miércoles, 11 de marzo de 2015

19 horas de escala en DUBAI

La no existencia de vuelos directos a la India, país del que ya he hablado largo y tendido, nos obligó a hacer escala en una ciudad antes de llegar al país de Gandhi. Al final nos decantamos por volar con Emirates, cuyo "hub" está en Dubai. Por lo tanto Dubai fue la ciudad en la que hicimos escala tanto a la ida como a la vuelta de nuestro viaje.
A la ida cogimos una escala de apenas 4 horas y llegamos de noche, por lo que no salimos del aeropuerto. A este respecto debo decir que la terminal 3, en exclusiva de esta compañía aérea, me sorprendió por lo bien montada que está para el descanso del viajero. Se nota que es un aeropuerto concebido para los vuelos en escala, y existen tumbonas para dormir (algo impensable en España) y las más modernas instalaciones.

Vista en la playa del Burj al Arab, considerado el hotel más lujoso del mundo
 A la vuelta, sin embargo, se nos ocurrió coger una escala larga, de 19 horas, para conocer un poco la ciudad. Dubai tiene la ventaja de ser una urbe con edificios de fama mundial, muy distinta de Europa pero también de la India, y que con la reciente inauguración del metro (2009) se ha vuelto más accesible en transporte público. Además, frente a Doha (Qatar) Dubai no exige visado para abandonar el aeropuerto, por lo que económicamente disfrutar de una escala larga en la ciudad emiratí no se os irá de precio. Para aquellos que prefieran pasar más tiempo lo que yo escribo bajo estas líneas se les quedará corto, ya que no exploré a fondo la ciudad.


INTRODUCCIÓN A DUBAI



Dubai, famosa por su hotel "con barriga" de 7 estrellas y por alojar el edificio más alto del mundo, es la ciudad más poblada de un pequeño país llamado "Emiratos Árabes Unidos", ubicado en la península arábiga. Como su propio nombre indica, es la suma de 7 territorios autónomos llamados emiratos por estar gobernados por un emir, una especie de monarquía "a lo árabe". Dubai (que por adaptación a las reglas en castellano de acentuación se escribe "Dubái" en castellano) sin embargo es solo capital de su emirato y no de todo el país, ya que ese papel lo juega otra ciudad también famosa por sus petrodólares: Abu Dhabi (o Abu Dabi si lo castellanizamos).

Atardece sobre Dubai, en la zona del Burj Khalifa
Con una población actual similar a la de Barcelona, unos 1,6 millones de habitantes, y con un área metropolitana de 2,3 millones, reúne los estereotipos que se puedan imaginar de una próspera ciudad árabe. Aunque hace solo 40 años era una pequeña ciudad portuaria, hoy es un paradigma de la modernidad y prosperidad que las ventas de petróleo o gas han reportado a todo el país. Pero Dubai, consciente de que los hidrocarburos no estarán ahí para siempre, ha invertido su dinero de tal forma que su futuro no se base solo en la venta de materias primas, apuntando hacia el turismo o el negocio aéreo (al que ayuda mucho su ubicación en el centro del conjunto formado por Europa, Asia y África), entre otros sectores. Como España, una burbuja inmobiliaria explotó en 2007-2008 y la construcción ha bajado el ritmo desmedido de los primeros años del s.XXI, pero aun así, el lujo es el santo y seña de la ciudad. Testigos son, aparte de los edificios ya citados, la isla artificial con forma de palmera o las islas llamadas "the world", que se han hecho con forma de mapamundi.


QUÉ VIMOS EN DUBAI



Nuestra curiosidad nos llevó a querer ver los dos edificios ultramodernos que han dejado boquiabierto al mundo y han puesto a Dubai en el mapa: el hotel de 7 estrellas "Burj al Arab" y el edificio más alto del mundo, el "Burj Khalifa", con 828 metros, acabado en 2010, apenas dos años antes de que estuviéramos allí. Con nuestro poco manejo del transporte público de la ciudad y las enormes distancias apenas tuvimos tiempo para más. Quizá algún día podamos volver y disfrutar de algún otro lugar.

BURJ AL ARAB


El considerado hotel más lujoso del mundo es un curioso edificio "con barriga", como yo digo, ubicado en una isla artificial ligeramente metido en el mar. Dubai, como otras ciudades costeras lujosas, tiene numerosos tramos de playa considerados privados y no accesibles a personas ajenas a los mismos, y el área más cercana a este hotel es un ejemplo de ello. La vista con el sol de frente nos gustó mucho, y estuvimos sacando fotos del mismo mientras nos bañábamos en el mar Rojo en pleno invierno. Llegamos hasta allí desde el aeropuerto en metro, y no conscientes de lo lejos que pillaba del metro (a pesar de tener contacto visual) tuvimos una larga y cansada caminata hasta el mismo. Consejo: si compráis un billete ilimitado de metro para un día, como hicimos nosotros (poco más de 5€), no cometáis la novatada, y buscad la forma de acercaros al edificio en bus, ya que el uso de los buses también está incluido en el billete.

BURJ KHALIFA


Si ya os parece irreal el Burj al Arab, posiblemente os impresione más aun este gigante, que se va estrechando a medida que se gana altura. Parece increíble, pero su base está a prácticamente la altura del nivel del mar, con su cima a la altura a la que, por ejemplo, está situada la ciudad de León. Es impresionante tanto de día como de noche, y aconsejo la visita por la noche, ya que se monta un espectáculo gratuito de música, luces y juegos de agua en las fuentes que se ubican a sus pies, algo así como lo que se hace en Montjuic.

Burj Khalifa, con 828 metros, la construcción humana más alta de planeta

La torre es visitable, y se puede acceder a un mirador, que aunque no está en su cima, está a una altura considerable (a unos 600 metros). Eso sí, el mirador no es barato: a principios de 2012 pedían 22€ por la reserva anticipada, que se ha de hacer por internet, y el cuádruple por acceder sin reserva anticipada ni hacer cola. Viendo los precios hoy, el precio es todavía mayor, algo a lo que no ayuda la baja cotización del euro en el momento de escribir estas líneas. Yo no subí.


QUÉ NOS LLAMÓ LA ATENCIÓN DE DUBAI



Merece la pena pasar unas horas en Dubai, incluso aunque no te guste ese prototipo de ciudad ultramoderna (como es mi caso), por lo singular del lugar, especialmente para alguien no acostumbrado a viajar a estos países donde los petrodólares están hasta debajo de las piedras. Aquí os dejo algunas de las cosas que me llamaron poderosamente la atención de la ciudad emiratí, por las que no me habría importado pasar algo más de tiempo:
1.- A pesar de la modernidad y el nulo rechazo a las relaciones con Occidente, con el que el comercio es enorme aunque la distancia no ayude, me pareció un país en el que la gente no ha renunciado a muchas de sus costumbres, empezando por la forma de vestir. Sorprende ver muchas mujeres con el velo integral (niqab), dejando ver solo sus ojos; y la inmensa mayoría de hombres, a excepción de turistas y extranjeros residentes, con el velo sobre la cabeza sujetado por una cinta negra, y las largas túnicas que les cubren de cuello a tobillos. En general, todos los países de la península arábiga son bastante conservadores en cuanto a religión se refiere.

Espectáculo nocturno de efectos de agua, luz y sonido, en la zona del Burj Khalifa
2.- El lujo. Si bien en el Islam está mal visto presumir de la prosperidad económica y en la mayoría de países musulmanes eso se aplica a rajatabla, no sucede lo mismo en Dubai. La moderna arquitectura compite presumida con los coches de los dubaitíes. La última muestra de ese gusto por los coches caros es el capricho de la policía de la ciudad, que desde 2013 patrulla las calles en Lamborghini.
3.- Y sin embargo, no se puede decir que Dubai sea caro: el hecho de ser un país libre de impuestos, ya que las ganancias vendiendo materias primas permiten eximir del pago de impuestos a sus ciudadanos, hace que los precios sean similares a los de una ciudad de ese tamaño en España, o incluso más baratos. Cenamos unos bocadillos por unos 6€ por persona en el centro comercial junto al Burj Khalifa, e ir en taxi de nuestro hotel al aeropuerto a las 5 de la madrugada, algo que nos llevó unos 15 minutos, tuvo un precio de menos de 10€. Nuestro hotel nos costó 38€ y tenía dos estrellas.


CLIMA. CUÁNDO IR.



Dubai nos ofreció un tiempo excelente porque fuimos en pleno invierno, un 10 de febrero. En ese momento tuvimos unos 23-25ºC de temperatura máxima, y poco menos de temperatura mínima, con un sol radiante. El agua no estaba fría, y de hecho aun sin tener bañador nos levantamos los pantalones y nos mojamos hasta las rodillas encantados.

En general las lluvias son muy escasas en cualquier época del año, y no en vano el desierto rodea a la ciudad. Se calcula una media anual de poco más de 100 litros de agua por metro cuadrado.

Vista nocturna del Burj Khalifa
El verano allí es la temporada baja ya que se superan casi todos los días los 40ºC estando en ocasiones la temperatura coqueteando con los 50ºC. Durante la noche baja algo la temperatura pero tampoco demasiado: en agosto la temperatura mínima media es de unos 30ºC. En todo caso, el aire acondicionado es el mejor amigo del ser humano durante esas épocas.

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