martes, 24 de agosto de 2010

La otra capital de Europa: ESTRASBURGO

Si digo que Francia es un país centralizado, supongo que no sorprenderé a casi nadie. Es verdad a muchos niveles, sí, pero tengo la sensación de que mucha de la gente que visita Francia lo cree así también a nivel cultural, turístico o simplemente "de hermosura"... gente que visita París, muchas veces sólo unos pocos días y vuelve a casa pensando: "Ya he visto Francia". Pues va a ser que no...

Catedral de Estrasburgo, junto a un buen ejemplo de casa con entramado típico de allí
Alsacia... puede que a muchos os suene por su papel histórico y por la rivalidad que Francia y Alemania han mantenido por el control de esta región. Junto a parte de su vecina Lorena, Alsacia ha cambiado de mano numerosas veces, sólo entre 1870 y 1918 en cuatro ocasiones, para finalmente al acabar la I Guerra Mundial ser definitivamente francesa (salvo el intervalo de la II Guerra Mundial), y su frontera quedar marcada por la orilla del Rin. Por suerte, a día de hoy, la paz entre Francia y Alemania ha permitido a Alsacia desarrollarse como lo que es: una región fronteriza de suma importancia con rasgos franceses y alemanes. Su biculturalidad es patente, no es difícil encontrar al alemán compartiendo sitio con el francés en muchos letreros y el dialecto alsaciano, que en zonas rurales aún se habla, es un popurrí entre francés y alemán, posiblemente difícil de comprender para unos y otros :) Por todo esto, se creyó que Estrasburgo, la capital de Alsacia, era una ciudad perfecta para ejemplificar la paz y la unidad europea y se pensó en ella como símbolo para situar edificios de la Comunidad Económica Europea, que empezó a rodar en 1957.

Estrasburgo es una ciudad maravillosa. Me queda mucho por visitar en el país vecino pero no creo que muchos lugares me gusten tanto como lo hizo la capital alsaciana. Es "la otra capital europea", ya que aunque sea mucho menos conocida que Bruselas, contiene muchas de las instituciones más importantes de la Unión Europea. La sede principal del Parlamento Europeo está allí, así como otras instituciones como el Palacio de los Derechos Humanos o el Consejo de Europa. Así que cuando las noticias hablan de lo que ha decidido u ordena "Bruselas", yo pienso "y Estrasburgo, y Estrasburgo..."

Alrededor del pintoresco barrio de la "Petite France"
Pero en mi visita, esta europeidad de Estrasburgo fue algo circunstancial. Bien es cierto que es una ciudad cosmopolita para el pequeño tamaño que tiene (no llega a 300.000 habitantes en el municipio), algo que se debe a lo citado anteriormente, pero mucho antes de que Estrasburgo cobrara importancia como capital de la UE, se modeló su casco histórico, de marcada personalidad, que es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1988: La "Grande île".
Esta isla del río "ill", es un acúmulo de sorpresas. El monumento de mayor importancia es su catedral. Con 142 metros de altura en su única torre, es una de las mayores catedrales que conozco y el color cobre de su piedra me maravilló, aunque esto es un gusto personal. Por dentro no es menos impresionante, por sus dimensiones, y por un curioso reloj astronómico. La catedral es otro ejemplo más de la biculturalidad de la ciudad, ya que ha sido usada como centro católico y protestante.

Barrio de la "Petite France" con su casa más fotografiada, la de los curtidores (Maison des tanneurs)
Pero no es la catedral lo que más me gustó, sino sus casas con entramado. El conjunto de casas con entramado de Estrasburgo es enorme, y hacen que la ciudad me pareciera enormemente pintoresca. Las hay de muchos colores, con muchos usos, junto al canal, en medio de una calle peatonal... pero la palma se lo lleva el barrio de la "Petite France". Su conjunto de casas blancas con entramado y flores, en una zona de puentes sobre el canal, hace las delicias de todos los que visitan la ciudad.

Otra cosa más que agradable para hacer es dar un paseo por los canales. Esto no es Amsterdam ni San Petersburgo, los canales no son tan abundantes y se limitan al río ill que se divide en dos rodeando el centro de la ciudad, y que en su parte norte permite ver el Parlamento Europeo entre otros, pero a cambio, las pintorescas casas con entramado que se ven desde el agua son sublimes, y se pueden apreciar mejor que desde tierra. Terracitas de restaurantes junto al río, la Petite France, los puentes cubiertos y un precio más económico (entre 4 y 5€ en 2008) que en otras ciudades con canales hacen del barco una más que recomendable opción para disfrutar de Estrasburgo. Una guía audio en multitud de idiomas se incluye en el pack sin precio extra.



Otros atractivos como la iglesia de Saint Paul, el agradable parque de l'Orangerie o alguno de los palacios con que cuenta la ciudad, como por ejemplo el "Palais Rohan", completan el bagaje de una pequeña ciudad encantadora, inolvidable, que merece una fama mayor, y que hará las delicias de los que quieran ver "más allá de París".

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