domingo, 18 de noviembre de 2012

Viaje a la India, día 10: Jodhpur -> Ranakpur -> Kumbhalgarh -> Udaipur

Interior del templo de Ranakpur, presidido por un elefante, y protagonizado por 1444 columnas, todas distintas


HACIA RANAKPUR


El décimo día en la India estaba bien marcado en el calendario, especialmente porque era el más duro a nivel viajero. Nos esperaba el mayor desplazamiento de nuestra estancia allí, 333 kilómetros entre Jodhpur y Udaipur, en los que además nos encontraríamos con algunas de las peores carreteras que vimos en la India. Esto se debía a que teníamos que cruzar los montes "Aravalli", una cordillera de elevaciones erosionadas que no tiene nada que ver con el Himalaya (su mayor altitud es de solo 1722 metros), pero que son en gran medida los culpables de que el desierto del Thar exista, ya que retienen la poca humedad que entra hacia el noroeste de la India y no permiten que llegue al oeste de Rajastán. Si una carretera rural y de montaña puede ser virada en España, podéis imaginar cómo nos la imaginábamos en la India... total, íbamos a pasar entre 7 y 8 horas en el coche, tiempo en el que en España te puedes, por ejemplo, meter un viaje Zaragoza-Sevilla, pero que allí no daba ni para la mitad de distancia.

Salimos a primera hora de la mañana para poder llegar a Udaipur aún de día. La primera mitad del viaje nos llevaría hasta Ranakpur, por carreteras llanas y dignas al principio, pero que en las cercanías de Ranakpur, ya pegado a la montaña, irían perdiendo calidad y llenándose de baches y de molestos "speed-brakers". Éstos eran una especie de badenes o resaltos en la carretera, pero hechos con el propio asfalto, sin un color que los identificase, y colocándose muchos a la vez, lo que obligaba a pasar muy despacio por esta especie de mini-toboganes que tocaban mucho los huevos si te dolía la espalda.

Templo principal de Ranakpur, obra cumbre del arte jainí. Cuando uno entra entiende por qué se dice que su exterior es austero...

RANAKPUR


Llegados a Ranakpur, fui a un baño público. Al entrar vi cómo un par de indios salían del baño sin que nadie les pidiera ni dijera nada, pero al salir yo ya tenía un indio bloqueándome el paso con la mano extendida. Qué curioso...

Ranakpur fue espectacular. Se trata de una pequeña población, en la que apenas vimos viviendas, que tiene un conjunto de templos jainíes de mucho interés. Como muchos otros edificios de la zona, está hecho de mármol. El templo principal es famoso por tener 1444 columnas de mármol, todas ellas distintas entre sí, a cada cual más trabajada. Junto al templo del monte Abu, que no visitamos por quedar a desmano, es posiblemente el templo jainista más espectacular de todo el mundo. Pasamos un largo rato fotografiando cada rincón, incluyendo el elefante de mármol que hay en el interior, con cuidado de no sacar fotos a la deidad central, algo muy controlado por vigilantes que me llamaron la atención en una ocasión que mi cámara estaba mirando hacia allí. Un monje nos colocó el típico punto indio de pintura que, especialmente las mujeres, llevan en la frente en muchas ocasiones (si es de color rojo, llevarlo deja entender que estamos ante una mujer casada). En este caso, siendo de un color más bien marrón es una forma de dar la bienvenida al visitante, a cambio de una pequeña ofrenda económica, claro :)

Interior del templo principal de Ranakpur

Visitamos otros 3 templos cercanos, más terrenales al lado de la obra cumple del jainismo que fue el templo principal de Ranakpur. En el último nos llamó la atención que estuvieran haciendo la comida a la puerta del templo... cosas de indios :)

HACIA KUMBHALGARH


Tras tomar unas pastillas contra el mareo, que llevamos a la India especialmente por el viaje de ese día, nos encaminamos hacia el viaje por las montañas. Intentamos sacar alguna foto del paisaje, algo más húmedo de lo que llevábamos una semana viendo en el desierto del Thar, aunque muchas salieron movidas. Pero no todas, esta foto del restaurante "Casa Manolo" salió bien (llama mucho la atención ver un nombre tan español perdido en una sierra a 8000 kilómetros de España), aunque no debe tener mucho de español ni de recomendable según lo que dicen aquí.

Las primeras y quizá únicas palabras escritas en español que vimos en 19 días en la India
Paramos en un buffet libre bastante correcto, más o menos en lo alto del puerto, en el que comimos por unos 4-5€ cada uno. Volvimos al coche esperando ver Kumbhalgarh poco después, pero acabamos necesitando otra hora, por carreteras locales bastante estrechas y con muy poco tráfico (aunque me las esperaba peores) para llegar a este otro lugar rural, perdido de la mano de Dios, pero totalmente recomendable.

Kumbhalgarh dice ser la segunda muralla ininterrumpida más grande del mundo, solo por detrás de la muralla china, con unos 36 kilómetros de extensión, aunque parece que ya en Europa hay una mayor, el muro de Adriano cercano a la frontera entre Inglaterra y Escocia. Lógicamente solo se ve una parte del conjunto, ya que buena parte del mismo no quedaba a la vista, y quizá no fuera ni alcanzable en coche, aunque en todo caso no teníamos tiempo para más.

Tosca e imponente muralla de Kumbhalgarh
Se notaba que la parte cercana a la entrada principal había sido restaurada, con un estado de conservación y un color claro que unos centenares de metros para allá cambiaba claramente. El interior de este vasto conjunto de murallas toscas e imponentes no estaba del todo vacío; varias viviendas y algunos templos poblaban su interior, y en lo alto de una colina cercana a la que ascendimos, había una especie de edificio que debió hacer las veces de fortaleza y morada de su dueño feudal. El conjunto, construido en el s. XV y restaurado en el s. XIX, me pareció espectacular y muy distinto de las fuertes urbanos que habíamos visto hasta ahora en Jaisalmer, Jodhpur o Bikaner. Tanto Ranakpur como Kumbhalgarh me parecieron dos visitas más que recomendables para hacer en este maratoniano viaje entre Jodhpur y Udaipur.

HACIA UDAIPUR


Tras solo una escasa hora en Kumbhalgarh que nos supo a poco, montamos en el coche y tras hora y media en la que pasamos de carreteras rurales horribles a una moderna autovía, llegamos a Udaipur, cuando caía la noche sobre los lagos de la ciudad. Tras hacer check-in en el hotel y dar un pequeño paseo por sus alrededores, cenamos viendo una telenovela de Bollywood con exageradísimo dramatismo (la típica telenovela venezolana no es nada morbosa al lado de una india, así que imaginaos), y una película estadounidense en lo que quizá fue el primer momento en el que pillamos algo occidental en un canal de tv indio.

Muralla de Kumbhalgarh. Se aprecia la parte restaurada, en primer plano con color claro, y la no restaurada, al fondo
Nos fuimos a dormir tras ver que en nuestra habitación no había agua caliente... esto es algo que se les da mal, la verdad...

No hay comentarios: