lunes, 8 de octubre de 2012

Mezquita de Hassan II, Casablanca

Mezquita Hassan II de Casablanca, parcialmente sobre el agua
No voy a engañar a nadie, Casablanca no es mi ciudad favorita. Es posible que a los marroquíes les guste mucho, porque para ellos estar en esta ciudad es como estar en un pedacito de Europa sin salir de su país, pero para mí, que iba buscando historia, cultura, tradición... no fue el destino más destacado de mi escapada a Marruecos. No obstante, si tu avión sale o llega de Casablanca y tienes tiempo, quedarse una noche a dormir allí puede ser recomendable si quieres ver ese lado más moderno y europeo de Marruecos, y especialmente si quieres descubrir la grandiosidad de una de las pocas mezquitas marroquíes en las que los no musulmanes pueden entrar: la mezquita Hassan II.

El aspecto moderno de Casablanca, la ciudad más poblada del país y su principal motor económico, se revela nada más llegar a la ciudad. Los edificios son altos, las calles son anchas y las chicas llevan en mayor número tacones que velo para cubrirse el cabello. Cogiendo un plano de la ciudad, comprendemos también que Casablanca (llamada "Casa" de forma coloquial) es el resultado del crecimiento producido durante el protectorado francés del s. XX, ya que con anterioridad solo existía la medina, y su tamaño es muy pequeño, tanto comparado con la zona moderna, como con las medinas de ciudades históricas como Fez o Marrakech.

Mezquita de Hassan II
No obstante, acercarse a la gran mezquita de Hassan II nos recuerda que seguimos en Marruecos. Situada junto al mar, esta mezquita, sorprende por numerosos motivos. Para empezar, su ubicación, ya no en primera línea costera, sino incluso sobre el agua, se debe a unos versos del corán en los que se inspiró el monarca que ordenó su construcción (y que dio su nombre a la mezquita) que dicen que "el trono de Dios se halla sobre el agua", por lo que dos terceras partes del templo así se encuentran. En segundo lugar, su minarete, con 210 metros de altura, es el más alto del mundo y puede ser visto desde varios kilómetros a la redonda. Sus dimensiones en superficie no se quedan atrás, y provocan que este templo, dependiendo de las fuentes que lo digan, sea colocado como el segundo, tercero o cuarto mayor del mundo musulmán, siempre por detrás, al menos, de la gran mezquita de la Meca (hacia la que, como es natural, está orientado). Por último, si se visita su interior, dentro de él nos llevaremos sorpresas que van más allá de su vasto espacio para el rezo (25000 personas solo dentro del edificio), como por ejemplo el lujo de sus materiales, en su mayoría marroquíes, entre los que abunda el mármol. También destaca por el uso de la más alta tecnología, con suelo calefactado, puertas eléctricas y un techo que puede abrirse de forma automática. Cuenta con una escuela coránica, parking subterráneo y un hammam, aparte de con una generosa plaza exterior para poder disfrutar y fotografiar el edificio, y para que los fieles recen fuera si se considera oportuno.

Interior de la mezquita Hassan II
De una hora de duración, la visita guiada, disponible al menos en francés, inglés, español y alemán, no es barata. Su precio era de 11€ (120 dirhams) a principios de 2010, cuando yo fui, pero a mí me pareció un dinero bien empleado, especialmente por lo especial que es el lugar, y por la exclusividad de ver una mezquita marroquí por dentro, aunque me imagino que tenga poco que ver con el resto de mezquitas del país.

El coste de la visita se justifica también por el precio que costó el edificio, que fue de algo más de 500 millones de euros, costeados en su mayor parte con dinero público. Fuente de orgullo para algunos, ese precio no se justifica para muchos, teniendo en cuenta la pobreza en la que viven muchos marroquíes y las muchas otras formas mejores en las que se podría haber invertido.  No acaba la polémica con el alto precio del edificio, porque para realizarse se desalojó a muchas personas del barrio (muy modesto, como muestra la foto bajo este párrafo) que vivían en la zona, sin ningún tipo de indemnización. De todas formas, creo que ha cumplido dos de los objetivos de su creador: situar la mayor ciudad del país en un mapa turístico en el que antes no aparecía, y dejar su nombre en un edificio de gigantescas proporciones, digno de cualquier megalómano.

La mezquita se ubica en un modesto barrio de Casablanca
Diré que el hotel en el que dormí se llama "Hotel Central", y se encuentra muy bien ubicado entre el mar (a la altura del puerto) y la medina, justo donde empieza ésta. Está también muy cerca de la estación de tren "Casa-Port", lo que tampoco resulta muy útil puesto que casi todos los trenes van solamente a "Casa-Voyageurs". Desde el hotel bastan unos 15 minutos a pie para llegar a la gran mezquita. Por internet le dan críticas desde bastante buenas a todo lo contrario. Yo diría que fue un sitio bastante correcto por el precio que pagamos (algo menos de 40€ la habitación doble, pero Casablanca es quizá la ciudad más cara del país), suficientemente limpio y con un amable recepcionista.

A pesar de su tamaño, mayor que el de cualquier ciudad española, con más de 4 millones de personas, "Casa" no tiene metro, por lo que el taxi es la mejor forma de desplazamiento por la ciudad. Recuerden acordar el precio antes, regateando, por supuesto :)

Con toda esta información será más fácil disfrutar de Casablanca, aunque solo sea como ciudad de paso.

Hammam de la mezquita Hassan II

2 comentarios:

Flaviusky dijo...

Tienes toda la razón. A mi Casablanca no me gustó para nada excepto por la mezquita.

saetismo dijo...

Sinceridad ante todo!! Pero tenía que escribir algo sobre Marruecos y con Marrakech no sabía ni por dónde empezar... :P