mercados cubiertos más grandes del Mundo, donde puede encontrarse casi de todo. Los vendedores se agrupan por gremios o profesiones, y sus datos abruman: Tiene alrededor de 60 calles (sin mapa es muy fácil perderse) y 4.000 tiendas, 22 puertas, da trabajo a 20.000 personas y es visitado a diario por otras 300.000. Por supuesto, el regateo es obligatorio :)
- Mezquita de Suleymaniye: Bastante más desconocida que la azul, no se queda nada descolgada de ésta en cuanto a dimensiones y singularidad. Su arquitecto fue el más prestigioso arquitecto imperial otomano, Mimar Sinan, que diseñó numerosas mezquitas por todo Estambul y muchos otros lugares del Imperio Otomano. Se erige en una colina de la ciudad, como presidiéndola.
Y como éstas, aunque algo más pequeñas, hay muchas más mezquitas dispersas por la ciudad. Los azulejos que las recubren, y la belleza de sus minbares y mihrabs hacen que merezca la pena entrar a cuantas más mejor. En Turquía, se permite entrar a los turistas no musulmanes a cualquier mezquita del país, y sólo se pide procurar no hacerlo durante las horas de rezo (cosa que ocurre 5 veces al día, cuyos horarios suelen estar marcados dentro de las mezquitas), y respetar la orden de quedarse descalzo y de no mostrar ni hombros ni piernas (para todos) más la de no mostrar el cabello en caso de ser mujer. Casi todas las mezquitas medianamente visitadas proporcionan faldas, bolsas de plástico o velos a los turistas más despitados que no tengan con qué taparse, aunque conviene llevarlo encima.

Pero los otomanos no arrasaron con todo lo que pillaron, y algunos de los más hermosos lugares del Estambul de hoy son previos a 1453, entre ellos uno de los edificios más emblemáticos del Mundo: Santa Sofía:

Cae la noche sobre Santa Sofía
- Santa Sofía: Uno de los edificios que más ha influido en la arquitectura universal, Santa Sofía es la culpable de esa "moda" en el mundo bizantino y posterior imperio otomano, de hacer muchos edificios religiosos con cúpulas y semicúpulas circulares presidiendo la parte superior de cualquier templo.. aunque parezca increíble, fue construida en sólo 5 años y es del s. VI, lo que me parece milagroso teniendo en cuenta las técnicas de la época... tuvieron que pasar más de 1.000 años para que alguien reivindicara en la zona que había conseguido superar el tamaño de su cúpula, y ni siquiera en ese momento fue cierto que se superara. Fue "el Vaticano" del mundo ortodoxo y, una vez invadida la ciudad, pasó a ser mezquita durante casi cinco siglos. En 1935, Atatürk decidió desacralizarla y convertirla en museo. Su visita, a día de hoy, ofrece una extraña mezcla entre Islam y Cristianismo, que yo sólo había vivido en la mezquita de Córdoba. Mosaicos ortodoxos, un mihrab puesto "contra natura" sobre un altar, caligrafía árabe en unos enormes medallones...
- Cisternas: Una gran ciudad como era la antigua Bizancio necesitó de grandes cantidades de agua. Ésta se almacenaba en las numerosas cisternas que se construyeron en el subsuelo de la ciudad. Abandonadas o incluso desconocidas durante la etapa otomana, han sido redescubiertas y abiertas como lugares de interés turístico. La más grande y conocida es la "Cisterna de la basílica", que con su ténue luz y su silencio tiene un aire místico y lleva al viajero a otro mundo.

Cisterna de la basílica
- Torre Gálata: Esta torre data de 1348, cuando en el barrio, homónimo a la torre, vivía una colonia genovesa que erigió esta torre vigía en ese estilo. Hoy, es uno de los monumentos más característicos de la ciudad. En su interior, aparte de un mirador que se puede visitar y que ofrece muy buenas vistas de la zona histórica de la ciudad, hay un restaurante pensado para turistas (esto es, ofrece espectáculos pero a un precio no abordable para turcos).
- Murallas bizantinas: Las sólidas murallas que mantuvieron Bizancio sin ser conquistada durante siglos se mantienen, en mejor o peor estado, a las afueras de la ciudad. Son imponentes, aunque (al menos en mi caso), los deprimidos barrios que están en ocasiones junto a ellas hacen que recomiende al visitante preguntar a alguien de allí por la zona más adecuada para verlas, ya que tienen varios kilómetros de longitud. No es que me pasara nada cuando estuve, pero las casas derruidas cercanas o los malos olores no me hicieron sentir muy cómodo :(
Y para terminar, aunque habría muchos más lugares qué visitar en la ciudad, como actividades alternativas a patear o a tanta mezquita, yo recomendaría:
- Dar un paseo por el Bósforo: Ya que tenemos el lujo de tener esta avenida marítima desde la que ver la ciudad a ambos lados, hay que aprovecharlo. Las vistas de muchos edificios son mejores que desde tierra, y ya sea de noche o de día, un recorrido por el estrecho es inolvidable. Yo lo hice de noche, y la iluminación aporta un "extra de magia". El silencio al estar en medio de una ciudad tan ruidosa como es Estambul, da mucha tranquilidad también. Hay que abrigarse porque junto al agua corre más el aire e incluso después de un caluroso día veraniego hará falta al menos una chaqueta... numerosas compañías dan paseos diurnos y nocturnos por un módico precio, y si se quiere presumir de haber pisado Asia, también hay compañías que permiten pasar a la mitad asiática en barco.
- Comer comida turca: Parece una obviedad, pero muchos jóvenes abusan (y a veces abusamos) de lo conocido cuando viajan, incluso aunque sepan que no es lo mejor... reconozco que soy fan de la comida turca, tiene una variedad importante y casi todos los platos son muy sabrosos. La verdad es que los kebaps, tal y como los conocemos aquí, me decepcionaron puesto que allí no se les echa ningún tipo de salsa. Pero el resto de cosas que probé me gustaron. Además, Estambul es una ciudad bastante barata y se puede estar en restaurantes hasta "pijos" y comer por 10€ o menos.
- Ver un espectáculo de danza del vientre: Aquí lo malo es que muchos pueden salirse de los presupuestos ajustados. Yo fui a uno no para turistas (éramos los únicos extranjeros de la fiesta, y había más de 100 personas allí) y no tenía sólo danza del vientre, sino música turca en general. La danza del vientre se nos quedó un pelín corta, pero fue espectacular, y a cambio el precio fue genial: unos 15€ la cena y el espectáculo. Ojo, que a las bailarinas les gusta mostrar su dote bailando cerca de las caras de los hombres, buscando un dinero extra (que ha de introducirse en el sujetador o en la braguita-falda de la chica), y esto no es apto para parejas en las que la mujer sea muy celosa :P

Bailarina de danza del viente intentando atraer propinas
Y con todo esto, o incluso ignorando unas cuantas cosas de las que he hablado, Estambul conseguirá quedarse para siempre en vuestra memoria...

miércoles, 6 de octubre de 2010

Cruce de Oriente y Occidente: ESTAMBUL (I)

Después de más de un mes sin escribir, me he decantado por un plato fuerte...

Mezquita de Ortaköy y puente sobre el Bósforo
Lo reconozco, soy fan de Estambul. Lo soy de muchos otros sitios, pero casi de ninguno tanto como de esta ciudad turca, tanto, que me atrevería a decir que es una de las ciudades que más me ha maravillado de todas cuantas he visto. Su magia escapa a lo que aquí pueda escribir porque es algo que no se puede expresar con palabras.

Para mí Estambul fue mi primera visita a un país de mayoría musulmana. Quizá esto motivara que el "shock" fuera mayor, pero a pesar de todo creo que es una "introducción al mundo musulmán" que recomendaría a todo el Mundo, puesto que es una compensada mezcla entre Europa y Asia, entre una ciudad de un país que quiere entrar en la Unión Europea y la capital de uno de los mayores imperios musulmanes que el mundo haya conocido, y al ser un lugar turístico, no se diferencia tanto de la Europa que conocemos. Vamos, que si uno quiere visitar por primera vez un país musulmán sin asustarse porque le parezca estar en otro mundo, visitar Estambul es una mejor idea que por ejemplo Marruecos (a pesar de estar más cerca de España) y aunque no los conozco aún, seguramente pase parecido con muchos otros países musulmanes.

Vista del Bósforo desde la mitad asiática de Estambul. Parece un río :)
Para empezar a hablar de la magia que para mí tiene Estambul, hay que hablar de algo que la hace única en el Mundo: su ubicación. Ninguna otra ciudad en el Mundo puede presumir de estar en dos continentes, ni tampoco (que yo sepa) de estar a ambos lados de un estrecho. De hecho, la "estrechez" del Bósforo en Estambul es tal, que a primera vista se podría confundir con un río, idea que se desvanece cuando uno se acerca y ve las pequeñas olas que forma el agua o se fija en que apenas hay puentes y los dos que existen no tienen ninguno de sus pilares en el agua (desconozco la profundidad del Bósforo pero me imagino que no será poca precisamente). Por tanto se puede hablar de un Estambul europeo y otro asiático, y aunque no existen grandes diferencias entre las dos mitades de la ciudad (aparte de que la mitad europea es la que aglutina la parte más monumental), la dualidad geográfica de Estambul es también cultural, ambiental, monumental y espiritual me atrevería a decir.
Por si esta división fuera poco, la parte europea está a su vez dividida en dos por el Cuerno de Oro, un estuario inundado de un río que aunque es un fenómeno más frecuente en una ciudad, da una agradable alternativa acuática a la majestuosidad del Bósforo. Al sur del Cuerno de Oro queda por tanto una península que se podría definir como uno de los extremos del sureste de Europa, que por su valor estratégico, ha sido el corazón de Estambul a lo largo de su historia, y hoy mantiene tres de los monumentos más conocidos de la ciudad: El palacio de Topkapi, la Mezquita Azul y la catedral-museo de Santa Sofía (aunque la de la foto no es ninguna de estas tres cosas :P)

Mezquita nueva
De muchos lugares se dice que son "lugar de encuentro entre Oriente y Occidente", así como "cruce de caminos estratégico", pero ninguno lo es tanto como Estambul:
La mezcla entre encanto oriental y urbe europea se palpa en cada esquina... hay rincones, como la "Istiklal Cadessi", una gran calle peatonal atravesada hasta por 3 millones de personas al día, que por su aire cosmopolita, por su rico número de bares, restaurantes, pubs y discotecas, recuerda a cualquier gran ciudad europea. Saliendo de los recorridos turísticos o incluso sin hacerlo en exceso, nos podemos encontrar en calles donde no veremos más que los ojos a cualquier mujer que nos crucemos, se sucederán calles angostas en las que los chavales juegan a fútbol en plena calzada (incluso en cuesta) y la gente se quedará mirando descaradamente a cualquiera que vista de forma medianamente europea, como sorprendido. Eso es Estambul.
Lo de cruce de caminos lo justifico porque es el único sitio por el que se puede pasar de la vieja Europa a la península de Anatolia en coche o bus (y en breve en tren y/o metro también). No hay otra alternativa al barco o a rodear el Mar Negro. Por su tamaño, riqueza dentro de Turquía y por estar a las puertas de las fronteras actuales de la UE, se ha convertido además en un sumidero de turcos del centro y este del país y de otros países de Oriente Próximo, muchos de los cuales residen aquí a la espera de, algún día, poder quizá acceder a la UE y así tener una vida mejor. Es por eso que en Estambul sucede algo extraño, y es que se mezclan las personas más cosmopolitas de Turquía, más europeas, y también las familias más conservadoras que aún se pueden seguir sorprendiendo de ver las piernas a una mujer por la calle en pleno verano... ¡qué cosas!

Bósforo, con el curioso faro de Leandro presidiéndolo
Hablar de Estambul exige hablar de su historia... también en esto pocos sitios pueden rivalizar con la gran urbe turca. Ha sido capital de tres imperios, durante alrededor de 1.500 años: Romano de Oriente, Bizantino y Otomano. También se la ha conocido por tres nombres: Constantinopla, Bizancio y Estambul. La que empezó siendo la "Roma de Oriente" cuando se escindió en dos el Imperio Romano, acabó resistiendo casi 1.000 años más de lo que lo hizo la actual capital italiana. Mientras Roma decaía después de su invasión en el siglo V y no conocería otra época de esplendor hasta casi mil años después, la otra mitad del Imperio Romano, la de Oriente con capital en Constantinopla (actual Estambul), permaneció, se reinventó a sí misma cambiando hasta de nombre (por el de Imperio Bizantino cuya capital pasó a denominarse Bizancio, el primer nombre que tuvo la ciudad) y resistió hasta 1453 sin ser invadida, a pesar de que los otomanos la habían cercado por todos los flancos y era lo último que le quedaba al mundo bizantino. Protagonista de este episodio, que marca para muchos el final de la Edad Media, siglos antes ya había desafiado a la decadente Roma en el "Cisma de Oriente", por el cual el mundo cristiano se separó en dos, quedando los católicos al oeste con capital en Roma y la autoridad del Papa, y los ortodoxos al este con capital en Constantinopla siguiendo las directrices del Patriarca. Hoy día, esa separación existe y está presente en la diferente forma de interpretar la religión de los países ortodoxos respecto a los católicos. Como curiosidad al respecto, en Estambul apenas quedan ortodoxos a día de hoy...

Mihrab de Santa Sofía, que fue usada como mezquita
Otra contradicción de la historia de esta apasionante ciudad es que ahora sorprendentemente no sea la capital política de su país. Lo que no quita para que sea capital económica, turística y cultural de Turquía. Aunque debo decir que personalmente tuve la sensación de que eso (no ser capital política turca) a sus habitantes les importaba poco y que habían asumido su nueva condición. Atatürk, militar durante la I Guerra Mundial y político turco después, idolatrado hasta el extremo en Turquía, fue el responsable de esta decisión (que según parece responde a motivos militares ya que Estambul era más fácilmente atacable por mar y por geográficos, ya que la metrópoli turca queda muy descentrada en el actual país) y se llevó la capitalidad a la (por aquel entonces) pequeña ciudad de Ankara. Y aunque ésta ha crecido enormemente desde que es la capital turca, aún tiene menos de la mitad de habitantes de los que tiene Estambul. Y lo que le queda...

Y lo que me queda a mí por contar de Estambul. Voy a dejar para otro día una lista de cosas que hacer y como no, una enumeración de sus más insignes documentos.

martes, 24 de agosto de 2010

La otra capital de Europa: ESTRASBURGO

Si digo que Francia es un país centralizado, supongo que no sorprenderé a casi nadie. Es verdad a muchos niveles, sí, pero tengo la sensación de que mucha de la gente que visita Francia lo cree así también a nivel cultural, turístico o simplemente "de hermosura"... gente que visita París, muchas veces sólo unos pocos días y vuelve a casa pensando: "Ya he visto Francia". Pues va a ser que no...

Catedral de Estrasburgo, junto a un buen ejemplo de casa con entramado típico de allí
Alsacia... puede que a muchos os suene por su papel histórico y por la rivalidad que Francia y Alemania han mantenido por el control de esta región. Junto a parte de su vecina Lorena, Alsacia ha cambiado de mano numerosas veces, sólo entre 1870 y 1918 en cuatro ocasiones, para finalmente al acabar la I Guerra Mundial ser definitivamente francesa (salvo el intervalo de la II Guerra Mundial), y su frontera quedar marcada por la orilla del Rin. Por suerte, a día de hoy, la paz entre Francia y Alemania ha permitido a Alsacia desarrollarse como lo que es: una región fronteriza de suma importancia con rasgos franceses y alemanes. Su biculturalidad es patente, no es difícil encontrar al alemán compartiendo sitio con el francés en muchos letreros y el dialecto alsaciano, que en zonas rurales aún se habla, es un popurrí entre francés y alemán, posiblemente difícil de comprender para unos y otros :) Por todo esto, se creyó que Estrasburgo, la capital de Alsacia, era una ciudad perfecta para ejemplificar la paz y la unidad europea y se pensó en ella como símbolo para situar edificios de la Comunidad Económica Europea, que empezó a rodar en 1957.

Estrasburgo es una ciudad maravillosa. Me queda mucho por visitar en el país vecino pero no creo que muchos lugares me gusten tanto como lo hizo la capital alsaciana. Es "la otra capital europea", ya que aunque sea mucho menos conocida que Bruselas, contiene muchas de las instituciones más importantes de la Unión Europea. La sede principal del Parlamento Europeo está allí, así como otras instituciones como el Palacio de los Derechos Humanos o el Consejo de Europa. Así que cuando las noticias hablan de lo que ha decidido u ordena "Bruselas", yo pienso "y Estrasburgo, y Estrasburgo..."

Alrededor del pintoresco barrio de la "Petite France"
Pero en mi visita, esta europeidad de Estrasburgo fue algo circunstancial. Bien es cierto que es una ciudad cosmopolita para el pequeño tamaño que tiene (no llega a 300.000 habitantes en el municipio), algo que se debe a lo citado anteriormente, pero mucho antes de que Estrasburgo cobrara importancia como capital de la UE, se modeló su casco histórico, de marcada personalidad, que es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1988: La "Grande île".
Esta isla del río "ill", es un acúmulo de sorpresas. El monumento de mayor importancia es su catedral. Con 142 metros de altura en su única torre, es una de las mayores catedrales que conozco y el color cobre de su piedra me maravilló, aunque esto es un gusto personal. Por dentro no es menos impresionante, por sus dimensiones, y por un curioso reloj astronómico. La catedral es otro ejemplo más de la biculturalidad de la ciudad, ya que ha sido usada como centro católico y protestante.

Barrio de la "Petite France" con su casa más fotografiada, la de los curtidores (Maison des tanneurs)
Pero no es la catedral lo que más me gustó, sino sus casas con entramado. El conjunto de casas con entramado de Estrasburgo es enorme, y hacen que la ciudad me pareciera enormemente pintoresca. Las hay de muchos colores, con muchos usos, junto al canal, en medio de una calle peatonal... pero la palma se lo lleva el barrio de la "Petite France". Su conjunto de casas blancas con entramado y flores, en una zona de puentes sobre el canal, hace las delicias de todos los que visitan la ciudad.

Otra cosa más que agradable para hacer es dar un paseo por los canales. Esto no es Amsterdam ni San Petersburgo, los canales no son tan abundantes y se limitan al río ill que se divide en dos rodeando el centro de la ciudad, y que en su parte norte permite ver el Parlamento Europeo entre otros, pero a cambio, las pintorescas casas con entramado que se ven desde el agua son sublimes, y se pueden apreciar mejor que desde tierra. Terracitas de restaurantes junto al río, la Petite France, los puentes cubiertos y un precio más económico (entre 4 y 5€ en 2008) que en otras ciudades con canales hacen del barco una más que recomendable opción para disfrutar de Estrasburgo. Una guía audio en multitud de idiomas se incluye en el pack sin precio extra.



Otros atractivos como la iglesia de Saint Paul, el agradable parque de l'Orangerie o alguno de los palacios con que cuenta la ciudad, como por ejemplo el "Palais Rohan", completan el bagaje de una pequeña ciudad encantadora, inolvidable, que merece una fama mayor, y que hará las delicias de los que quieran ver "más allá de París".

lunes, 16 de agosto de 2010

A LO GRANDE: MOSCÚ

Catedral de San Basilio, uno de los edificios carismáticos de la plaza Roja de Moscú
La capital del país más grande del Mundo es una ciudad que no deja indiferente. La ciudad más grande de Europa (teniendo en cuenta que estrictamente Estambul es sólo "europea a medias") debería ser por derecho propio una de las poblaciones con más turismo del continente, sin embargo su lejanía de los países europeos más ricos (y que más viajan), el tener que pedir visado y su fama de "ciudad más cara del mundo" hacen, entre otras cosas, que su popularidad turística sea inferior. Una vez llegas a allí, te das cuenta de un motivo de mayor importancia aún: ¡A MOSCÚ NO LE IMPORTA EL TURISMO! Recuerdo que el gran Garbajosa, jugador de la selección española de baloncesto que jugó en el CSKA de Moscú, lo dijo en un "Españoles por el Mundo" que no me perdí. Pero jamás pensé que fuera tan verídico...

En cualquier otra ciudad europea (incluida alguna otra rusa que visité), sus puntos turísticos tienen las cosas escritas en inglés, los empleados que trabajan en ellas saben un mínimo de ese idioma y no te gruñen al no entender algo dicho en "perfecto ruso". Pero Moscú es diferente.
A cambio muchos tópicos negativos se desvanecen pronto: ni se ven más borrachos (al menos en verano) ni es más cara que las grandes capitales de Europa Occidental, y en muchos aspectos (como el metro) es hasta más barata. Tiene mucha gente rica, muchísimos cochazos inundan las calles y también hay pobres, pero tampoco te sentirás agobiado por mendigos. No obstante, en pocos sitios he sentido esa desigualdad de clases como aquí, algo más que llamativo teniendo en cuenta que ésta fue la capital del comunismo hasta hace dos décadas.

Si tuviera que poner adjetivos a Moscú empezaría por el de orgullosa, incluso presumida, muy próspera en medio de un mar de relativa pobreza y hermosa, muy hermosa. Porque si mis primeras líneas pueden dar a entender que no me gustó la ciudad, curiosamente fue más bien al contrario. Que a uno se lo pongan difícil le hace envalentonarse y sentir como un reto personal el descubrir una ciudad así a tu aire. Si eres valiente, no te asustan los retos y quieres sentirte en Europa pero a la vez en otro mundo, VEN A MOSCÚ.

Vistas del Kremlin desde un puente sobre el río Moscova
Aunque la mayoría de los turistas digan que es más bonito San Petersburgo, los símbolos de la capital actual son más internacionales que los de la antigua capital de los zares. El Kremlin y la Plaza Roja no creo que decepcionen ni al más exigente u optimista de sus visitantes. Y por ésta última empecé mi visita, como casi todos. Y llegar a ella por primera vez es un deleite para los sentidos.¿Cosas que sentí? Pues...
1.- No es grande, es gigantesca.
2.- Aquí se ha escrito la historia, y casi hasta puedo olerlo.
3.- Aunque no se llame roja por el color de sus edificios ni por el régimen comunista (sino por un cambio de significado de la palabra "krasnaya", que ahora significa roja, pero antiguamente era "bonita"), es una plaza "muy roja", en el sentido estricto del color, y se siente aún el comunismo.
4.- Aunque todos los edificios sean necesarios para configurar la plaza, hay uno que destaca sobre los demás: La Catedral de San Basilio. Todo es opinable, pero este edificio resultó más que mágico para mí, de los más bonitos que haya visto nunca.

Moscú es una ciudad de contrastes, y hasta en la Plaza Roja pueden verse. Resulta curioso que frente a las estrellas rojas de las torres del Kremlin, se erija un antiguo símbolo del Comunismo, el GUM (Principales Tiendas Universales, en sus siglas en ruso) que ahora es todo lo contrario, un gran centro comercial donde los más pijos de Moscú acuden a comprar en marcas internacionales y el resto nos contentamos con hacernos fotos y flipar con los precios, las pocas veces que se exhiben...
El Museo Nacional de Historia Natural, frente a San Basilio, es otro edificio de trabajados ladrillos rojos, tremendamente original para el viajero occidental no acostumbrado a la arquitectura de estas latitudes. Y acabando con el rojo, las altas murallas y torres del Kremlin también son fieles a este color. Delante de ellas, el mausoleo de Lenin recoge el cuerpo del líder de los Soviets, curiosamente contra su voluntad, que era la de descansar en un cementerio con su madre.

El Kremlin de Moscú (que contrariamente a lo que mucha gente cree, no es el único que existe, porque "Kremlin" significa algo así como ciudadela o "zona amurallada del centro de la ciudad" y hay en muchas otras ciudades rusas) es sinónimo del poder en Rusia, aunque cuando uno pasa al interior, no sea esto lo que más llame la atención. Dentro del Kremlin, existen numerosos templos: 4 catedrales a la rusa, que no tienen por qué ser tan grandes como sus "iguales" en España, y alguna iglesia más junto a ellas. La Plaza de las Catedrales, en medio de todos estos templos, te sitúa rodeado de "cebollas" doradas coronando templos blancos. Por dentro, los frescos de algunas de ellas son soberbios, datando del siglo XIV los más antiguos. También se puede acceder a alguno de los palacios, aunque el que esto escribe no lo hizo por el desorbitante precio de esa entrada (unos 18-19€), cosa de la cual ahora se arrepiente. Como curiosidad, el cañón y la campana más grandes del mundo se ubican junto a estas catedrales, y son presos de las fotos de los turistas. Nunca fueron usados para su cometido, pero permiten a los rusos presumir de tenerlos... sí, esta ciudad es así :)

Metro de Moscú, en una de sus monumentales estaciones
El metro es el tercer símbolo de la ciudad. En un país en el que otras cosas funcionan de "aquella manera", el metro de Moscú es un símbolo de algo bien hecho, que funciona muy bien, que tiene estaciones preciosas y con el que es un placer viajar. Las estaciones más bonitas están casi todas en la línea 5, la circular, que en pocos minutos rodea el centro de la ciudad. Lo normal es tener un tren disponible cada 2 ó 3 minutos e incluso no es difícil ver una frecuencia mayor. Con 9 millones de usuarios diarios, sólo el metro de Tokyo le supera en este aspecto en todo el mundo. Aunque nada es perfecto... como pequeños reproches, el que hacerlo tan profundo haya hecho que haya mucha distancia entre dos estaciones comparado con otros metros o que en casi todas partes aparezca todo sólo en ruso (ni siquiera traduciendo al alfabeto latino los nombres de las estaciones, sino en el cirílico original). Pero ya avisé de que Moscú "pasa" del turismo.

Para acabar con los símbolos más conocidos de la ciudad, la Catedral de Cristo Salvador, también muy grande, se erige junto al río no muy lejos del Kremlin. Es un símbolo del nuevo Moscú y de la nueva Rusia post-comunista, puesto que Stalin la derribó cuando gobernaba el país y se ha vuelto a reconstruir hace unos pocos años, dejando claro que la iglesia rusa vuelve a tener el poder que el comunismo le robó "por las malas".

Monasterio de Novodevichi

Para muchos, aquí habría acabado la visita a Moscú, pero yo me documenté porque me negaba a creer que esta ciudad no tuviera más cosas que ofrecer. Realmente las tiene, otra cosa es que por ubicación alejada del centro, o por la fama y belleza de Kremlin y Plaza Roja, la gente ignore su existencia. Por suerte, la UNESCO no opina igual, y el monasterio de Novodévichi fue declarado también Patrimonio de la Humanidad. Es un monasterio de paredes blancas y vivos colores, con otra catedral "encebollada" en su interior, y junto a un lago, un lugar realmente pintoresco que nadie debería perderse en su visita a Moscú. Como tampoco uno debe perderse el famoso Teatro Bolshoi ("Gran Teatro"), aunque sólo sea para ver por fuera, o ver alguna de las hermanas (o "cojones", según la fuente que uno consulte :P) de Stalin, que es como se llama a los rascacielos de estilo gótico-estalinista que el líder comunista mandó erigir en la ciudad. Son 7, y hoy tienen diversos usos: Dos son hoteles, uno es el Ministerio de Asuntos Exteriores, otro es el edificio principal de la Universidad y hasta algunos han sido convertidos en viviendas. Aunque a muchos les puedan horrorizar, yo no los veo tan feos, y aunque son el símbolo de un régimen y sobre todo, de un hombre despreciable, no puedo negar que disfruté viéndolos; uno se siente muy pequeño a su lado, y los prefiero a los modernos y muchas veces aburridos rascacielos que se hacen en la actualidad.


Pequeña iglesia en el barrio de Kitay-Gorod
Como toda ciudad se hace a base de pequeñas cosas, recomiendo también callejear por barrios como el de Kitay-Gorod, junto a la Plaza Roja, con iglesias tan pintorescas como la de la foto. O el VDNKh, una especie de "Expo" permanente, con pabellones de los países de la antigua URSS, cuyo objetivo era mostrar al mundo la gloria del comunismo. Se ha mantenido tal y como era después de la caída del régimen, y me gustó con detalles como el pabellón central y sus esculturas doradas de la fuente que tiene delante, o el avión y cohete típicamente soviéticos.

Parque nostálgico del comunismo (conocido como "VDNKh")
Por último, no podía dejar de hablar de una de las cosas que más me llamó la atención allí: su gente. Como buenos capitalinos, el moscovita estándar siempre tiene prisa, no es tan amable como en ciudades más pequeñas y es más cosmopolita y abierto de mentalidad que otras ciudades del mismo país. En Rusia, además, las mujeres se esfuerzan hasta el extremo por ser femeninas, con tacones imposibles con los que a veces no saben ni andar, y minifaldas que casi nadie llevaría en Europa Occidental. Los hombres, a cambio, me dio la impresión de que estaban predestinados a trabajar para la Seguridad del Estado, ya que es, con diferencia, la ciudad en la que he visto más policías y militares de todas las que he visitado. Debía haber alguna visita oficial durante mi estancia allí porque un día, incluso, vi las entradas a la Plaza Roja cortadas hasta para los peatones, me imagino que por medidas de seguridad. Y ya me despido reconociendo el trabajo de quien parece que más trabaja allí, las "Bábushkas" ("abuelitas" en ruso). Son señoras con "cara de estar ya jubiladas" pero que en Rusia trabajan como las que más en multitud de puestos, sea cobrando en el autobús, limpiando servicios públicos o vendiendo billetes en el metro. Me dio la sensación de que eran ellas las que realmente levantaban el país :)

miércoles, 11 de agosto de 2010

Picos de Europa (II): Garganta del Cares

(Se recomienda haber leído el post anterior sobre el Parque Nacional previamente ^_^)

Y a aquí quería llegar yo, a la Garganta del Cares. Esta "Garganta Divina", con mayúscula, es a buen seguro la más espectacular de España y de la Península Ibérica, y una de las más espectaculares de Europa. En algunos momentos hay más de 1000 metros de diferencia de altura entre el río y lo alto de las montañas que la rodean, y esa diferencia de altura se produce de forma casi totalmente vertical. La ruta original empieza en Posada de Valdeón (León) y acaba en Poncebos (Asturias). No obstante, Caín (León), en la mitad del camino, suele tomarse como inicio o fin, puesto que el tramo entre Posada y Caín es accesible en coche y no es tan increíble (aunque es muy bonito, con rincones pintorecos como el "Mirador del Tombo", desde el que se aprecian algunas de las cumbres más altas del Parque). Cuando se habla de la Garganta, se suele referir a la mitad final de la ruta, entre Caín y Poncebos.

El acceso humano a la garganta durante toda la historia había sido casi imposible debido a la dificultad de la orografía, hasta que a un "iluminado" se le ocurrió aprovechar hidrológicamente la zona, algo bastante frecuente en todo el Parque, lleno de pequeñas presas. ¿Cómo hacer algo así? Se represa el agua en Caín, en el mismo pueblo, parte se deja caer por el cauce del río "normal", y parte se hace llevar por un canal excavado en la roca. Este canal, con un desnivel de un 0,1% se pasea por toda la Garganta, sus 11 kilómetros, para en Camarmeña, un pueblo junto a Poncebos pero subido a 300 metros más de altura, aprovechar el salto de agua para producir energía. Junto al canal, se decidió construir un sendero que ayudara a la propia construcción del canal y a su mantenimiento. Por ir paralelo al canal en muchos casos, el sendero se hizo prácticamente llano, y sólo en el tramo final, cuando hay que dejar el nivel del canal para bajar a Poncebos, se puede hablar de algo de pendiente. Los utensilios que se utilizaron fueron bastante precarios, los que existían en la zona a principios del siglo XX, cuando fue construído. Picos para hacer los túneles ayudados de algo de dinamita. El canal dio trabajo a mucha gente de la zona, aunque a un alto precio. Un letrero en la ruta recuerda que 11 personas perdieron la vida durante la construcción del canal en diversos accidentes, siendo en muchos casos personas que residían en los pueblos del Parque, especialmente el propio Caín.

Y es a esos trabajadores a los que debemos el poder disfrutar de forma sencilla de una de las sendas con más visitantes de toda España. Sacrificaron su esfuerzo y a veces su vida por una central hidroeléctrica que desconozco si es rentable (pero lo dudo mucho) y por hacer esta ruta para la que todas las palabras serán cortas, y la mejor de las fotos no le hará justicia.
Yo he tenido la oportunidad de hacerla dos veces, por suerte días entre semana (un miércoles y un viernes), porque por todas partes se dice que no se recomienda hacerla un fin de semana veraniego, por la cantidad de gente que lo hace. Puedo constatar que ambas veces que lo he hecho, me he encontrado con una cantidad notable de senderistas, comparable a pocos sitios de los demás en los que he tenido la oportunidad de andar. No me suele molestar el ver gente en un sitio de naturaleza, pero es posible que pierda encanto si se visita cuando hay mucha gente :) De la época del año, se recomienda hacerlo entre abril y octubre, ya que fuera de estos meses, aparte de que las condiciones meteorológicas no son las mejores (o directamente es de locos ir), son más probables los desprendimientos por la nieve y hielo de la parte alta de cañón, que lo convierten en peligroso.
Yo la he hecho en septiembre y junio, y me quedo sin duda con junio, porque había llovido o incluso nevado los días previos, y disfrutar de esta garganta con agua cayendo de todas partes en forma de cascadas, constituyó la cosa más bonita que he visto en cuanto a naturaleza en toda mi vida.
Al margen de eso, hay que tener MUCHO CUIDADO en todo momento, ya que han sido varios, los que en ésta y otras rutas de los Picos, se han caído por un barranco por cometer imprudencias, tales como hacer fotos y moverse para pillar la foto perfecta sin mirar donde se pisa. La montaña es de lo más maravilloso que tenemos en este mundo, pero hay que acercarse a ella con respeto y cuidado, porque puede resultar peligrosa.

¿Cómo hacer la ruta del Cares? Básicamente yo conozco dos formas de hacerla:

- En bus: El bus estándar de 50-55 plazas no puede pasar de Posada de Valdeón, ya que la carretera entre Posada de Valdeón y Caín es tan estrecha en algunos tramos que apenas entra un coche. El bus deja a la gente en Posada y los recoge en Poncebos. Vamos, se hace la ruta entera en sí, de 22 kilómetros, pero sencilla de hacer, cuya única dureza es la extensión. El desnivel es de 600 metros cuesta abajo (de 830 de Posada a poco más de 200 de Poncebos) y prácticamente no hay que subir ninguna cuesta.

- En coche: En este caso, uno puede ahorrarse la parte entre Posada y Caín, que aunque sea muy bonita, es un pelín mediocre al lado de la segunda mitad, la de la Garganta. No obstante, el mirador del Tombo, o el Chorco de los Lobos (una trampa de los pastores para atrapar a estos animales) son lugares muy interesantes para parar. Mucho ojo con la carretera, porque es de las más complejas que conozco. Tiene tramos de una anchura en la que apenas entra un coche, y aunque no tiene mucho tráfico, algún coche en sentido contrario te vas a cruzar... la gracia es saber dónde!
En estos tramos, si uno se encuentra un coche en sentido contrario, ha de tener paciencia... normalmente no hay que moverse mucho para encontrar un sitio por el que puedan pasar dos coches, aunque sea ocupando la cuneta. Al margen de eso, es una carretera de locos, con desniveles que pueden asustar, como el del 20% que hay cerquita del mirador del Tombo.
Una vez se llega a Caín, se aparca donde se pueda. El que esto escribe tuvo suerte de poder aparcar gratis, pero dependiendo de fechas, uno puede encontrarse con que no haya sitio físico para aparcar a excepción de los "parkings de pago". Entrecomillo esto, porque evidentemente no se trata de parkings subterráneos o similares a los de una ciudad, sino de simples fincas, con hierba, propiedad de algún vecino que cede a cambio de un dinerillo, para que dejes el coche.
Al acceder en coche, y si no se dispone de un piloto que quiera llevar el coche de Caín a Poncebos, hay que hacer la ruta dos veces, ida y vuelta. Otra solución para evitar esto es tener algún coleguilla que haga la ruta en sentido contrario, e hacer un intercambio de llaves cuando se encuentren. De todas formas, hacer esta ruta dos veces no es ningún suplicio, más bien al contrario. En ambas ocasiones que he ido, aproveché la ida para andar con calma y sacar todas las fotos que quise, y la vuelta para andar algo más rápido, mirar, admirar y disfrutar del paisaje.
Si uno quiere tenerlo más fácil para aparcar y para comer, o si le viene mejor dejar el coche en Poncebos, en sentido contrario la ruta puede ser aún mejor, porque la única zona de subida más dura se hace nada más empezar (que se supone que hará menos calor que después de comer), y porque se come en Caín, con más oferta para comer que Poncebos, un pueblo literalmente con 4 casas y 2-3 restaurantes para elegir.

¿Algo más que añadir? Que, como todo Picos, la Ruta del Cares para muchos es solamente asturiana. Si bien es cierto que Asturias aloja parte o la totalidad de muchos de los lugares más famosos del Parque Nacional (Covadonga y sus lagos, el Naranjo de Bulnes o la ruta del Cares), en superficie León supera por muy poquito a Asturias en cuanto a extensión total en el Parque (sin olvidar el 20% cántabro). En la Ruta del Cares pasa igual. Si se contabiliza desde Posada hasta Poncebos, es más leonesa que asturiana, y si sólo se mira a la Garganta, tiene más recorrido en Asturias que en León, pero los leoneses se enorgullecen de tener el tramo más bonito, por ser el más afilado y por tener los dos únicos puentes del recorrido, literalmente suspendidos en la garganta, y que sobrecogen a todo el que los cruza.
Esto es algo anecdótico, porque León y Asturias son dos territorios amigos, y porque, como dije, las líneas que separan este mismo territorio en 3 regiones no son más que una separación artificial hecha por los humanos, de la que no entiende el mundo natural.

lunes, 9 de agosto de 2010

Parque Nacional de Picos de Europa (I)

Picos de Europa es uno de los 14 Parques Nacionales con que cuenta el territorio español. El inicio del área protegida se encuentra a sólo 120 kilómetros de la ciudad de León, lo que me permite conocerlo bastante bien, ya que por cercanía he podido visitarlo varias veces.
  Se trata de un paraje montañoso donde se juntan las mayores cumbres de la cordillera Cantábrica, la cadena montañosa que separa la España húmeda del mar Cantábrico de la meseta norte, ocupada por Castilla y León. Algunas de sus características que le hacen ser especial en comparación con otros parques nacionales, son las siguientes:
- Fue el primero en España en ser declarado como tal en 1918, el pionero. Aunque cuando fue declarado no tenía este nombre, sino que se llamaba "Parque Nacional de la Montaña de Covadonga", debido a que abarcaba sólo el macizo occidental del parque actual, donde se ubica el santuario y los lagos de idéntico nombre (famosos estos últimos por ser fin de etapa muchos años de la Vuelta a España). Hoy día su extensión es casi 4 veces mayor a la original de 1918, después de la ampliación de 1995.
- Es el único en España que abarca territorios de 3 provincias y regiones distintas: Asturias, Cantabria y Castilla y León (provincia de León). Esta variedad le hace inigualable en riqueza etnográfica, ya que aunque los pueblos en línea recta están cerca unos de otros, las comunicaciones siempre han sido difíciles y las diferencias entre ellos, evidentes. También tiene sus inconvenientes, ya que las 3 regiones gestionan de forma conjunta (aunque no siempre bien coordinada) el Parque, promocionando en ocasiones sólo la parte correspondiente a cada región y no a Picos como lo que es, un conjunto, un todo, que existe desde mucho antes de que alguien trazara los límites regionales españoles que caprichosamente han dividido estas tierras (a juicio del que esto escribe).

Tresviso (Cantabria), uno de los muchos pueblos ubicados dentro de los límites del parque
- Volviendo a la parte etnográfica, resulta curioso que, al contrario de otros muchos parques nacionales, tenga numerosas poblaciones en su interior. La profundidad de los valles, con alturas comparables o incluso inferiores a las de territorios cercanos, hace que se hayan asentado poblaciones desde antiguo. Sólo en la parte leonesa (el 40% de la extensión del parque) se ubican más de 10 núcleos urbanos sumando una población censada de unos 1.000 habitantes, población que convive en armonía con el parque.
- Posee la que quizá sea la población más escondida de España: Bulnes. Por sus dificultades orográficas, nunca fue posible hacer una carretera que llegara hasta allí o ni siquiera un camino parcelario por el que acceder con vehículo de motor. La única forma de llegar era andando por un penoso camino que salva en 2 kilómetros los 400 metros de desnivel del acceso en carretera más cercano. En 2001, tras retrasos y quejas ecologistas, se ha inaugurado un funicular bajo la roca para los vecinos y los turistas más perezosos.

Comienzo de la subida a pie al pueblo de Bulnes
- La facilidad de acceso a algunos de sus puntos, como los Lagos de Covadonga o Fuente Dé, unido a su belleza, hacen del Parque el segundo más visitado en España, sólo por detrás del de las Cañadas del Teide (en la isla canaria de Tenerife). El número de visitas anual se acerca a los 2 millones de personas.

Los Picos de Europa están dentro de la Cordillera Cantábrica, aproximadamente ubicados en su centro, pero tienen personalidad propia. ¿Por qué? Porque las características de esta cordillera se agudizan con diferencia en esta zona: Sus picos, son los más altos de toda la cordillera, aunque sin tampoco sacar mucha diferencia a los de otras zonas, pero lo especial aquí es que estamos cerca del mar, muy cerca. Esto provoca que los valles sean profundos, y por tanto, los desniveles brutales. Puedo dejar como dato que Torre Cerredo, máxima altura del Parque, de Asturias y de Castilla y León, con 2.648 metros de altura, está apenas a 10 kilómetros en línea recta de Caín, el pueblo más septentrional de León, a unos 550 metros sobre el nivel del mar. De hecho, Caín tiene el llamado "Pico Jultayu" sobre el mismo pueblo, literalmente, con unos 2.000 metros de altura y 1.500 metros de desnivel sobre el pueblo. Poncebos, con poco más de 200 metros de altura, es el punto más bajo del parque, y desde él estaremos a sólo 25 kilómetros en línea recta de las hermosas playas del este asturiano. Sí, no es una utopía, el mismo día puedes disfrutar de cumbres de más de 2.500 metros de altura y pasear junto al mar. Y esto no es una isla volcánica. Ninguna otra cadena montañosa europea tiene cumbres tan altas tan cerca del mar. Los Pirineos o los Alpes tienden a suavizarse al acercarse al mar... aquí ha sido casi al revés.

Río Cares, en el punto en el que se une al Duje y al Bulnes, junto a Poncebos
Pero ahí no es todo. Con unos desniveles tan grandes y la roca caliza como protagonista, los ríos y concretamente las gargantas o desfiladeros que forman, son majestuosos. Cada uno de los ríos que nace en Picos ha desgastado la roca y ha creado gargantas de singular belleza, tan estrechas como profundas. Por motivos de comunicación, todos esos desfiladeros han sido atravesados por carreteras, que en cada caso (siendo quizá el más notable en el Desfiladero de los Beyos) han supuesto grandes y difíciles obras de ingeniería. Bueno, todos no, una garganta se ha mantenido al margen de los coches, por lo literalmente imposible que es meter una carretera ahí: La Garganta del Cares.

sábado, 24 de julio de 2010

TERUEL: Capital del Mudéjar

Quería empezar esta ronda por algunos de los lugares que he tenido oportunidad de conocer por Teruel, y no es por casualidad. Teruel es la capital de provincia con menos población de España, apenas tiene 35.000 habitantes (un poquito más que mi ciudad natal, Aranda de Duero), una cantidad muy pequeña si la comparamos con la mayoría del resto de capitales españolas, o incluso con ciudades que no son capitales como Vigo, Gijón o Jerez de la Frontera. Este pequeño tamaño viene debido a su ubicación, alejada de casi todo menos de ella misma, a unos 175 kilómetros de Zaragoza y a casi 150 de Valencia, cuya carretera entre ambas es la única ruta de cierta importancia que atraviesa la ciudad.

Precisamente esta ruta, recientemente completada como autovía, ha supuesto una revolución en la ciudad y en la provincia, olvidada por parte de las autoridades, que le habían negado la inversión necesaria para un mejor desarrollo, y que ahora parecen haberse acordado de Teruel. La ciudad abre ante sí un futuro muy esperanzador y eso se nota en los notables aumentos de población que Teruel está viviendo recientemente. Y precisamente por esta carretera llegué yo a Teruel, una curiosa autovía por su nombre (Mudéjar) y por su decorado. Creo que es la primera autovía por la que paso que parece más un paseo o una avenida urbana por la gran cantidad de esculturas (a cual más rara) que se suceden cada pocos kilómetros.

Iglesia de San Pedro, pintada a finales del s.XIX
Volviendo al "atraso" de Teruel, decir que por culpa de ese olvido es, con permiso de Soria, la provincia que más está sufriendo el crudo problema de la despoblación. Sus casi 15.000 kilómetros cuadrados no tienen más que 147.000 personas, configurando una densidad de menos de 10 personas por kilómetro cuadrado, algo más propio de Siberia que de Europa Occidental. Tanto es así, que en 1999 nació una plataforma ciudadana que logró ser conocida en todo el país, de nombre "Teruel existe", reivindicando un trato igualitario para Teruel con el resto de provincias. Tal fue la publicidad que ellos mismos consiguieron, que se extendió la coña de "Teruel existe" por toda España, de tal forma que cuando anuncié a mis amigos que iba a ir a Teruel, fueron varios los que dijeron: "¿Pero eso existe? ¿La encontrarás? ¿O acaso es sólo un mito?"

Dejando de lado estos mitos, la verdad es que Teruel no sólo SÍ existe, sino que resulta de un interés turístico muy superior al que cualquiera podría prever de esta ciudad. En Aragón deben saber más de sus encantos, pero saliendo de allí es más conocida por todo lo que he enunciado antes.

Y es que Teruel es la capital del mudéjar. Y de acuerdo con las palabras de más de un entendido en arte, el mudéjar es el único arte 100% español, que sólo existe en este país, lo que lo hace tan singular y tan valioso. Y dentro del mudéjar, arte presente en muchos lugares de nuestra geografía (por ejemplo, el centro de la meseta norte, con iglesias en Tierra de Campos, o en Extremadura, representado en el magnífico monasterio de Guadalupe), en Aragón fue donde más se desarrolló, porque es el lugar en el que a los artistas moriscos se les dieron mejores condiciones de trabajo. Quizá también muchos no sepan que las joyas arquitectónicas del mudéjar de Teruel son Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1986. Recientemente, ya en 2001, otros monumentos mudéjares de la provincia de Zaragoza obtuvieron la misma declaración, pero fue la ciudad de Teruel la pionera en Aragón a la hora de recibir algunos de sus edificios el título de "Patrimonio de la Humanidad".

Catedral de Teruel
Y así es, el mudéjar en Teruel es sublime. Su catedral, pequeña en tamaño, es enorme en originalidad. Con una decoración exterior que recuerda casi más a una mezquita magrebí que a una catedral española, tiene varias cosas que me llamaron la atención: la torre en su base despliega un arco bajo el que se puede cruzar al otro lado de la catedral, de una fachada a la otra, y el artesonado del interior es genial, también mudéjar y realizado en madera.

Pero creo que no fue lo que más me gustó de Teruel. Anexas a iglesias más modestas que la catedral, la ciudad tiene varias torres a mi gusto aún más hermosas que la de la Catedral. Las Torre de San Martín, San Pedro y el Salvador son obras maestras del mudéjar y verlas, admirarlas y pasear por debajo de ellas es un placer para los sentidos. Si la memoria no me falla, existe la opción de subir a alguna de ellas pero estaba cerrado el acceso en el momento en el que estuve allí.

Una de las mejores torres mudéjares de la ciudad

Esa pasión de Teruel por lo mudéjar se ve en rincones más modernos de la ciudad, como su escalera neomudéjar.
Escalera neomudéjar
Aunque hay vida en Teruel más allá del mudéjar, como muestra el edificio modernista de la plaza del Torico, uno de los mejores ejemplos de este estilo en Aragón. Y a la plaza del Torico quería llegar yo... esta plaza, de modestas proporciones, es el centro neurálgico de la ciudad y acoge el símbolo de la misma: un pequeño toro sobre un pilar. Dicen que el toponimio de Teruel viene de "toro", y la palabra "torico" no es otra cosa que la palabra "toro" con el diminutivo característico de Aragón: "ico/a". Por mucho que hubiera leído que era pequeño, muy pequeño, al verlo allí me pareció aún más diminuto de lo que me esperaba. Al verlo, se me ocurrió pensar que era una muestra del carácter de los turolenses: en lugar de erigir como símbolo una figura mucho más grande, eligieron esto, símbolo de la humildad de una tierra desgraciadamente acostumbrada al olvido y a la despoblación.

Plaza del Torico
¿Algo más que me llamara la atención de Teruel? Sí, sus puentes, viaductos y acueductos... pero no sobre ríos, o al menos yo no vi ninguno (que sí que lo hay, el Turia o Guadalaviar, pero yo no lo vi, quizá por su pequeño tamaño). Los desniveles en pleno centro de la ciudad son tan fuertes que en el siglo XVI se vieron obligados a hacer un acueducto para abastecer de agua una de las zonas urbanas. El acueducto hoy es utilizado tan sólo como puente peatonal. También tienen un viaducto de principios del siglo XX que ante la realización reciente de un nuevo puente más moderno ha quedado como peatonal, y es una delicia pasear por él.



Por desgracia, mi tiempo en Teruel fue muy corto y no dio para más. No obstante, un parque temático cercano a la ciudad parece ser digno de ser visitado, inspirado en las trazas que los dinosaurios han dejado en la zona (como en buena parte del Sistema Ibérico): Dinópolis. Lo tengo pendiente para mi próxima visita.

Resumiendo: No debemos burlarnos de Teruel sino más bien acercanos a conocer esta pequeña y desconocida ciudad española. Yo la admiro desde que pasé por allí :)