Vista nocturna de la biblioteca nacional, edificio símbolo de Sarajevo y de la guerra de Bosnia, que luce reconstruida por fuera junto al río Miljacka |
Sarajevo, capital de Bosnia y Herzegovina, para muchos es un símbolo de guerra. Y va a ser difícil que se quite ese estereotipo de ciudad protagonista de varios conflictos bélicos... pero eso no hace de Sarajevo una ciudad menos interesante, sino más bien al contrario; ver en un ambiente más amable los lugares que han protagonizado algunos de los momentos clave de la historia del s. XX, como pasa (de otro modo, eso sí) por ejemplo, con Berlín, le da un interés histórico a su visita que debo confesar que me encantó. Al igual que sentí en Berlín, es una ciudad más interesante que estéticamente bonita, con su multiculturalidad y su historia (aparte de su comida) como sus grandes puntos fuertes, por lo que la recomiendo plenamente.
El último censo hecho en la ciudad (1991, justo antes de la guerra) le otorga poco más de 400.000 habitantes, aunque estoy convencido de que esa cifra es muy inferior a la actual. Al menos al entrar a la ciudad en coche, los grandes bloques residenciales de las afueras y el tamaño de la ciudad de oeste a este me hicieron pensar que esa cifra se queda corta en la actualidad.
Puente Latino, escenario del atentado que en 1914 dio comienzo a la I Guerra Mundial |
Sarajevo se sitúa cerca del centro geográfico del país triangular del que es capital. Como la mayor parte de Bosnia y Herzegovina y como pasa también en Mostar, el relieve montañoso es protagonista y la ciudad está rodeada de colinas y montañas, algunas de ellas ya colonizadas por viviendas. Esta situación hace que la diferencia de altura entre algunos barrios y la parte baja de la ciudad sea de más de 150 metros de altura. Junto al pequeño río Miljacka se aglutina el centro de la ciudad y sus lugares de mayor interés, que con algo más de 500 metros de altura sobre el nivel del mar, hacen de Sarajevo una de las capitales europeas más altas. De hecho, Madrid es de las pocas que la supera en altura, aunque la ubicación más al norte de Sarajevo hace que nieve más allí y que sea una ciudad en general más fría, alejada del clima mediterráneo de la costa croata o de la capital herzegovina de Mostar.
HISTORIA
Antes de que muchas ciudades de Europa Occidental se volvieran cosmopolitas con la reciente llegada de inmigrantes, Sarajevo ya podía presumir de un carácter multiétnico que le da un encanto especial pero que también ha sido fuente de conflictos.
La fuente Sebilj y la mezquita Baščaršija, en el barrio del mismo nombre, de marcado carácter otomano |
Al contrario que Mostar, Sarajevo existía antes de la llegada del imperio otomano, aunque no pasaba de ser una pequeña ciudadela eslava. Conquistada por los turcos en 1429, adquirió importancia en los siglos posteriores y llegó a ser la segunda mayor ciudad del imperio y de la península balcánica, solamente tras Estambul. Con el imperio otomano en declive, en 1878 pasó a formar parte del imperio austro-húngaro, lo que otorgó a la ciudad una nueva época dorada que le llevó a ser la primera ciudad europea y segunda del mundo en tener servicio de tranvía, tras San Francisco, ya que se probó en Sarajevo antes de ser instalado en Viena.
Con la llegada del s.XX empezó a destilarse un sentimiento romántico y nacionalista que se forjó, entre otros, en el imperio austro-húngaro, cuyo territorio abarcaba lo que hoy son más de 10 países. Representante de ese sentimiento fue Gavrilo Princip, que colocó a Sarajevo como ciudad en la que comenzó la I Guerra Mundial, ya que asesinando en 1914 al príncipe Francisco Fernando de Austria, heredero al trono, en el puente latino de la ciudad balcánica, encendió la mecha que llevaría a buena parte de Europa a una sangrienta guerra durante los 4 años posteriores. Aunque Sarajevo se asocie a este conflicto, aparte del atentado tuvo la suerte de no sufrir grandes daños. La guerra desintegró el imperio austro-húngaro, y provocó, entre otros, la creación del reino de Yugoslavia. Lo que de algún modo, dio lo que querían a los que perpetraron el atentado.
Iglesia ortodoxa serbia, y delante de ella el monumento a la multiculturalidad, insignia de Sarajevo y de Bosnia y Herzegovina |
Víctima de bombardeos durante la II Guerra Mundial, a su fin pasó a ser la capital de la república de Bosnia Herzegovina, integrada dentro de la república federal de Yugoslavia. No obstante es sin lugar a dudas la más reciente guerra de Bosnia la que más protagonismo dio a la ciudad y la hizo sufrir hasta el extremo. Todo empezó cuando, en plena caída del comunismo en Europa, en febrero de 1992 Bosnia y Herzegovina votan en referéndum independizarse de la antigua Yugoslavia. Ese referéndum fue boicoteado por los serbobosnios (ciudadanos serbios residentes en territorio de Bosnia y Herzegovina) que tras el "SÍ" del pueblo mayoritariamente musulmán se valieron de las armas para conseguir sus objetivos, que no eran otros que evitar la desintegración de Yugoslavia, o en su defecto formar una gran Serbia cogiendo el máximo territorio bosnio o al menos formar una república serbobosnia en los territorios de mayoría étnica serbia.
Como medida de presión el ejército serbobosnio (con el apoyo del ejército serbio) sitió Sarajevo en lo que probablemente sea el mayor asedio de la historia reciente, ya que se prolongó entre abril de 1992 y febrero de 1996, casi 4 años, en los que el tráfico de personas, víveres o material de primera necesidad como medicamentos estuvo bloqueado entre Sarajevo y el resto del mundo. Se cortaron los servicios de electricidad, agua y calefacción. Durante ese tiempo, se calcula que fallecieron por la guerra 11.000 personas de Sarajevo, y más de 50.000 resultaron heridas, siendo un 85% de ellas civiles, en buena parte debido a que decenas de francotiradores serbobosnios hicieron de cualquier civil que vieran por la calle un objetivo al que disparar.
Escena cotidiana urbana en Sarajevo; una partida de ajedrez frente a la iglesia ortodoxa |
Heróicamente, Sarajevo resistió ese asedio y consiguió, en cierta medida, los objetivos políticos que el referéndum había marcado. Bosnia y Herzegovina, un país más pobre y militarmente mucho menos poderoso que Croacia o Serbia, pudo defenderse y sobrevivir, aunque también ha tenido que ceder... la república Sprska, que abarca el 49% del territorio y el 35% de la población de la actual BiH es una entidad autónoma de mayoría serbobosnia que abarca el norte y el este del país, con capital en Sarajevo aunque en la práctica las sedes de gobierno están en Banja Luka, al oeste del país, que es la segunda ciudad más grande del mismo. El resto del país es la Federación de Bosnia y Herzegovina, de mayoría étnica musulmana. Una división entre los dos bandos de la guerra, que muestra el parche que se adoptó como acuerdo y que espero que no provoque que se reabran las heridas que de forma muy lenta van cicatrizando. No visité ninguna población de la república Srpska pero hice más de 200 kms. en coche por su territorio y me sorprendió no ver ni una sola bandera de Bosnia-Herzegovina pero sí muchas de Srpska, que coincide con la serbia, lo cual deja claro que se sienten de un país que no es el suyo...
SARAJEVO HOY
Durante ese sitio que sufrió la ciudad algunos de sus edificios fueron bombardeados o totalmente destruidos, destacando entre todos ellos la biblioteca nacional, que también hacía las veces de ayuntamiento. Sin embargo, Sarajevo ha recibido ayuda de numerosos países para reconstruir todo lo que la barbarie bélica destruyó, y la imagen que ofrece hoy es la de una ciudad que no puede olvidar la guerra pero que mayormente ha convertido las cenizas en edificios de nueva orden. La biblioteca está acabada por fuera y se estima que se pueda reabrir al público por dentro en 2014. Otros edificios han sido totalmente reconstruidos y lucen más hermosos que nunca... intentando devolver a Sarajevo el prestigio que nunca debió haber perdido, ése menos conocido pero que le llevó, por ejemplo, a ser sede olímpica de invierno en 1984.
Tienda en el Morica Han, el antiguo hostal de caravanas de Sarajevo |
Por detrás de la biblioteca-ayuntamiento comienza la parte más antigua de la ciudad, el barrio turco, llamado "Baščaršija", lleno de edificios de poca altura, hecho en parte con madera, que tiene un marcado carácter asiático. En este barrio reinan las tiendas de artesanos, los restaurantes donde sirven deliciosa comida bosnia y sus edificios más altos son los minaretes de las mezquitas. Tenemos a la que da nombre al barrio (o el barrio se lo ha dado a ella), y a la Gazi-Husrev Beq, la mezquita más grande del país, considerada también una de las más interesantes muestras de arte islámico de todos los Balcanes. Es visitable de forma gratuita de 9 a 11 de la mañana, y no es necesario ni quitarse los zapatos para verla. Una pequeña plaza en el extremo del barrio tiene una fuente ornamental, la "Sebilj", que es el símbolo del mismo y otro de las fotos más típicas de la ciudad. Algo menos conocida pero con el mismo sabor otomano es el "Morica Han", el hostal de caravanas o caravasar reconvertido en plaza donde los cafés y los artesanos de alfombras conviven con el viejo edificio.
Lo sorprendente de Sarajevo es la facilidad que tiene para transportarte a otro mundo con solo recorrer unos metros... y es lo que pasa cuando sin salir de una calle, la Ferhadija, pasas del barrio turco al barrio austriaco, pasas del ambiente de una ciudad turca a una calle puramente vienesa... los edificios pasan a ser más altos, el blanco de los edificios encalados y el negro de la madera son sustituidos por el verde pistacho, el rosa o el amarillo de una ciudad del imperio austro-húngaro. Es aquí donde apenas 200 metros después de salir de una mezquita te cruzas una iglesia ortodoxa y otra católica, sabiendo que la sinagoga más cercana tampoco queda en absoluto lejos. Y todo bien restaurado. Y es frente a la iglesia ortodoxa donde ves una de las escenas urbanas más curiosas, un tablero de ajedrez enorme en el que juegan unos pocos y curiosean muchos más, tanto sarajevitas como turistas.
Volvemos a la orilla del río Miljacka, porque junto a él se agrupan más edificios interesantes si nos vamos desde la biblioteca hacia el oeste. Teatro nacional, universidad, la academia de arte de la ciudad (con un aire que me recordó, salvando las distancias, a un parlamento húngaro en miniatura), la sinagoga... que además son accesibles en tranvía, cuyo viaje en sus vetustas sillas es ya una experiencia peculiar en esta ciudad y una alternativa a la pequeña caminata desde la biblioteca. A medio camino entre ambos queda el famoso puente Latino, escenario del atentado de 1914 que comenzó la I Guerra Mundial. Se indica con una placa el lugar desde el que disparó Gavrilo Princip, y en esa misma esquina se ha ubicado un pequeño museo que retrata la historia de finales del s. XIX y principios del XX que explica que se sucediera ese trágico suceso.
Volviendo hacia la biblioteca podemos alejarnos un poco del Miljacka, en su otra orilla y visitar la iglesia franciscana de San Antonio de Padua, de vistoso color rojo, y junto a ella la fábrica de cerveza Sarajevska Pivara, que fue clave durante la guerra por tener en su recinto un manantial que sació la sed de Sarajevo durante el asedio.
Y aquí acabo mi visita a la ciudad. Me consta que con tanta colina y montaña en sus alrededores hay varios miradores para disfrutar de las vistas que una ciudad como Sarajevo ofrece, pero no pude visitar ninguno... pero a cambio nos las ingeniamos para visitar un lugar único, cargado de historia, ya fuera de los límites de la ciudad... el túnel de la esperanza. Pero eso será materia para otra entrada...
Biblioteca nacional - Ayuntamiento de Sarajevo, esta vez de día |
INFORMACIÓN PRÁCTICA
Nosotros encontramos a través de Booking un alojamiento en un apartamento donde residía una familia sarajevita que alquila dos habitaciones, con baño compartido, muy recomendables por su situación céntrica, pegando a la biblioteca, y lo bien equipadas que están. El lado malo es que aparcar gratuitamente en esa zona es casi imposible y el parking en el que aparcamos tampoco es mucho más barato que el de un país de Europa occidental (10€ por día). Pero lo recomiendo, sus anfitriones fueron muy amables y la información que nos dieron muy útil: "Apartments Baščaršija Live".
Para llegar a Sarajevo nosotros fuimos en coche, y para los que lo hagan así recordarles que están en un país mucho más pobre que España y con un perfil montañoso que dificulta mucho las comunicaciones... por lo que los desplazamientos en coche son algo más lentos que en España. A cambio el paisaje es impresionante, y yendo de Mostar a Sarajevo se pasa por lugares de postal, especialmente la primera mitad, siempre junto al río Neretva.
Para llegar con transporte público, decir que Sarajevo está conectada con vetustos y lentos trenes con Mostar y otras ciudades de la antigua Yugoslavia como Belgrado. También cuenta con un aeropuerto internacional donde, eso sí, no se sabe lo que son las compañías de bajo coste.
Nuestra habitación en Sarajevo; el Apartments Bascarsija Live |
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