miércoles, 6 de octubre de 2010

Cruce de Oriente y Occidente: ESTAMBUL (I)

Después de más de un mes sin escribir, me he decantado por un plato fuerte...

Mezquita de Ortaköy y puente sobre el Bósforo
Lo reconozco, soy fan de Estambul. Lo soy de muchos otros sitios, pero casi de ninguno tanto como de esta ciudad turca, tanto, que me atrevería a decir que es una de las ciudades que más me ha maravillado de todas cuantas he visto. Su magia escapa a lo que aquí pueda escribir porque es algo que no se puede expresar con palabras.

Para mí Estambul fue mi primera visita a un país de mayoría musulmana. Quizá esto motivara que el "shock" fuera mayor, pero a pesar de todo creo que es una "introducción al mundo musulmán" que recomendaría a todo el Mundo, puesto que es una compensada mezcla entre Europa y Asia, entre una ciudad de un país que quiere entrar en la Unión Europea y la capital de uno de los mayores imperios musulmanes que el mundo haya conocido, y al ser un lugar turístico, no se diferencia tanto de la Europa que conocemos. Vamos, que si uno quiere visitar por primera vez un país musulmán sin asustarse porque le parezca estar en otro mundo, visitar Estambul es una mejor idea que por ejemplo Marruecos (a pesar de estar más cerca de España) y aunque no los conozco aún, seguramente pase parecido con muchos otros países musulmanes.

Vista del Bósforo desde la mitad asiática de Estambul. Parece un río :)
Para empezar a hablar de la magia que para mí tiene Estambul, hay que hablar de algo que la hace única en el Mundo: su ubicación. Ninguna otra ciudad en el Mundo puede presumir de estar en dos continentes, ni tampoco (que yo sepa) de estar a ambos lados de un estrecho. De hecho, la "estrechez" del Bósforo en Estambul es tal, que a primera vista se podría confundir con un río, idea que se desvanece cuando uno se acerca y ve las pequeñas olas que forma el agua o se fija en que apenas hay puentes y los dos que existen no tienen ninguno de sus pilares en el agua (desconozco la profundidad del Bósforo pero me imagino que no será poca precisamente). Por tanto se puede hablar de un Estambul europeo y otro asiático, y aunque no existen grandes diferencias entre las dos mitades de la ciudad (aparte de que la mitad europea es la que aglutina la parte más monumental), la dualidad geográfica de Estambul es también cultural, ambiental, monumental y espiritual me atrevería a decir.
Por si esta división fuera poco, la parte europea está a su vez dividida en dos por el Cuerno de Oro, un estuario inundado de un río que aunque es un fenómeno más frecuente en una ciudad, da una agradable alternativa acuática a la majestuosidad del Bósforo. Al sur del Cuerno de Oro queda por tanto una península que se podría definir como uno de los extremos del sureste de Europa, que por su valor estratégico, ha sido el corazón de Estambul a lo largo de su historia, y hoy mantiene tres de los monumentos más conocidos de la ciudad: El palacio de Topkapi, la Mezquita Azul y la catedral-museo de Santa Sofía (aunque la de la foto no es ninguna de estas tres cosas :P)

Mezquita nueva
De muchos lugares se dice que son "lugar de encuentro entre Oriente y Occidente", así como "cruce de caminos estratégico", pero ninguno lo es tanto como Estambul:
La mezcla entre encanto oriental y urbe europea se palpa en cada esquina... hay rincones, como la "Istiklal Cadessi", una gran calle peatonal atravesada hasta por 3 millones de personas al día, que por su aire cosmopolita, por su rico número de bares, restaurantes, pubs y discotecas, recuerda a cualquier gran ciudad europea. Saliendo de los recorridos turísticos o incluso sin hacerlo en exceso, nos podemos encontrar en calles donde no veremos más que los ojos a cualquier mujer que nos crucemos, se sucederán calles angostas en las que los chavales juegan a fútbol en plena calzada (incluso en cuesta) y la gente se quedará mirando descaradamente a cualquiera que vista de forma medianamente europea, como sorprendido. Eso es Estambul.
Lo de cruce de caminos lo justifico porque es el único sitio por el que se puede pasar de la vieja Europa a la península de Anatolia en coche o bus (y en breve en tren y/o metro también). No hay otra alternativa al barco o a rodear el Mar Negro. Por su tamaño, riqueza dentro de Turquía y por estar a las puertas de las fronteras actuales de la UE, se ha convertido además en un sumidero de turcos del centro y este del país y de otros países de Oriente Próximo, muchos de los cuales residen aquí a la espera de, algún día, poder quizá acceder a la UE y así tener una vida mejor. Es por eso que en Estambul sucede algo extraño, y es que se mezclan las personas más cosmopolitas de Turquía, más europeas, y también las familias más conservadoras que aún se pueden seguir sorprendiendo de ver las piernas a una mujer por la calle en pleno verano... ¡qué cosas!

Bósforo, con el curioso faro de Leandro presidiéndolo
Hablar de Estambul exige hablar de su historia... también en esto pocos sitios pueden rivalizar con la gran urbe turca. Ha sido capital de tres imperios, durante alrededor de 1.500 años: Romano de Oriente, Bizantino y Otomano. También se la ha conocido por tres nombres: Constantinopla, Bizancio y Estambul. La que empezó siendo la "Roma de Oriente" cuando se escindió en dos el Imperio Romano, acabó resistiendo casi 1.000 años más de lo que lo hizo la actual capital italiana. Mientras Roma decaía después de su invasión en el siglo V y no conocería otra época de esplendor hasta casi mil años después, la otra mitad del Imperio Romano, la de Oriente con capital en Constantinopla (actual Estambul), permaneció, se reinventó a sí misma cambiando hasta de nombre (por el de Imperio Bizantino cuya capital pasó a denominarse Bizancio, el primer nombre que tuvo la ciudad) y resistió hasta 1453 sin ser invadida, a pesar de que los otomanos la habían cercado por todos los flancos y era lo último que le quedaba al mundo bizantino. Protagonista de este episodio, que marca para muchos el final de la Edad Media, siglos antes ya había desafiado a la decadente Roma en el "Cisma de Oriente", por el cual el mundo cristiano se separó en dos, quedando los católicos al oeste con capital en Roma y la autoridad del Papa, y los ortodoxos al este con capital en Constantinopla siguiendo las directrices del Patriarca. Hoy día, esa separación existe y está presente en la diferente forma de interpretar la religión de los países ortodoxos respecto a los católicos. Como curiosidad al respecto, en Estambul apenas quedan ortodoxos a día de hoy...

Mihrab de Santa Sofía, que fue usada como mezquita
Otra contradicción de la historia de esta apasionante ciudad es que ahora sorprendentemente no sea la capital política de su país. Lo que no quita para que sea capital económica, turística y cultural de Turquía. Aunque debo decir que personalmente tuve la sensación de que eso (no ser capital política turca) a sus habitantes les importaba poco y que habían asumido su nueva condición. Atatürk, militar durante la I Guerra Mundial y político turco después, idolatrado hasta el extremo en Turquía, fue el responsable de esta decisión (que según parece responde a motivos militares ya que Estambul era más fácilmente atacable por mar y por geográficos, ya que la metrópoli turca queda muy descentrada en el actual país) y se llevó la capitalidad a la (por aquel entonces) pequeña ciudad de Ankara. Y aunque ésta ha crecido enormemente desde que es la capital turca, aún tiene menos de la mitad de habitantes de los que tiene Estambul. Y lo que le queda...

Y lo que me queda a mí por contar de Estambul. Voy a dejar para otro día una lista de cosas que hacer y como no, una enumeración de sus más insignes documentos.

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