miércoles, 18 de abril de 2012

Encanto costero: RIBADEO Y LA PLAYA DE LAS CATEDRALES

Playa de las Catedrales
En la esquina nororiental gallega, pegando a Asturias y alejada de la mayoría de los grandes puntos de interés turístico de la región, Ribadeo es una de las principales poblaciones de la mariña lucense, la franja costera que tiene la provincia de Lugo.

Casa de indianos en la calle San Roque de Ribadeo
Ubicada frente a la ría del río Eo, de donde le viene el nombre, y a muy poquita distancia del mar, esta población se está haciendo un hueco en la lista de lugares gallegos a visitar por su ubicación frente a la ría, algunas casas de indianos y sobre todo por su cercanía a una fantástica playa de esas que se dice que son para "viajeros" más que para "turistas": la playa de las Catedrales.
La playa de Aguas Santas (en gallego: "praia de Augas Santas"), más conocida como "playa de las Catedrales" ("praia das Catedrais"), es un arenal ubicado en la parroquía ribadense de "a Devesa", cercana a Rinlo y a una decena de kilómetros de la capital del municipio, yendo hacia el oeste. Decía que es una playa para "viajeros", porque frente a las playas para turistas cuyo mayor interés son los baños de sol y de agua marina, nos encontramos frente a una playa en una zona escasa en sol (el norte de Galicia es una de las franjas costeras españolas con menos horas de sol al año), y poco apropiada para el baño, debido a que la mayor parte del tiempo está inundada por el agua (solo se puede disfrutar con marea baja), tiene peligrosas rocas y está expuesta al oleaje. Digamos que en lugar de eso, es una playa para disfrutar de la naturaleza.

Su principal peculiaridad son sus gigantescas rocas que adaptan caprichosas formas, con varios arcos y formaciones de varios metros de altura, lo que no impide que el resto del terreno sea como el de una verdadera playa de arena fina y color a medio camino entre el blanco y el dorado. Todo esto la hace muy fotogénica, incluyendo ciertos charcos que al menos el día de mi visita no desaparecieron ni con marea baja, y que con la claridad del agua y el color de la arena me permitieron sacar fotos muy originales, como ésta.

Charco de agua limpia con la marea baja, playa de las Catedrales

Aunque pueda tener algo de interés ver sus formaciones y arcos parcialmente inundados por el agua desde arriba (la zona junto a la playa, a mayor altura, es transitable a pie), no cabe duda de que para que la visita merezca plenamente la pena hay que acudir en horario de marea baja. Para saberlo, puede consultarse alguna web con información sobre las mareas, como ésta: (http://www.ribadeo.com/mareas/) o ésta: (http://www.larompiente.com/tablamareastabla.asp) o bien acudir a la oficina de turismo de Ribadeo, donde informan puntualmente de la hora de la bajamar. Se recomienda acudir para que la bajamar nos pille ya con los pies en la arena, más o menos a la mitad de la visita (se puede pasar perfectamente más de una hora en la arena, especialmente si os gusta sacar fotos), porque la marea sube bastante rápido y puede hacerlo antes de lo que nos gustaría. La subida de la marea hay que tomársela en serio, ya que el fuerte oleaje que puede sacudir a la playa y las formas de las rocas pueden ser nuestro peor enemigo. Para llegar hasta la zona de los tres arcos juntos, ubicada en el extremo este, recomendaría llevar botas de montaña, porque recuerdo que hay que andar un cachito sobre las rocas, húmedas cuando no mojadas, para llegar a este rincón.

Arcos de la playa de las Catedrales
De vuelta a Ribadeo y aunque sea un lugar sin muchas pretensiones, yo no me perdería la plaza de España y la calle de San Roque, con sus casa de indianos, así como las vistas de la ría, donde me llamó la atención la vista que se puede apreciar de la localidad asturiana de Castropol, en una península de la ría del Eo. Si tenéis la suerte que tuve yo, de pillar una oferta para dormir en el parador ribadense, la vista nocturna de las tranquilas aguas de la ría y de Castropol embriagará vuestros sueños.

Vista de Castropol (Asturias) y la ría del Eo desde el parador de Ribadeo

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