No sé si fue por dormir ahí, por estar (más o menos) en el centro del Rin romántico o porque realmente es precioso, pero Bacharach fue el pueblo más destacado de toda la ruta. Es de auténtico cuento de hadas, tiene de todo.
Aunque apenas tiene 2000 habitantes, Bacharach es uno de los pueblos más turísticos del Rin romántico, y de los que cuentan con más servicios para el viajero: los hoteles, restaurantes y tiendas de recuerdos son abundantes, pero aunque fui en pleno mes de agosto, tampoco me sentí rodeado de hordas de turistas que siguen los paraguas de los guías. No me resultó un destino de turismo masivo "incómodo", por así decirlo.
¿Y por qué me parece tan bonito Bacharach? Para empezar, su colección de casas con entramado es probablemente la mejor de la zona. Las hay con varios siglos a sus espaldas, como la "Altes Haus" ("casa vieja" en alemán), que data de nada menos que el s.XIV, y que hoy es uno de los muchos restaurantes del pueblo. Aunque hay muchas más, colocadas sin ánimo de ostentación sino como ejemplo de la casa tradicional de la Alemania rural en este estado. Invito a pasear por ellas, sin plano o haciéndolo poco caso, es una delicia.
Al margen de eso, Bacharach conserva buena parte de su muralla medieval, con una parte llana, agrupada junto a la vía del tren y al río, y en donde las casas se ocupan de esa labor defensiva; y otra parte mirando a la montaña, con torres defensivas que se sitúan a niveles distintos entre los viñedos típicos de la zona.
En cuanto a edificios religiosos, Bacharach cuenta con la iglesia de San Pedro, que no pudimos visitar por dentro, y que recuerda mucho a la basílica de Bingen sobre la que hablé en el post anterior. Aunque llama más la atención la "Wernerkapelle", ya que no es frecuente conservar las ruinas de una iglesia gótica de esa manera... sea por lo que sea, la ubicación de estas ruinas a cierta altura sobre el resto del pueblo (aunque sin llegar a presidirlo, porque eso es tarea del castillo) da a Bacharach un aire enigmático que me gustó.
Y, ¡cómo no! Un pueblo que se etiquete como "pintoresco" en esta zona tenía que tener un castillo. Y ése es el Stahleck, un castillo que preside el pueblo y que es accesible en coche o a pie, en una de las numerosas rutas de senderismo que pueden hacerse en la zona, y que aunque no hice, seguramente tengan mucho interés.
El Stahleck no me pareció tan espectacular como el Rheinstein o el Reichenstein, pero recomiendo encarecidamente su visita. Para empezar, llama la atención su uso actual... ¡es un albergue juvenil! Sí, como ya pasa en España (el castillo de San Servando de Toledo es un ejemplo), algunos edificios históricos han sido recuperados y han recibido un nuevo uso que consiste en dar alojamiento a los viajeros. La mayoría de las veces esto significa pagar un alto precio por dormir en él (como pasa con los paradores españoles), pero a veces se habilitan como albergues a precios módicos, sin ser más caros por estar donde están. Yo busqué plaza en el albergue con una semana de antelación y ya estaba completo, pero me imagino que dormir ahí tiene que ser algo fantástico, y barato. El hecho de ser un albergue hace que se pueda visitar por dentro gratuitamente, aunque como es natural haya que conformarse con el patio interior y no se pueda entrar en las estancias, reservadas a los huéspedes... ahí vimos que la obsesión por el entramado de madera de los alemanes llega hasta los castillos.
Además, si se va en coche (es accesible a pie también, pero cuesta un poco más de esfuerzo), la carretera pasa por encima del castillo, por lo que la vista del mismo se puede completar con la vista del Rin por detrás. Si vais al atardecer y hace sol, podréis sacar una foto como la nuestra.
Vista del castillo "Stahleck" con Bacharach y el río Rin justo detrás |
ALREDEDORES
El impronunciable castillo de Pfalzgrafenstein queda cerca de Bacharach, y es uno de los más interesantes de toda la ruta por su peculiar emplazamiento en una isla del Rin. Como muchos otros castillos, su creación y uso fue aduanero, hacer pagar un peaje a todo el que quisiera pasar por allí. Aunque en este caso, al ubicarse en medio del río, ese uso se hace más evidente si cabe. Es más, su forma de forzar a los barcos a pagar el peaje era muy similar a la de las autopistas actuales: una cadena gigantesca atravesaba todo el río y solo se retiraba previo pago. Se valía del cercano castillo de Gutenfels, en la orilla derecha, para reforzar su posición.
Este recoleto castillo isleño es de los pocos que no han sido nunca ni conquistados ni destruidos en la zona.
CÓMO LLEGAR
Decir que la mejor opción es disponer de coche propio, aunque Bacharach dispone de estación de tren en la línea que une Mainz con Coblenza por el lado izquierdo del río, y también un pequeño puerto que usan los ferries que surcan la zona, con fines turísticos normalmente.
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