Galicia es especialmente conocida, entre otras cosas, por ser una región que mira al mar, cuya vida gira alrededor de él: su gastronomía, su clima o incluso el carácter de sus habitantes parecen estar claramente influenciados por la condición marítima de esta región en la que la mitad de su frontera está delimitada por el océano.
Sin embargo su interior también tiene cosas que ofrecernos. Y no solo lo digo por Santiago, capital gallega que sin embargo no tiene mar, sino por dos pequeñas capitales de provincia como Orense o Lugo o por otros enclaves naturales y/o rurales muy hermosos como el que voy a mostrar hoy.
Esta entrada recoge la experiencia de una escapada de fin de semana que hice gracias a que encontré una buena oferta para dormir en un parador, el de Monforte de Lemos, y como nunca había dormido en uno no lo dudé y para allá me fui. Me costó 70€ (hablo de marzo de 2010), y para los que podáis estar interesados en dormir en un parador, deciros que no es difícil encontrar ofertas así en temporada baja, os cuento cómo lo hice yo; solo tenéis que ir a la web de Paradores y buscar si algo os interesa haciendo click en "Ofertas" y luego en "Tarifa única", y os ofrecerán en un mapa los paradores que tienen habitaciones en oferta con las condiciones (fecha, precio) que marquéis. No hay chollazos (lo cual no lo entiendo cuando algunos pasan mucho tiempo vacíos o casi), pero la oportunidad de dormir en un parador de 4* en un edificio histórico por 70€ la habitación doble es tentadora para más de uno. Tengo entendido que el parador se construyó a principios del siglo XXI como compensación a una ciudad en un momento difícil; mucha gente vivía de la importancia que como nudo de comunicación ferroviario tenía Monforte y ésta se está evaporando, entre otros, con la llegada del AVE a Galicia, que no pasa por la localidad.
Concretamente, el parador de Monforte de Lemos es el más bonito de los tres en los que he dormido hasta ahora (Ribadeo y Cardona han sido los otros dos), sobre todo por las dimensiones de la habitación que nos tocó y por la tranquilidad y belleza que se respira en este monasterio benedictino del siglo XVII. El parador se ha ubicado en el cenobio respetando completamente el edificio histórico, y de hecho el patio principal del edificio es precisamente el claustro monacal. El monasterio forma parte del conjunto del castillo de Monforte, propiedad de los condes de Lemos, que de hecho da nombre a la población (mon-forte, monte con fortaleza, en este caso de la familia Lemos), y que se completa con la torre del homenaje y parte de las murallas que protegían el recinto que aun se conservan. Lo bueno de esta ubicación son las vistas sobre Monforte y toda su comarca, lo malo es que la subida es grande y obliga a subir en coche si se quiere dormir en el lugar o visitar el recinto, que es uno de los dos lugares de mayor interés de la ciudad.
El otro lugar imprescindible de Monforte es el impresionante colegio de Nuestra Señora de la Antigua. Este conjunto, de aire herreriano, es una de las pocas manifestaciones gallegas en este estilo, y por ello y por sus dimensiones en ocasiones se le llama "el Escorial gallego", algo a lo que ayuda la gran plaza en la que se encuentra. Aunque no son muy frecuentes, es posible realizar una visita guiada al interior; por 2€, un sacerdote del colegio me guió por la iglesia, con un llamativo retablo de madera en su interior, por el patio interior o por una sala en la que el colegio conserva dos cuadros de el Greco; algo que nos llamó la atención, ¡un colegio con dos Grecos como si tal cosa!
Fachada principal del colegio de nuestra señora de la Antigua |
Mirador sobre el cañón del Sil |
Cruzamos el río por un punto en el que, los que lo deseen, pueden tomar uno de los cruceros fluviales que surcan esta parte del río y pasamos a la provincia de Orense. Pronto aparece Castro Caldelas, pueblecito coronado por un pequeño castillo donde cambiamos de carretera para poco después volver a cambiar, yendo ya por una carretera local que sigue, a veces cerca, a veces no tanto, el curso del Sil. Hay que ir atentos a la carretera por sus curvas y porque no se señalan los posibles puntos panorámicos más interesantes por el río (al menos yo no lo recuerdo), pero haberlos haylos. Por la época del año en la que fuimos el agua tenía un característico color verdoso espectacular (me imagino que por proceder en buena parte del deshielo). Pasamos Parada de Sil, entre otros muchos pueblos y aldeas dispersos característicos de Galicia, viendo algún que otro monasterio sin monjes como el de Santa Cristina, al que parece que el bosque empieza a engullir.
El último hito importante del que disfrutamos es el monasterio de Santo Estevo, recuperado y usado actualmente como parador, en el lugar en el que parece que ha existido un cenobio desde al menos el siglo X. Este monasterio, que conserva la iglesia, varios claustros y el cementerio (junto a la entrada de la iglesia), se ubica en un lugar donde el Sil navega tan encajonado que parece esquivo a las miradas de los visitantes.
Ya puestos, uno puede acabar en Orense ciudad, ya muy próxima, disfrutando de las Burgas, la catedral o su inclinada plaza mayor, pero eso ya lo dejamos para otro día.
Entrada al monasterio de Santo Estevo. Se aprecia la entrada al parador (izquierda) y la iglesia, con el cementerio delante de la puerta |
2 comentarios:
Hey! Nice blog!
You are lucky to voyage a lot :)
Greetings from Indonesia
Muy bellos lugares.
Como olvidar la ribeira sacra y sus paisajes... increible,
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