martes, 25 de diciembre de 2012

El teatro de los sueños está en MÉRIDA

Recuerdo que estando allí, en el teatro romano de Mérida, con la columnata del escenario de frente, me acordé del apelativo de "Old Trafford", el campo de fútbol del Manchester United, y creí que ese escenario merecía más ese apelativo que el estadio inglés. Así que voy a intentar dar a conocer el teatro romano de Mérida y el resto de la ciudad, pequeña y apartada de las grandes rutas turísticas de España, pero dignísima de una visita, porque guarda los mejores edificios del imperio romano que se conservan en la península Ibérica.

Teatro romano de Mérida, mi "teatro de los sueños" particular. En la imagen, la columnata clásica
Mérida es la tercera población con más habitantes de Extremadura, con unas 60.000 personas. Sin ser capital de provincia (pertenece a la de Badajoz), es sin embargo, capital autonómica de Extremadura. Este hecho extraño, ser capital autonómica sin serlo de provincia, es algo que también le ocurre a Santiago de Compostela, y viene a dar a estas dos ciudades históricas una capitalidad merecida que la división por provincias les negó. En ambos casos, la ubicación en el centro geográfico de cada autonomía les ha ayudado también a convertirse en capitales.

HISTORIA


Bimilenaria, la historia de Mérida comienza en el año 25 a.C. y su fundación iba a servir para dar morada y descanso a los soldados veteranos o "eméritos", de ahí su nombre de "Emérita Augusta", que conservaría hasta la llegada de las tropas islámicas y que aún se usa para generar el gentilicio de la localidad (emeritenses). Los siglos posteriores, hasta la caída del imperio romano, Mérida sería capital de la provincia de Lusitania, una de las provincias ibéricas, que abarcaba todo el centro y sur de Portugal, aparte de la actual Extremadura y el suroeste de Castilla y León (la provincia de Salamanca, fundamentalmente), y era de las más prósperas y grandes poblaciones de la península.

Anfiteatro romano
La llegada de los godos mantuvo a Mérida en el candelero, siendo durante un tiempo capital del reino visigodo de Hispania, aunque llegadas las tropas musulmanas, y tras un largo asedio de más de un año, Mérida cae bajo poder islámico.

Con el tiempo, la historia empezaría a dar la espalda a la ciudad, teniendo como protagonistas a otras ciudades extremeñas, como Badajoz durante el resto de la ocupación musulmana, o Cáceres y Trujillo durante el renacimiento, coincidiendo con la época en la que los conquistadores de América, muchos extremeños, enriquecieron sus ciudades de origen a su regreso. Algo se debieron acordar algunos de Mérida, porque otras tres ciudades, en México, Venezuela y Filipinas, llevan el mismo nombre.

Detalle de uno de los muchos mosaicos romanos que tiene el MNAR
Con todo esto, Mérida no volvería a ser una ciudad pujante hasta la llegada del ferrocarril, aunque el hecho que más la ha transformado recientemente ha sido la elección de la ciudad como capital de la comunidad autónoma de Extremadura, en 1983. En estos dos últimos siglos también se han quitado las telarañas a todo el patrimonio de la ciudad, ignorado e incluso sepultado bajo tierra durante siglos. La UNESCO reconoció el valor de todo lo que se conserva, y declaró al conjunto arqueológico de Mérida patrimonio de la humanidad en 1993.

PATRIMONIO


Del esplendor vivido en época romana son testigos los numerosos edificios que han llegado hasta nuestros días, como el teatro, anfiteatro, templo de Diana, acueducto... que dejan claro que estamos ante una de las más importantes ciudades de todo el imperio, y quizá ante la más importante de la península Ibérica.

Templo de Diana
Si hay una imagen que viene a la mente de muchos españoles cuando se oye el nombre de Mérida, es la de su teatro. El teatro de Mérida, construido en el primer siglo antes de Cristo, ha sufrido varias remodelaciones posteriores, entre las que destaca la que le dio la característica columnata del escenario, algo que le da, a mi juicio, elegancia y personalidad, y lo hace único en España. Tiene capacidad para unos 6.000 espectadores, y tras siglos sepultado bajo tierra una vez caída Roma (se dice que sobre él los reyes moros debatían sobre la gestión de la ciudad), hoy se ha vuelto a utilizar para el mismo fin con el que fue creado: la realización del Festival de Teatro Clásico de Mérida, que tiene lugar cada verano.

Junto a él, el anfiteatro romano, con el que comparte lugar y ticket de entrada. Como en otros anfiteatros, éste se usó para luchas de gladiadores, fieras o ambos, con grandes derramamientos de sangre. Con un tamaño en superficie mayor que el del teatro, y probablemente con más popularidad, podía albergar unos 15.000 espectadores. Estando bien conservado aunque solo parcialmente, el edificio no es de tanta referencia como el teatro, puesto que hay otros de su estilo mejor conservados en España (los de Tarragona o Itálica, junto a Sevilla, pueden ser dos ejemplos) y no digamos ya fuera de ésta (Nîmes o Arles, en Francia, Verona en Italia, el Djem en Túnez o el propio Coliseo de Roma). La entrada combinada a teatro y anfiteatro costaba 7€ cuando yo lo visité, y por un poco más de dinero daba acceso a otros edificios romanos menos conocidos.

Detalle de la columnata del teatro romano
Caminando en dirección al centro de la ciudad, nos topamos con el templo de Diana, también magníficamente conservado, que es de los pocos edificios religiosos romanos que se conservan en España. Construido en el s. I de nuestra era, se ha conservado por haber estado integrado en un palacio renacentista posterior. No se puede entrar al mismo (que yo sepa), pero se ve cómodamente y de forma gratuita desde el exterior, desde una de las calles próximas.

No menos impresionante es el puente romano de Mérida. Construido sobre el Guadiana, uno de los ríos más largos de toda la península y bastante ancho al cruzar la ciudad, tiene una longitud de casi 800 metros, y se hizo en ese lugar debido a la existencia de una isla en el río, lo que permitió facilitar la obra. Con ese tamaño, cuenta con 58 arcos, y se considera el puente romano más largo que se conserva, solamente tras el "pont du Gard", en el sur de Francia.

Puente romano, con 58 arcos y cerca de 800 metros de longitud
Visto lo que Mérida conserva, no resulta extraño que el Museo Nacional de Arte Romano esté en esta ciudad, aglutinando los numerosos hallazgos que Emérita Augusta ha conservado hasta nuestros días. El edificio en sí ya es un aliciente, obra de Rafael Moneo y acabado en 1986, que quiso construirlo con el aspecto que tendría un edificio romano, con el ladrillo rojo como protagonista junto a la luminosidad y amplitud de todo el conjunto... de lo que se encuentra dentro, decir que es tan extensa la colección, con 36.000 piezas, que puede llevar un buen rato verlo todo. Como amante confeso de las esculturas romanas y especialmente de los mosaicos, debo decir que quizá sea el mejor museo del estilo que nunca haya visto, con permiso quizá del de Lyon (Francia). Los mosaicos, como digo, son sencillamente espectaculares. Por 3€ que vale la entrada, es totalmente recomendable.

Por último, quería acabar esta primera lista del patrimonio arqueológico de Mérida con otra obra típica de estos conjuntos: un acueducto. Se trata del acueducto de los Milagros, y se encuentra sobre el río Albarregas, el segundo río de la ciudad, y se hizo para salvar el desnivel en ese punto y abastecer de agua a la ciudad. Formó parte de un canal que salía del embalse de Proserpina, todavía en funcionamiento, que tras 12 kilómetros llegaba a la ciudad. Está algo peor conservado que el famoso acueducto de Segovia o el no menos hermoso acueducto-puente del Diablo de Tarragona, pero no obstante, su ubicación en un parque rodeado de césped, y el aspecto tan auténtico que le da la irregular conservación de sus pilares y arcos, hacen que la visita, totalmente gratuita, sea más que recomendable.

Museo Nacional de Arte Romano (MNAR)

OTROS ALICIENTES


El patrimonio romano de la ciudad no acaba aquí, y con un grado de conservación mejor o peor, existen otros edificios como el circo romano, el arco de Trajano o la casa del Mitreo. Tanto el primero como el tercero están incluidos en la visita completa al patrimonio arqueológico de Mérida, y el segundo está en plena calle, a la vista de todos.

Fuera del patrimonio romano, por los avatares históricos de la ciudad, el arte no es tan abundante, pero no obstante nos encontramos con la Alcazaba, la más antigua de la península (s. IX), sede hoy de la presidencia de la junta de Extremadura. Y en los alrededores de la plaza de España, centro de actividades de la Mérida del s. XXI, nos encontramos con la concatedral. Mérida fue sede catedralicia durante siglos, desde finales de la época romana hasta estar bajo el yugo musulmán, pero una vez quitado el título, no lo recuperaría por completo, y de hecho ahora es solo "subsede" de la archidiócesis de Mérida-Badajoz, cuyo templo principal es la catedral de esta última ciudad.

Acueducto de los Milagros
Con todo esto tenemos todos los ingredientes para pasar un intenso día o un algo más relajado fin de semana en la capital extremeña, admirando todos esos edificios. El hecho de que Extremadura sea la autonomía con menos renta per cápita de España, hará que podamos encontrar alojamiento y restaurantes más baratos que la media nacional, sin que por ello baje en absoluto la calidad.

Alrededores de la plaza de España

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