martes, 6 de noviembre de 2012

Encanto serrano: CAZORLA y la ruta del BOROSA

"Cerrada de Elías", desfiladero de la ruta del río Borosa
Jaén, que seguramente sea la provincia andaluza menos explorada, por el hecho de no poseer mar ni tener una capital de tanta resonancia como Sevilla o Córdoba (las otras dos únicas provincias andaluzas sin salida al mar), guarda puntos de interés más que dignos de ser visitados, que no tienen nada que envidiar al resto del sur de España. Un buen ejemplo es Cazorla y las sierras de los alrededores que, con permiso de Sierra Nevada, forman el conjunto montañoso más atractivo de toda Andalucía. En él recorreremos su ruta de referencia: la ruta del río Borosa.

CAZORLA


Cazorla marca la frontera entre las extensas tierras de olivares que alfombran la parte más llana del territorio jienense, y la montaña que se extiende justo detrás del pueblo. Con unos 8000 habitantes, es la población más grande del este de la provincia, y la capital de la zona. Principal acceso al parque natural de las sierras de Cazorla, Segura y las Villas, Cazorla supone también el punto de mayor infraestructura turística, tanto de restaurantes como de alojamiento o de empresas de turismo activo, aunque sin haber perdido un ápice de su personalidad. No obstante, el pueblo en sí, es más que interesante para hacer una visita.

Vista de Cazorla al atardecer, desde la carretera que la une con Úbeda, pocos kilómetros antes de llegar
Cazorla es un ejemplo, de tantos, de típico pueblo andaluz. Su caserío, inmaculadamente blanco y con macetas llenas de flores, se deja querer por las cámaras de fotos de sus visitantes. El hecho de encontrarse ya en las primeras estribaciones de la sierra, hace que en su trazado sean protagonistas las numerosas cuestas de sus estrechas calles, cosa que se ve antes de llegar al pueblo, ya que llegando desde el oeste muestra todo su caserío, orgulloso, altivo y presidido por su castillo, varios kilómetros antes de llegar.

Una vez dentro del pueblo, invito a pasear sin plano, a perderse por sus calles, especialmente por aquellas peatonales, muchas de ellas gobernadas por escaleras, a uno y otro lado de su cercano río. El principal monumento de la población es el castillo de la Yedra, de origen musulmán pero modificado por cristianos en el s. XV, ubicado en un extremo y visible desde cualquier punto de Cazorla, siempre que la anchura de sus calles lo permita. La entrada, por muy poco dinero (3€ si no recuerdo mal cuando fui yo, la semana santa de 2011), incluye una visita guiada por sus dependencias, utilizadas como museo de artes y costumbres del alto Guadalquivir.

Vista parcial de Cazorla, con el castillo de la Yebra reinando sobre el blanco caserío 
Otros edificios representativos del pueblo serían las ruinas de la iglesia de Santa María, ubicadas en la plaza homónima, que son un raro ejemplo de iglesia en ruinas que se ha decidido dejar medio derruida en lugar de hacerla desaparecer. Hoy se utiliza como teatro al aire libre en los meses con mejor climatología. También merece la pena destacar el palacio de las cadenas, austero aunque hermoso palacio del s. XIX.

Saliendo de Cazorla en dirección a la sierra, la carretera se retuerce hasta el cercano puerto de las Palomas. Un mirador en la misma cima del puerto permite a los que lo deseen pararse a disfrutar de la vista, que nos muestra una parte del imponente parque natural de las sierras de Cazorla, Segura y las Villas, que con sus 2100 kilómetros cuadrados, es el espacio protegido de mayor extensión en todo el país, con mayor tamaño que la provincia de Guipúzcoa.


RUTA DEL BOROSA


Todavía habrá que hacer otros 30 kilómetros para que lleguemos a la piscifactoría que nos marca el inicio de la ruta de senderismo más conocida del parque, la ruta del Borosa.


Pequeña cascada del Borosa
El Borosa es un pequeño río que poco después del comienzo de la ruta desemboca en el Guadalquivir, su famoso vecino que también nace en esta sierra. La ruta que lo sigue va desde una piscifactoría hasta la laguna de Valdeazores, tiene unos 11 kilómetros de longitud (solo ida) y unos 700 metros de desnivel. Para recorrerla entera se necesitará todo el día, y aunque su longitud y desnivel son notables, la facilidad del camino, y la poca pendiente en casi todo el recorrido (se sube poco a poco, salvo en la parte de las cascadas) hacen que no me pareciera una ruta complicada. Su recorrido es muy interesante ya no solo por la belleza de los lugares por los que pasa, sino porque abarca una diversidad de paisajes enorme: veremos un desfiladero, llamado “cerrada” en esos lares, varias cascadas, alguna de un tamaño considerable, y finalizaremos con dos sugerentes lagunas de montaña.

La ruta comienza por una pista de tierra, sin dificultad, y por la que los más perezosos podrían circular si contratan los servicios de algún 4x4 en el parque. El primer gran punto de interés es la cerrada de Elías, un punto en el que el río se encajona caprichosamente y no deja espacio más que para sus cristalinas aguas, hasta el punto de que se ha instalado una pasarela siendo la única forma de seguir al río en este pintoresco punto. Los que vayan en todoterreno pueden continuar más para allá puesto que la pista sube para evitar el desfiladero, aunque para verlo no tendrán más remedio que caminar.

Laguna de Valdeazores, final de la ruta del Borosa
Se sigue por la pista, sin mayores complicaciones ni grandes desniveles, hasta que llega la zona de las cascadas; el río muestra diversos saltos de agua, entre los que el más alto es el llamado "salto de los órganos". En esta preciosa zona salvaremos el tramo con más desnivel, en la que incluso se han habilitado varios túneles en la roca (que se pueden recorrer, con cuidado, a oscuras, aunque yo si volviera llevaría una linterna) para poder seguir caminando. No mucho más allá nos toparemos con la laguna de Aguas Negras, parcialmente represada y que hace honor a su nombre, en un entorno de gran belleza.

Solo unos 20-30 minutos más a pie nos bastarán para llegar a la bonita laguna de Valdeazores. Con aguas no tan oscuras y con peces hambrientos (pudimos comprobarlo al compartir con ellos la empanada que llevamos para comer), la laguna nos saluda en un entorno todavía muy arbolado, a pesar de que la altura a la que nos encontramos es moderada ya (unos 1400 metros). Aquí la ruta acaba, con lo que nos despedimos de este pequeño rincón de sierra. La vuelta se haría por el mismo sitio que la ida.

CONSEJOS


Calle típica de Cazorla, con la montaña al fondo
Callejear con el coche por Cazorla es algo que puede volverse agobiante, debido a lo estrecho de muchas de sus calles. De hecho, existen varias que tienen semáforos para que los vehículos se turnen a la hora de ir en uno u otro sentido por ellas. Si te gusta conducir, no te asustan los retos y no vas a soltar juramentos si arañas tu coche, adelante, en caso contrario, recomiendo aparcar en alguno de los parkings que hay a la entrada del pueblo, y recorrerlo a pie. El más cercano y recomendable a la plaza de Santa María, centro histórico de Cazorla, es un aparcamiento al otro lado del río, poco frecuentado excepto las noches de fin de semana, que puede ser tomado por gente haciendo botellón.

Hablaré también del alojamiento, ya que el lugar donde dormí me dejó tan buen sabor de boca que me veo en la obligación de compartirlo en la red. Se trata de la casa rural “Plaza de Santa María”, se encuentra en la esquina de la plaza homónima y es una auténtica delicia. Hablamos de una casa blanca que parece querer recordar el pasado islámico de Andalucía, equipada con una terraza con vistas soberbias del castillo y de todo el pueblo, con una jaima (tienda de campaña típica bereber, usada en el desierto marroquí) en la que tomar alguno de los tés, cafés o infusiones que se ofrecían de forma gratuita en la cocina. No se ofrecen comidas aparte del desayuno, pero la cocina-comedor puede ser usada para comer lo que te lleves de casa o compres allí. Las habitaciones, espaciosas y encantadoras, siguen envolviéndote en ese toque “moruno” que tiene Andalucía, y yo les sacaría como único defecto el que tuviera que agacharme en algunas puertas. La amabilidad de los dueños es otro punto positivo más, y es que aunque suele ser típico en las casas rurales, allí me pareció realmente digna de mención. El precio, cuando yo fui, era de 50€ en temporada baja y de 60€ durante la alta, y merece totalmente la pena. Para más detalles, consultar su web (http://www.plazadesantamaria.com/). Y que conste que no me llevo comisión, lo hago porque realmente me encantó el lugar :)

Vista del caserío de Cazorla, marcando la frontera entre la montaña y el olivar

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