lunes, 22 de octubre de 2012

Capital con nombre de mujer: SOFÍA

INTRODUCCIÓN E HISTORIA


Alguna vez he oído decir que si visitar Lisboa es ir a la capital de la "saudade", esa extraña melancolía que en castellano llamaríamos "añoranza" o directamente usando la palabra gallega "morriña". Y si en verdad, la atractiva decadencia que se percibe al visitar la capital portuguesa (o su rival, Oporto) es digna de mención, se queda lejos, al menos para mí, de lo que he sentido al visitar algunas ciudades de Europa Oriental, especialmente la ciudad de la que voy a pasar a hablar, porque no solo se percibe en las calles, sino también las miradas de sus habitantes, en ocasiones tristes, y muchas veces perdidas.

Catedral de Alexander Nevsky (Alejandro Nevsky), imponente símbolo de Sofía

Sofía, capital de Bulgaria, es una ciudad con una población de 1.300.000 habitantes, que me pareció sorprendentemente tranquila para su tamaño. Es la capital incontestable del país en casi cualquier aspecto, a pesar de su posición descentrada en el mismo, situada muy al oeste, cercana a la frontera de países como Serbia o Macedonia, y a pesar de su peculiar ubicación tan cercana a la alta montaña. Esta situación le hace tener un clima bastante continental, con inviernos ciertamente fríos, debido a esa lejanía al mar, a su situación a 550 metros de altura y a una latitud, que es más alta de lo que parece, similar por ejemplo, a la de la ciudad de León (España). Lo de la ubicación tan cercana a la alta montaña lo digo porque tiene justo al lado el macizo balcánico del monte Vitosha, que culmina en el pico homónimo, a casi 2300 metros de altura, con categoría de parque natural y que actúa de facto casi como un parque más de la ciudad. El monte es visible desde cualquier punto de la ciudad, y es un rasgo característico de su imagen aérea o "skyline". Además parece ser de fácil visita en transporte público, aunque yo no tuve de tiempo de conocerlo y no os puedo dar detalles.

Sofía es la capital de Bulgaria solo desde 1879, debido a que el país estuvo absorbido con anterioridad durante siglos por el imperio otomano. En la guerra de la independencia de Bulgaria intervino decisivamente Rusia a favor de la misma, lo que quizá explique que exista en el país, todavía hoy, un cierto sentimiento "rusófilo", que se muestra al ver la ciudad, en edificios del periodo comunista o anteriores, así como en aspectos diplomáticos o culturales. No obstante, Bulgaria es miembro de la Unión Europea desde 2007, figurando entre los países más pobres de la misma.

Sveti Sedmochislenici, iglesia búlgara típica construida tras la independencia
Debido a su relativa reciente capitalidad, la ciudad no acumula una cantidad ingente de grandes monumentos, aunque puede resultar muy interesante debido a su exotismo comparado con Europa Occidental, al hecho de ser un muestrario de ciudad ex-comunista y a una lista de edificios ciertamente notables. Al margen de eso, otra buena noticia es que el bolsillo no sufrirá, ya que la ciudad es una de las capitales europeas más baratas, siendo el lev (equivalente a 0,5€ cuando visité la ciudad) la moneda oficial.

Sofía se disfruta ya desde antes de tocar tierra. ¿Cómo? Porque la ubicación del aeropuerto, al este de la ciudad y extrañamente cercano a ésta, hace que llegando desde España se sobrevuele toda la ciudad a poca altura antes de tocar tierra. No recuerdo a qué lado fue (diría que al derecho), pero la visión de la ciudad iluminada desde mi asiento del avión es todavía hoy la mejor vista aérea de una ciudad que haya tenido nunca desde una aeronave, fue espectacular. Una vez abajo, en el minúsculo aeropuerto, más comparable a una estación de autobuses española que a uno de nuestros aeropuertos (aunque parece que se está ampliando), os ofrecerán un servicio recomendable de "taxi compartido", que ofrecen empresas privadas, y que os puede dejar en el hotel o albergue que hayáis elegido para dormir por muy poco dinero. Coger un taxi para vosotros solos es más caro (a mí además me estafaron al hacerlo) aunque todavía asequible, y desde luego que no recomiendo en ningún caso coger un taxi ilegal, regentados por particulares para sacarse un sobresueldo, que quizá también os ofrezcan.

Teatro nacional Ivan Vazov

VISITA DE SOFÍA


Una vez llegados a la ciudad, se hace casi irrenunciable empezar la visita por el icono de Sofía, la catedral de Alexander Nevski. Este gran edificio, cuyo nombre muestra esa "rusofilia" citada anteriormente, se hizo en honor a los rusos caídos en la guerra de independencia búlgara. Su estilo es neobizantino, y sus grandes dimensiones la hacen ser el edificio ortodoxo más grande de la península balcánica, solamente tras la inacabada catedral de San Sava en Belgrado. Su interior, como buena iglesia ortodoxa, tiene grandes iconos y me sorprendió por ser bastante oscura. En su exterior no faltan las cúpulas redondas o semirredondas típicas del arte bizantino, de colores verduzco y dorado, que además pueden ser bien admiradas debido a su situación en una gran plaza, alejada de otros edificios en todos los puntos cardinales. Aunque la plaza no está peatonalizada, al menos cuando yo la visité (un fin de semana), tenía muy poco tráfico.

Aunque viendo el aspecto de su gente se intuya que hoy es una ciudad de emigrantes más que una ciudad que reciba inmigración (algo extensible a toda Bulgaria), en otras épocas ha sido un lugar más cosmopolita, absorbiendo culturas y religiones diversas. Esto queda patente, por ejemplo, al ver cómo se conservan (y se pueden visitar) aparte de las tradicionales iglesias ortodoxas búlgaras, una iglesia ortodoxa rusa, una sinagoga y una mezquita, testigos de tiempos pasados:

Mezquita de los Baños, o "Banya Shadi"
- Mezquita de los Baños: esta mezquita es un claro testigo de la dominación otomana que vivió el país durante siglos, que sin embargo no ha provocado que el islam haya sobrevivido como religión mayoritaria como lo ha hecho en otros países como Bosnia-Herzegovina o Albania. Fue mi primera mezquita a visitar si no cuento la de Córdoba, y por eso me llamó la atención, pero es modesta al lado de la mayoría de mezquitas de la no lejana Estambul. No está desacralizada, así que se exigirá ir correctamente vestido y quitarse el calzado a la entrada (diría que también cubrirse el cabello para las mujeres). La entrada es gratuita.
- Sinagoga de Sofía: muy cerca de la mezquita anterior se encuentra esta hermosa sinagoga, la más grande de los Balcanes, que puede servir como escaparate al judaísmo, cuya huella ha sido casi erradicada en España y que sobrevivió varios siglos más tarde en el resto de Europa. Si la memoria no me falla, la visita es gratuita, y solo se pedirá amablemente que los hombres se pongan la "kipá" (sombrero judío, parecido al sombrero de un papa) para acceder, porque tampoco es un edificio desacralizado. Merecen la pena tanto el exterior como el interior de este edificio de principios del siglo XX.

Sinagoga de Sofía
- Iglesia rusa de Sofía: esta modesta iglesia rusa muestra de nuevo los vínculos entre ambos países. Como pasaba con la mezquita, está lejos del esplendor de las iglesias rusas en Rusia, pero es un bonito ejemplar que llama la atención de los que no estén acostumbrados a los templos rusos. Se encontraba cerrada cuando nos acercamos.
- Entre ellos, como para no olvidar dónde estamos, se ha ubicado una escultura, negra y con ligeros toques dorados, que representa a la diosa de la sabiduría, Sofía, y de la que le viene a la ciudad el nombre.

Escultura de la diosa de la sabiduría, Sofía
La visita puede continuar por otros templos más típicamente búlgaros como "Sveta Nedelya" ("sveta" y "sveti" significan "santa" y "santo" respectivamente), donde nosotros tuvimos la oportunidad de ver, sin querer, un bautizo ortodoxo (en el que se corta el pelo a la criatura), o la iglesia "Sveti Sedmochislenici", donde la gente hacía cola con sus ramos para asistir a la misa de domingo de ramos, en la que permanecerían de pie, porque las iglesias ortodoxas no tienen bancos para sentarse en Bulgaria.
Más histórica aunque quizá menos fotogénica puede resultar la iglesia de San Jorge, cuyos inicios datan de entre los siglos IV y VI, siendo una de las iglesias más antiguas de los Balcanes.
Otra iglesia histórica, que no pude visitar, es la de Boyana, a las afueras de la ciudad, junto al Vitosha, declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO, con logrados frescos.

Volvemos a la modernidad para hablar de otro de mis edificios favoritos en Sofía, el teatro nacional "Ivan Vazov", de estilo neoclásico y vivos colores. Para no perdérselo, con su fachada principal mirando hacia unos agradables jardines donde, si el tiempo acompaña, se puede tomar un refresco en la terraza. O el palacio nacional de la cultura, una suerte de palacio de congresos inaugurado en 1981, muy bien presentado con unos amplios jardines en su fachada principal.

Cambio de guardia frente al palacio presidencial

Si nos acercamos al palacio presidencial, podremos ver, a las horas en punto, el cambio de guardia. Los guardias, ataviados con vivos colores, dan un pequeño paseo con cierta "pompa" para la cantidad de espectadores que suelen verlo, ya que al no ser Sofía muy visitada y al hacerse con mucha frecuencia el cambio, lo vimos prácticamente solos. Lo cual no quiere decir que no me gustara, más bien al contrario :)

Finalizo ya la visita diciendo que Sofía es un buen lugar para ver edificios y esculturas heredados del periodo comunista. Al lado del palacio presidencial tenemos el parlamento, muy característico, y en las cercanías de la asamblea nacional, junto a la catedral de Alexander Nevsky (Alejandro Nevsky si nos empeñamos en traducir), se encuentran varias esculturas que muestran cómo el régimen utilizaba la escultura como propaganda durante la época.

Escultura comunista, con las cúpulas doradas de la catedral de Alejandro Nevsky al fondo

CONSEJOS PARA VISITAR SOFÍA


Aparte de la temperatura, de la que hablé antes, un aviso a navegantes: en Sofía el búlgaro es el único idioma oficial, y este idioma se escribe únicamente en alfabeto cirílico, el mismo alfabeto que se usa en ruso, entre otros idiomas. No vayáis con la esperanza de que las letras estarán traducidas a alfabeto latino, el nuestro, porque no es así. En mi caso, no tuve problemas para, en muy poco tiempo, aprender a hacer la traducción directa letra a letra, para manejarme con el plano (recordar las lecciones de matemáticas puede ayudar, ya que las letras que no se parecen a nuestro alfabeto se parecen al griego), porque no hay otra opción.

Sofía debe tener metro, aunque no lo usé, y ni siquiera lo vi. A cambio, sí usé el tranvía, que me recordó por momentos a Lisboa aunque era aún más viejo, y que es muy práctico porque comunica la estación de tren con Sveta Nedelya y la avenida Vitosha, una de las principales calles comerciales de la ciudad. Cuando os bajéis del tranvía, tened cuidado, porque no hay parada al estilo de Europa Occidental y en ocasiones os salís del tranvía yendo a parar al carril por donde circulan los coches, que aunque suelen parar con mucha educación, es algo con lo que más vale prevenir.

Perro callejero en Sofía, muy frecuentes en la ciudad
Cuando yo la visité, Sofía tenía una gran población de perros abandonados, que pueden producir, según la persona, desde pavor hasta pena. No debe ser algo puntual, ya que años antes un amigo fue por allí y comentó lo mismo. Mi experiencia me dice que son inofensivos, yo diría que no hay por qué temer, pero si a alguien le dan miedo que lo sepa antes de ir.

No hay comentarios: