Vistas del refugio Joan Calvell i Ventosa, con el estany Negre a sus pies y el macizo de Besiberri detrás, que supera por poco los 3.000 metros |
LA NATURALEZA DEL VALLE DE BOÍ: AIGÜESTORTES
El parque nacional de "Aigüestortes y Estany de Sant Maurici" aglutina lo mejor del Pirineo. Con cimas que coquetean o ligeramente superan los 3.000 metros, es seguramente el territorio pirenaico con mayor concentración de lagos, llamados "estanys" en catalán, que se suceden en ocasiones a pocos metros unos de otros. Lamentablemente la codicia del franquismo por la generación eléctrica mediante pantanos, provoca que algunos se vean aumentados artificialmente por pequeñas presas (o no tanto), pero pese a eso, el conjunto es digno de elogio. Ya he estado dos veces y estoy deseando volver.
El parque tiene dos accesos principales, y de esa dualidad deriva su nombre, siendo el acceso occidental el valle de Boí (para ver Aigüestortes) y el oriental por el pueblo de Espot (para ver el lago de Sant Maurici / San Mauricio). Por ello, aquí nos centraremos en las dos excursiones que se pueden hacer fácilmente por el acceso occidental.
El parque tiene dos accesos principales, y de esa dualidad deriva su nombre, siendo el acceso occidental el valle de Boí (para ver Aigüestortes) y el oriental por el pueblo de Espot (para ver el lago de Sant Maurici / San Mauricio). Por ello, aquí nos centraremos en las dos excursiones que se pueden hacer fácilmente por el acceso occidental.
La primera da acceso al paraje de Aigüestortes, cuyo significado en castellano sería algo así como "aguas tortuosas". Para acceder deberíamos dejar el coche en un parking en la ribera de Sant Nicolau, remontando el valle desde la carretera principal unos pocos kilómetros más allá de los desvíos a Erill la Vall, Boí y Taüll. La excursión es larga en longitud pero sencilla por su poco desnivel. El primer gran hito de la misma es el lago o estany de Llebreta, un aperitivo de lo que nos espera después.
Seguimos subiendo por una sucesión de cascadas que alimenta al citado lago hasta llegar a una peculiar planicie (planell en catalán), extraña, que aloja Aigüestortes. El río de Sant Nicolau se divide en numerosos brazos de agua limpísima, con riberas pobladas de árboles, en lugar de formar un solo brazo como suelen tener los ríos. Una pasarela de madera nos permite adentrarnos y disfrutar un poco más de este fenómeno, constituyendo además una pequeña alternativa por la que hacer el viaje de vuelta ligeramente distinto al de ida.
Un posible final a esta ruta está algo más lejos, en el lago o Estany Llong, que cuenta con su propio refugio. Este vistoso y "largo" lago (es lo que significa "llong") es sin embargo, uno de tantos lagos majestuosamente emplazados. En este caso se encuentra a 2.000 metros de altura casi exactos, y cuenta con 7 hectáreas de superficie.
Para nosotros la excursión no finalizó ahí, ya que nos vimos con ganas de subir a otro lago, el "estany Redó" (literalmente el "lago redondo"), un lago bastante más pequeño, que hace honor a su nombre, y donde disfrutamos de unos peces exfoliantes; mientras aguantamos con los pies en sus gélidas aguas una multitud de pequeños peces aprovechó para darnos mordisquitos y alimentarse de nuestras pieles muertas. ¡Y gratis!
La segunda ruta que hicimos en Boí es la otra gran ruta popular del valle: dejando el coche a los pies de la presa dels Cavallers llegar hasta el refugio Joan Ventosa pasando, aparte de por el embalse citado, por el estany negre, visible desde el refugio. Para ello hay que ir en coche hasta el fondo del valle, más allá de Caldes, y aparcar casi pegando al muro de la presa.
En esta ocasión la ruta, longitudinalmente es más corta, aunque no se hace menos dura sino casi al contrario. A excepción del rato que se rodea el pantano (por un camino no muy cómodo) no deja de subir apenas en ningún momento hasta el refugio, al que se llega tras poco más de 2 horas y media. Pero tampoco es nada del otro mundo, ya que no llegan a los 500 metros de desnivel los que separan el aparcamiento del refugio.
Desde el refugio, donde gustoso me habría quedado a dormir (pero el viajar con el gato nos lo impidió), multitud de lagos quedan a tiro de piedra, y nosotros soñábamos con ir al lago / estany de la roca, llamado así por el gran pedrusco que emerge del centro de sus aguas, pero nuestra forma física y el sentido común nos lo impidieron. A cambio vimos otros lagos más cercanos e igualmente pintorescos.
Junto al refugio, todo un chalet en medio de la naturaleza, comimos disfrutando de esta joya del Pirineo.
Seguimos subiendo por una sucesión de cascadas que alimenta al citado lago hasta llegar a una peculiar planicie (planell en catalán), extraña, que aloja Aigüestortes. El río de Sant Nicolau se divide en numerosos brazos de agua limpísima, con riberas pobladas de árboles, en lugar de formar un solo brazo como suelen tener los ríos. Una pasarela de madera nos permite adentrarnos y disfrutar un poco más de este fenómeno, constituyendo además una pequeña alternativa por la que hacer el viaje de vuelta ligeramente distinto al de ida.
Estany llong, el lago en el que muchos acaban la ruta que pasa por Aigüestortes |
Para nosotros la excursión no finalizó ahí, ya que nos vimos con ganas de subir a otro lago, el "estany Redó" (literalmente el "lago redondo"), un lago bastante más pequeño, que hace honor a su nombre, y donde disfrutamos de unos peces exfoliantes; mientras aguantamos con los pies en sus gélidas aguas una multitud de pequeños peces aprovechó para darnos mordisquitos y alimentarse de nuestras pieles muertas. ¡Y gratis!
Peces exfoliantes en el estany redó |
EL REFUGIO JOAN VENTOSA I CALVELL: ALGO MÁS QUE UN CHALET CON VISTAS
La segunda ruta que hicimos en Boí es la otra gran ruta popular del valle: dejando el coche a los pies de la presa dels Cavallers llegar hasta el refugio Joan Ventosa pasando, aparte de por el embalse citado, por el estany negre, visible desde el refugio. Para ello hay que ir en coche hasta el fondo del valle, más allá de Caldes, y aparcar casi pegando al muro de la presa.
En esta ocasión la ruta, longitudinalmente es más corta, aunque no se hace menos dura sino casi al contrario. A excepción del rato que se rodea el pantano (por un camino no muy cómodo) no deja de subir apenas en ningún momento hasta el refugio, al que se llega tras poco más de 2 horas y media. Pero tampoco es nada del otro mundo, ya que no llegan a los 500 metros de desnivel los que separan el aparcamiento del refugio.
Subiendo hacia el lago /estany negre se tienen estas vistas sobre el embalse de Cavallers |
Junto al refugio, todo un chalet en medio de la naturaleza, comimos disfrutando de esta joya del Pirineo.