domingo, 22 de mayo de 2016

Durmiendo entre paredes de un palacio romano: SPLIT

Split, la mayor ciudad de Dalmacia y la segunda más grande de toda Croacia (tras Zagreb, la capital), es uno de los primeros lugares del mundo que fue protegido como "patrimonio de la humanidad" por la UNESCO, allá por 1979. En su pequeño casco antiguo, de calles de un gris claro, casi blanco, se alza uno de los monumentos romanos más singulares de todo el mundo, donde llama casi más la atención la forma en la que se ha conservado que el valor artístico que tuvo cuando se construyó. Y es que no creo que haya muchos más edificios romanos entre cuyas paredes viva hoy gente, normal y corriente, como el lector o este humilde bloguero. Paredes con casi 2000 años de historia conviven pacíficamente con ropa tendida o con pequeños comercios en sus bajos.

Peristilo de Split, el centro del palacio romano, con la catedral a la derecha
Cuenta la historia que Diocleciano, un emperador romano que gobernó entre los años 286 y 305 y nacido en la actual Croacia, ordenó la construcción de un gran palacio, cerca de su lugar de nacimiento, al que poder retirarse una vez dejará de ser el emperador de la mitad oriental del imperio romano. El palacio se construyó y el ya ex-emperador pudo disfrutarlo los últimos años de su vida, hasta que falleció en 311.
El imperio romano fue invadido, y con su caída el palacio quedó abandonado. Sin embargo, las invasiones eslavas que sacudirían la zona varios siglos después lo volvieron a poner de actualidad, haciéndolo sumamente útil. Y es que personas que vivían en poblaciones cercanas lo ocuparon para protegerse de esos invasores y desde entonces se ha mantenido siempre habitado. Las personas adaptaron las ruinas a sus necesidades, reconstruyeron lo que necesitaron, y todavía hoy hay personas viviendo con muros de la época romana en sus casas.

Plaza del centro de Split
Quizá el lugar donde se hace más evidente la esencia romana del centro de Split es el peristilo, la plaza central del palacio y hoy de todo Split. Según miramos hacia el mar, a mano izquierda queda la catedral de la ciudad, católica, que presume de ser la catedral en uso que más tiempo lleva sin alterar lo fundamental de su estructura. En el siglo VII se convirtió en catedral, y salvo la torre, cuya última modificación se realizó en el siglo XII, se mantiene prácticamente inalterada desde entonces.
Una catedral que esconde una curiosa paradoja. Y es que Diocleciano mandó construir ese edificio como su mausoleo, siendo como fue, uno de los emperadores que protagonizó las sangrientas persecuciones de cristianos del imperio romano. El karma ha hecho bien su trabajo esta vez, y hoy tiene que estar revolviéndose al ver que "su casa", una vez muerto, sirve para rendir el culto que tanto persiguió. Recordemos que el cristianismo fue permitido a partir del edicto de Milán, que defendía la libertad de culto en el imperio, promulgado en el año 313, solo dos años tras su muerte. Es decir, Diocleciano protagonizó algunas de las últimas purgas anticristianas del mundo romano.

Vista de Split desde el monte Suma Marjan
Recomiendo pues, visitar Split sin mapa, perdiéndose por las estrechas calles del centro intentando jugar a adivinar qué muros son romanos y cuáles no. Aunque fuera del casco antiguo, hay algunos sitios de interés. Uno de ellos es la vistosa plaza de la República, con sus edificios de color rojo, que está junto al centro aunque fuera de los límites del antiguo palacio de Diocleciano. Otro lugar es el parque del monte Suma Marjan, desde el que se disfruta de una espléndida vista de la ciudad, y al que se puede acceder a pie desde el centro.


ALREDEDORES



Yo visité la ciudad durante una semana santa en la que apenas pudimos quitarnos el abrigo, por lo que no puedo hablaros de las numerosas islas cercanas a Split y de sus posibilidades para bañarse en el mar o tomar el sol. No obstante, el puerto de Split es una referencia en el tráfico de ferries entre la ciudad e islas como Hvar o Korcula.

La vistosa catedral de Trogir, un tesoro tanto por dentro como por fuera
La visita cercana que sí hicimos fue a la pequeña población de Trogir. Con apenas 11.000 habitantes y situada en una isla de 1 km2 que ocupa por completo, pegada al continente, es también patrimonio de la humanidad; para nosotros fue un lujo pasear por sus calles en casi absoluta soledad. Está apenas a 30 kms. de Split, y tiene como principales atractivos su catedral, la plaza mayor (en la que se ubica) o el castillo de Camarlengo o Kamerlengo. Como en Split, se nota la influencia de la época en la que buena parte de la costa adriática estaba bajo dominio veneciano.


CÓMO LLEGAR



Croacia ha sido uno de los pocos sitios en los que he renunciado a mi afición a usar el transporte público de viaje, y he cogido un coche de alquiler. El motivo es que de Split hacia el sur, donde se encuentra entre otros Dubrovnik, (nuestro aeropuerto de entrada al país) no hay trenes. Pero en Split sí, y aunque no puedo hablar por mi experiencia, tengo entendido que en tren se puede llegar a las principales ciudades al norte de la costa croata y de su interior, incluyendo obviamente Zagreb, e incluso ciudades de otros países como Ljubljana (Liubliana, la capital eslovena).

Plaza de la República de Split, vista desde el lado que da al mar

Para ir hacia el sur, por ejemplo a Dubrovnik, hay que recurrir al autobús.

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