sábado, 29 de diciembre de 2012

DIEZ planes interesantes para hacer GRATIS en BARCELONA (I)

Salón de Ciento / Saló de Cent, la histórica sala en la que se decidía y decide el futuro de Barcelona
Como ya dije en mi resumen sobre qué visitar en un primer acercamiento a Barcelona, los precios de las entradas a muchos edificios son un tanto prohibitivos, por lo que tanto viviendo aquí como estando de visita, se antoja como buena idea el descubrir sitios alternativos (o no tanto) que son gratuitos y que sin embargo son también más que interesantes. Tengo 10 ideas que he recopilado y disfrutado y que quiero compartir con vosotros. En esta entrada os pondré la primera mitad:

1.- PALACIO DE LA GENERALITAT

El palau de la Generalitat de Cataluña, ubicado en la plaza de Sant Jaume, ha dirigido el porvenir de Cataluña desde hace siglos, no sin ciertas interrupciones. Sin embargo, este lugar figura en un segundo plano en esta ciudad llena de alicientes.

Patio del palacio de la Generalitat, con naranjos
No obstante, recomiendo su visita porque además de ser gratis, se nos da guiada, se puede elegir hasta en 4 idiomas (catalán, castellano, inglés y francés), y resulta ser muy interesante por lo bonito que es el palacio y porque se muestran las salas que se usan en el día a día en el mismo, y que nos pueden resultar familiares por haber visto antes o después las mismas en televisión. Si encima os toca una guía maravillosa como la que me tocó a mí, pues mejor que mejor.

Se pueden concertar visitas al palacio en la web de la Generalitat, el segundo y cuarto fin de semana de cada mes, y se pueden elegir dos días, por orden de preferencia, para acudir. Ellos dicen comprometerse a responder un máximo de 72 horas después de hacer la petición. En mi caso fueron unas pocas más, por pedirlo en un día que no era laborable.

Ayuntamiento de Barcelona, patio principal del edificio

2.- AYUNTAMIENTO

El palacio del ayuntamiento, que parece enfrentado al de la Generalitat en la plaza de Sant Jaume, también se puede visitar de forma gratuita, y también merece la pena. En este caso hay que acudir al mismo, por la puerta de atrás, cualquier domingo de 10 a 13 horas, y la visita es libre o guiada (en caso de ser guiada creo que tenía un precio de 2€ y había, lógicamente, solo a ciertas horas y se podía recibir en catalán, castellano e inglés, pero hablo de memoria). La parte visitable, no muy grande, esconde sin embargo varias salas muy interesantes, destacando el "Saló de Cent" ("Salón de Ciento", en castellano), que es donde los consejeros de la ciudad, en época medieval, tomaban las decisiones que regían el futuro de la ciudad. No falta el mármol, ni las vidrieras de colores y las dos veces que he ido, he podido disfrutar del palacio sin que estuviera muy lleno de gente.

3.- PARQUES DE BARCELONA (GÜELL, CIUDADELA...)

ACTUALIZACIÓN: el parque Güell, como auguraba en esta entrada con la información publicada en los medios, finalmente pasó a ser de pago en octubre de 2013.

Entrada y acceso principal al parque Güell, que en principio dejará de ser gratis en otoño de 2013
El parque Güell es lo que queda del que fue un fracaso urbanístico de Gaudí y su mecenas, Eusebi Güell, que pretendían construir un conjunto de viviendas de lujo, diseñadas por el genial artista, en una colina alejada de lo que por aquel entonces era Barcelona. Todo estaba pensado para que fuera una urbanización exclusiva y de lo más completa: una entrada flanqueada por dos hermosas viviendas, una de las cuales serviría de casa del guardés; una gran plaza central, donde se encuentran los famosos bancos curvos y bajo la que se ubicaría el mercado; una escalinata de acceso muy elegante, protagonizada por un colorido lagarto; una colina coronada por una capilla, donde se encuentran las tres cruces hoy, etc. Pero a pesar del esfuerzo de Gaudí, tras un tiempo prudencial no se habían vendido más que dos viviendas de las sesenta con que contaba el proyecto.

Finalmente en 1922 el ayuntamiento decidió comprar el terreno y hacer de él un parque público, que debido a las vistas que ofrece de Barcelona y a las construcciones que en él se encuentran, es un lugar de visita obligada para todo el que quiera conocer la ciudad.

Pero hay vida en los parques barceloneses más allá del Güell, y hay un parque que merece otro capítulo especial, y éste es el de la Ciudadela ("parc de la Ciutadella" en catalán). En este caso no hay ninguna idea prevista para hacer de pago este pulmón de la ciudad, mucho más céntrico que el Güell, ya que se encuentra ubicado entre el barrio del Born, el arco de triunfo y la villa olímpica, cerca de la línea costera barcelonesa. Este parque está ubicado en los terrenos de la antigua fortaleza de la ciudad (de ahí su nombre), mandada construir por Felipe V, rey nada querido en Barcelona por la guerra de sucesión en la que la ciudad nunca le apoyó, a pesar de lo cual conseguiría derrotarla en 1714. Como ese recuerdo ingrato de aquella derrota no era de agrado de los barceloneses, la fortaleza se derribó en 1868, siendo la zona principal de la exposición universal de 1888 que la ciudad alojó. Algunos de los pabellones de aquella expo se mantienen, como el castillo de los tres dragones (hoy museo de zoología), y el parque también aloja el parlamento de Cataluña (en el antiguo arsenal de la ciudadela, uno de los pocos edificios que se mantienen de la antigua fortaleza) o el zoo. Además de eso, desde el punto de vista turístico, nos encontramos una llamativa escultura de un mamut que hace las delicias de muchos, y sobre todo una enorme y monumental fuente con una cuádriga dorada y leones que expulsan agua por sus bocas. No perdérsela.

Fuente del parque de la Ciudadela (parc de la Ciutadella)
Otros parques interesantes que conozco, por supuesto gratuitos, pueden ser los de la España Industrial y el de Joan Miró, ambos en las cercanías de la estación de Sants.

4.- MUSEOS EL DOMINGO POR LA TARDE

Teniendo como objetivo el difundir la cultura a todos los ciudadanos sin que lo económico sea un impedimento, los museos dependientes del ayuntamiento de Barcelona son gratuitos cada domingo desde las 15 horas hasta la hora de cierre (normalmente a las 20 horas, aunque hay excepciones, como los museos del palacio de Pedralbes, que cierra a las 18 horas). No están incluidos todos los museos de la ciudad, pero la lista es lo suficientemente larga e interesante como para pasar varias tardes entretenidos, destacando entre todos ellos el museo Picasso, protagonista de largas colas en esos días. Otros museos interesantes de la lista son el "Frèderic Marès", de escultura y de objetos diversos y curiosos de este gran coleccionista, o el de historia de Barcelona, que muestra desde los cimientos romanos del edificio en el que se aloja a toda la interesante historia de la Barcelona medieval. La lista completa la podéis ver aquí.

Museo "Frèderic Marès". Una de las salas de la galería del coleccionista
El primer domingo de mes, sumándose a otros edificios de la ciudad, muchos de estos museos ofrecen entrada gratuita no solo durante la tarde, sino todo el día, pero la información que tengo sobre esto es confusa y no puedo garantizar que ocurra en todos los museos.

5.- VISTA DE MONTJUIC DESDE UNA ANTIGUA PLAZA DE TOROS

"Las Arenas" es un moderno centro comercial ubicado en plena plaza de España. Lo que le hace realmente llamativo, es el estar ubicado en una antigua plaza de toros de la ciudad, con el mismo nombre. Al margen del interés que pueda tener para muchos ver el estilo neomudéjar del edificio, cuyo exterior se ha respetado y sigue pareciendo un ruedo para el toreo, la cúpula nos reserva una sorpresa. Y es que en ella se puede disfrutar de unas soberbias vistas de la plaza de España, a nuestros pies, de la subida a Montjuïc ligeramente más lejos, con el palacio y las fuentes en todo su esplendor, y si rodeamos la misma, podemos ver otras zonas de Barcelona, no igual de bien, eso sí... subir hasta esta cúpula es gratis si se hace por las escaleras mecánicas del interior del centro comercial, y hay que pagar (creo que es 1€) por coger el ascensor que hay en la calle, junto a la plaza de España. Aunque 1€ sea algo simbólico, yo no pagaría... :)

Vista de la plaza de España y de Montjuïc desde la cúpula de la plaza de toros de las Arenas
En poco tiempo os pondré la segunda mitad de estas ideas gratuitas para la ciudad condal.

martes, 25 de diciembre de 2012

El teatro de los sueños está en MÉRIDA

Recuerdo que estando allí, en el teatro romano de Mérida, con la columnata del escenario de frente, me acordé del apelativo de "Old Trafford", el campo de fútbol del Manchester United, y creí que ese escenario merecía más ese apelativo que el estadio inglés. Así que voy a intentar dar a conocer el teatro romano de Mérida y el resto de la ciudad, pequeña y apartada de las grandes rutas turísticas de España, pero dignísima de una visita, porque guarda los mejores edificios del imperio romano que se conservan en la península Ibérica.

Teatro romano de Mérida, mi "teatro de los sueños" particular. En la imagen, la columnata clásica
Mérida es la tercera población con más habitantes de Extremadura, con unas 60.000 personas. Sin ser capital de provincia (pertenece a la de Badajoz), es sin embargo, capital autonómica de Extremadura. Este hecho extraño, ser capital autonómica sin serlo de provincia, es algo que también le ocurre a Santiago de Compostela, y viene a dar a estas dos ciudades históricas una capitalidad merecida que la división por provincias les negó. En ambos casos, la ubicación en el centro geográfico de cada autonomía les ha ayudado también a convertirse en capitales.

HISTORIA


Bimilenaria, la historia de Mérida comienza en el año 25 a.C. y su fundación iba a servir para dar morada y descanso a los soldados veteranos o "eméritos", de ahí su nombre de "Emérita Augusta", que conservaría hasta la llegada de las tropas islámicas y que aún se usa para generar el gentilicio de la localidad (emeritenses). Los siglos posteriores, hasta la caída del imperio romano, Mérida sería capital de la provincia de Lusitania, una de las provincias ibéricas, que abarcaba todo el centro y sur de Portugal, aparte de la actual Extremadura y el suroeste de Castilla y León (la provincia de Salamanca, fundamentalmente), y era de las más prósperas y grandes poblaciones de la península.

Anfiteatro romano
La llegada de los godos mantuvo a Mérida en el candelero, siendo durante un tiempo capital del reino visigodo de Hispania, aunque llegadas las tropas musulmanas, y tras un largo asedio de más de un año, Mérida cae bajo poder islámico.

Con el tiempo, la historia empezaría a dar la espalda a la ciudad, teniendo como protagonistas a otras ciudades extremeñas, como Badajoz durante el resto de la ocupación musulmana, o Cáceres y Trujillo durante el renacimiento, coincidiendo con la época en la que los conquistadores de América, muchos extremeños, enriquecieron sus ciudades de origen a su regreso. Algo se debieron acordar algunos de Mérida, porque otras tres ciudades, en México, Venezuela y Filipinas, llevan el mismo nombre.

Detalle de uno de los muchos mosaicos romanos que tiene el MNAR
Con todo esto, Mérida no volvería a ser una ciudad pujante hasta la llegada del ferrocarril, aunque el hecho que más la ha transformado recientemente ha sido la elección de la ciudad como capital de la comunidad autónoma de Extremadura, en 1983. En estos dos últimos siglos también se han quitado las telarañas a todo el patrimonio de la ciudad, ignorado e incluso sepultado bajo tierra durante siglos. La UNESCO reconoció el valor de todo lo que se conserva, y declaró al conjunto arqueológico de Mérida patrimonio de la humanidad en 1993.

PATRIMONIO


Del esplendor vivido en época romana son testigos los numerosos edificios que han llegado hasta nuestros días, como el teatro, anfiteatro, templo de Diana, acueducto... que dejan claro que estamos ante una de las más importantes ciudades de todo el imperio, y quizá ante la más importante de la península Ibérica.

Templo de Diana
Si hay una imagen que viene a la mente de muchos españoles cuando se oye el nombre de Mérida, es la de su teatro. El teatro de Mérida, construido en el primer siglo antes de Cristo, ha sufrido varias remodelaciones posteriores, entre las que destaca la que le dio la característica columnata del escenario, algo que le da, a mi juicio, elegancia y personalidad, y lo hace único en España. Tiene capacidad para unos 6.000 espectadores, y tras siglos sepultado bajo tierra una vez caída Roma (se dice que sobre él los reyes moros debatían sobre la gestión de la ciudad), hoy se ha vuelto a utilizar para el mismo fin con el que fue creado: la realización del Festival de Teatro Clásico de Mérida, que tiene lugar cada verano.

Junto a él, el anfiteatro romano, con el que comparte lugar y ticket de entrada. Como en otros anfiteatros, éste se usó para luchas de gladiadores, fieras o ambos, con grandes derramamientos de sangre. Con un tamaño en superficie mayor que el del teatro, y probablemente con más popularidad, podía albergar unos 15.000 espectadores. Estando bien conservado aunque solo parcialmente, el edificio no es de tanta referencia como el teatro, puesto que hay otros de su estilo mejor conservados en España (los de Tarragona o Itálica, junto a Sevilla, pueden ser dos ejemplos) y no digamos ya fuera de ésta (Nîmes o Arles, en Francia, Verona en Italia, el Djem en Túnez o el propio Coliseo de Roma). La entrada combinada a teatro y anfiteatro costaba 7€ cuando yo lo visité, y por un poco más de dinero daba acceso a otros edificios romanos menos conocidos.

Detalle de la columnata del teatro romano
Caminando en dirección al centro de la ciudad, nos topamos con el templo de Diana, también magníficamente conservado, que es de los pocos edificios religiosos romanos que se conservan en España. Construido en el s. I de nuestra era, se ha conservado por haber estado integrado en un palacio renacentista posterior. No se puede entrar al mismo (que yo sepa), pero se ve cómodamente y de forma gratuita desde el exterior, desde una de las calles próximas.

No menos impresionante es el puente romano de Mérida. Construido sobre el Guadiana, uno de los ríos más largos de toda la península y bastante ancho al cruzar la ciudad, tiene una longitud de casi 800 metros, y se hizo en ese lugar debido a la existencia de una isla en el río, lo que permitió facilitar la obra. Con ese tamaño, cuenta con 58 arcos, y se considera el puente romano más largo que se conserva, solamente tras el "pont du Gard", en el sur de Francia.

Puente romano, con 58 arcos y cerca de 800 metros de longitud
Visto lo que Mérida conserva, no resulta extraño que el Museo Nacional de Arte Romano esté en esta ciudad, aglutinando los numerosos hallazgos que Emérita Augusta ha conservado hasta nuestros días. El edificio en sí ya es un aliciente, obra de Rafael Moneo y acabado en 1986, que quiso construirlo con el aspecto que tendría un edificio romano, con el ladrillo rojo como protagonista junto a la luminosidad y amplitud de todo el conjunto... de lo que se encuentra dentro, decir que es tan extensa la colección, con 36.000 piezas, que puede llevar un buen rato verlo todo. Como amante confeso de las esculturas romanas y especialmente de los mosaicos, debo decir que quizá sea el mejor museo del estilo que nunca haya visto, con permiso quizá del de Lyon (Francia). Los mosaicos, como digo, son sencillamente espectaculares. Por 3€ que vale la entrada, es totalmente recomendable.

Por último, quería acabar esta primera lista del patrimonio arqueológico de Mérida con otra obra típica de estos conjuntos: un acueducto. Se trata del acueducto de los Milagros, y se encuentra sobre el río Albarregas, el segundo río de la ciudad, y se hizo para salvar el desnivel en ese punto y abastecer de agua a la ciudad. Formó parte de un canal que salía del embalse de Proserpina, todavía en funcionamiento, que tras 12 kilómetros llegaba a la ciudad. Está algo peor conservado que el famoso acueducto de Segovia o el no menos hermoso acueducto-puente del Diablo de Tarragona, pero no obstante, su ubicación en un parque rodeado de césped, y el aspecto tan auténtico que le da la irregular conservación de sus pilares y arcos, hacen que la visita, totalmente gratuita, sea más que recomendable.

Museo Nacional de Arte Romano (MNAR)

OTROS ALICIENTES


El patrimonio romano de la ciudad no acaba aquí, y con un grado de conservación mejor o peor, existen otros edificios como el circo romano, el arco de Trajano o la casa del Mitreo. Tanto el primero como el tercero están incluidos en la visita completa al patrimonio arqueológico de Mérida, y el segundo está en plena calle, a la vista de todos.

Fuera del patrimonio romano, por los avatares históricos de la ciudad, el arte no es tan abundante, pero no obstante nos encontramos con la Alcazaba, la más antigua de la península (s. IX), sede hoy de la presidencia de la junta de Extremadura. Y en los alrededores de la plaza de España, centro de actividades de la Mérida del s. XXI, nos encontramos con la concatedral. Mérida fue sede catedralicia durante siglos, desde finales de la época romana hasta estar bajo el yugo musulmán, pero una vez quitado el título, no lo recuperaría por completo, y de hecho ahora es solo "subsede" de la archidiócesis de Mérida-Badajoz, cuyo templo principal es la catedral de esta última ciudad.

Acueducto de los Milagros
Con todo esto tenemos todos los ingredientes para pasar un intenso día o un algo más relajado fin de semana en la capital extremeña, admirando todos esos edificios. El hecho de que Extremadura sea la autonomía con menos renta per cápita de España, hará que podamos encontrar alojamiento y restaurantes más baratos que la media nacional, sin que por ello baje en absoluto la calidad.

Alrededores de la plaza de España

lunes, 17 de diciembre de 2012

Castillos de leyenda (I): PEÑAFIEL, el barco anclado en la meseta

Siendo uno como es de la Ribera del Duero, de Aranda para ser exactos, esta serie de entradas que espero poder hacer sobre castillos de leyenda (pensando sobre todo en los de mi tierra de origen: Castilla) quería comenzarla por Peñafiel.

Plaza del Coso en primer plano, con las barreras montadas para acoger festejos taurinos, y con el castillo al fondo en lo alto
Peñafiel se encuentra en la provincia de Valladolid, al este, a unos 55 kilómetros de la capital, siguiendo dirección Soria (o Aranda, de la que dista 40 kms.). Aunque se autodenomine en ocasiones como "capital de la Ribera del Duero", he de decir que esto no es cierto, ya que esa condición la tiene Aranda, mucho más grande en población y capital de la comarca homónima, que si dejamos el mundo del vino de lado, es solamente burgalesa; la prueba es que la comarca de Peñafiel no se llama "Ribera del Duero" sino "Campo de Peñafiel". Pero a la hora de crear la denominación de origen se escogió el nombre de "Ribera del Duero", aunque sus territorios se extendieran no solo por la provincia de Burgos, sino también por Valladolid, Soria e incluso Segovia. No obstante, la provincia con más territorio en la D.O. sigue siendo Burgos, aunque se ha extendido la idea de que es un lugar fundamentalmente vallisoletano por el hecho de que algunas de las bodegas mejor consideradas de la zona están en la provincia de Valladolid: empezando por Vega Sicilia, siguiendo por Abadía Retuerta o tintos Pesquera.

Aclarado este aspecto, aun siendo arandino, tengo que reconocer que Peñafiel es posiblemente la población más monumental de la Ribera del Duero vinícola, y su castillo quizá su edificio más fotografiado. Llegar a Peñafiel desde el este, viniendo desde Aranda o Soria, es encontrarse de sopetón, pasada una pequeña cuesta, con uno de los castillos más característicos de toda España, con esa forma alargada y estrecha, que recuerda a un barco con sus 210 metros de largo y sus 35 de anchura máxima, aprovechando todo el espacio de la colina sobre la que se asienta.

Vista del ala norte del castillo de Peñafiel, desde la torre del homenaje
El castillo de Peñafiel fue en su origen uno más de los castillos de la línea divisoria del Duero, cuyas raíces se remontan a la época en que cristianos y musulmanes guerreaban cerca de ese río. Como en sus cercanías se halló durante bastantes años la frontera entre ambas partes, los castillos proliferaron en lo que hoy son las provincias de Soria, Burgos, Valladolid o Segovia. Concretamente, en el caso de Peñafiel, sus orígenes se remontan al s. X, aunque su aspecto actual data de una reconstrucción del s. XV, tras varios episodios violentos, como en todo castillo de la época.

Actualmente se ha habilitado una de las alas del castillo para acoger el "museo provincial del vino", iniciativa de la diputación de Valladolid para mostrar todo lo que rodea al mundo enológico. También es posible visitar el resto del castillo con una visita guiada que nos enseñará las dos alas del castillo y la torre del homenaje, con detalladas explicaciones de cada lugar. Es posible hacer solamente la visita guiada si nos interesa más el edificio que el mundo del vino, y el precio, creo recordar, era de 3€, siendo de más o menos el doble en caso de que queramos ver también el museo.

El patrimonio de Peñafiel no acaba aquí, porque tiene en la plaza del Coso otro rincón lleno de encanto, que además se puede combinar con la vista que se tiene del castillo en lo alto, porque se ve desde cualquier rincón de Peñafiel siempre y cuando no estemos muy encajonados en calles estrechas. Esta plaza, cuya existencia parece estar documentada desde la edad media, tiene unos balcones de madera muy característicos que han sido añadidos posteriormente, y un suelo de arena que parece querer recordar que, en verano, sigue siendo usada como coso taurino, durante las fiestas patronales del mes de agosto. En semana santa, concretamente el domingo de resurrección, también es usada para la "bajada del ángel", celebración que guarda muchas similitudes con la de Aranda, de la que ya he escrito aquí.

Detalle de las viviendas típicas de la plaza del Coso
El patrimonio se completaría con varias iglesias, como la de San Pablo o Santa Clara, aparte de la de Santa María, que alberga un museo de arte sacro.

Los alrededores son igualmente interesantes, y tengo previsto dedicar algún día entradas a otros sitios de la Ribera como Peñaranda, la Vid o mi querida Aranda. También quedan cerca las vistosas hoces del Duratón, río que atraviesa Peñafiel y que desagua en el Duero junto a esta villa.

No podía irme de mi Ribera del Duero, sin hacer mención a su gastronomía. Empezando por el vino, toda la zona ofrece bodegas en las que es posible hacer catas, comer o incluso dormir. Dejando de lado el vino, sería un delito no aprovechar la ocasión para comer lechazo asado, típico plato cuya cuna está en esta zona del centro-este de la meseta norte, y que no faltará en la carta de ningún restaurante, más si es uno de los muchos asadores castellanos que hay en sitios como Aranda, Peñafiel, Lerma, etc.

Castillo de Peñafiel, con su característica forma de barco

sábado, 15 de diciembre de 2012

Viaje a la India, día 11: Udaipur, encanto junto al lago

Imponente palacio del lago (lake palace), flotando sobre las aguas del lago Pichola
Empezamos el día ya algo enfadados, porque tras pedir el desayuno, tuvimos que esperar 35 minutos para recibir una parte del mismo, y al cabo de una hora nos llegó la última parte. Justo esta ciudad en la que no íbamos a pasar mucho tiempo... :(

Muy cerca del hotel, visitamos el templo de Jagdish. Llevaba una mochila en la espalda, que en alguna ocasión había utilizado para llevar las zapatillas al entrar a un templo, pero aquí no me dejaron guardarlas ahí. Como casi siempre, los indios no pagaban porque les guardaran el calzado, pero tras una visita rápida al templo, interesante por cierto, aprovechamos un momento en el que el guardacalzado estaba despistado para irnos sin dejarle propina. Cuando nos vio nos lo reclamó, pero estábamos en la parte de abajo de las largas escaleras del templo y ya no pensaba subir... me pilló en un mal día, y ya me iba cansado de pagar por servicios que no necesitaba y me obligaban a consumir.

Templo de Jagdish. Impresiona el detalle escultórico de algunos de estos templos
Tras perdernos un poco a la hora de encontrar la entrada al palacio de la ciudad (lo que acentuó nuestro enfado, esta vez con nosotros mismos), conseguimos entrar, y todo fue a mejor. El palacio de la ciudad de Udaipur es el de mayor tamaño de Rajastán. En esta ocasión no es un fuerte de difícil acceso con recias murallas, sino más bien es un palacio algo más accesible, en el que el aspecto defensivo pasa desapercibido, estando ubicado en una pequeña colina del centro de Udaipur, junto al lago Pichola. Se construyó en el s. XVI por el marajá "Udai Singh" (de ahí el nombre de la ciudad: Udaipur, "ciudad de Udai"), aunque posteriores marajás lo ampliaron y reformaron a su antojo. Sin embargo, guarda un aspecto homogéneo que puede hacer creer que se hizo entero de una sola vez.

City Palace de Udaipur, el mayor de Rajastán
Al sitio no le vendría mal una capa de pintura en ciertas zonas, pero la visita no decepcionó. Por dentro las similitudes con los fuertes o palacios que ya habíamos visto en Rajastán eran evidentes, con salas muy coloridas, llenas de pequeños espejos, que en las fotos quedan muy bonitas.
Pero lo que hace especial y diferente a este palacio (y a Udaipur en sí) es su ubicación junto al agua. El paseo en barco por el lago Pichola lo pagaba la agencia, y lo cogimos desde el propio palacio de la ciudad. No pudimos sentarnos en primera fila (un guía oficial se las apropió para sus clientes) pero disfrutamos mucho del paseo; bordeamos el "lake palace" (palacio del lago), un palacio ubicado en una pequeña isla del Pichola, que debido al nivel alto de las aguas, parecía ocupar hasta el último centímetro de la isla, estaba como flotando sobre el agua, resultaba precioso verlo así. Este palacio es hoy un hotel de gran lujo, donde conseguir habitación puede costar, al menos, 200€ la noche (lo que es el sueldo medio en India de ¡¡¡3 meses!!!). Su encanto no ha sido ajeno a famosos como Mick Jagger o Madonna, entre otros, que, naturalmente, tienen que entrar o salir de él en barco (privado, no como nosotros). La película de James Bond "Octopussy" también se rodó en este idílico lugar.

Vista de Udaipur desde la isla de "Jag Mandir"
Seguimos navegando por las aguas de este pantano (porque realmente no es un lago natural, sino un antiquísimo pantano cuya presa data del siglo XIV), que para nuestra fortuna, estaba a rebosar gracias a que el monzón de 2011 no fue escaso, cosa que sí ocurrió en 2009. El final del trayecto de ida fue la otra isla del Pichola, "Jag Mandir", donde también se ubica un establecimiento bastante lujoso, pero que es visitable si no te hospedas en el hotel o no piensas comer o beber nada en sus instalaciones. Los elefantes de piedra que decoran la entrada, los pabellones que hoy sirven al restaurante, unos bonitos jardines y la vista algo lejana, y con mucho agua de por medio, de la ciudad de Udaipur son los motivos para acercarse por aquí. El ruido o la suciedad características de toda ciudad india (en la que Udaipur era algo más tranquila y limpia que Jodhpur) parecen quedar muy lejos desde allí.

Curioso puente junto al centro de la ciudad, reflejado en las aguas del Pichola
Ya de vuelta a tierra firme, comimos junto al templo de Jagdish, unos ricos espaguetis y un (algo más mediocre) "malai kofta", que no volvería a comer en ningún lado tan rico como en Jodhpur. La cuenta fueron 545 rupias (unos 8,5€), y por primera vez el redondeo que extrañamente aplican en la India fue a nuestro favor, y nos trajeron el cambio de 540, algo que agradecí dejando esas 5 rupias de propina y bastantes más extra como agradecimiento. Sí, lo digo porque ya en varios restaurantes, al pagar por ejemplo 740 rupias, sin dar explicaciones, te devolvían el cambio de 750, se autoasignaban 10 rupias de propina que, aunque no van a ninguna parte, la acción me pareció una falta de cortesía hacia los clientes...

Dimos un paseo hasta un colorido puente que vimos desde el barco, y luego quedamos con Noor para llevarnos al jardín "Saheliyon-ki-Bari". Este jardín, bonito, limpio y tranquilo, fue diseñado por 48 sirvientas que formaban parte de la dote de una princesa. Un par de elefantes de mármol, un estanque de flores de loto y una casi nula presencia de extranjeros hicieron de él un sitio agradable y con encanto. Aquí, un grupo de indios nos sacó fotos justo cuando pasaba a nuestro lado, riéndose, y nos enteramos porque ni siquiera se molestaron en disimular quitando el ruido típico de los móviles cuando sacan una foto... recordé sonriendo lo que se dice en las guías de que por respeto hay que pedir permiso a los indios para sacarles una foto, cosa que ellos no hacen con nosotros. La verdad es que tampoco es que me moleste...

Jardín "Saheliyon-ki-Bari"
Tras el jardín, subimos al palacio del monzón, ya metido en las colinas que rodean la ciudad, fuera de sus límites. Para subir Noor pagó una especie de peaje (algo que parece de lo más común por allí, no era el primero que pagábamos), y el objetivo no era otro que ver otro bonito atardecer.

Llegados al lugar, el palacio en sí no tiene mucho que destacar, pero la vista y el atardecer son más que merecedores de hacer el esfuerzo de subir. A un lado, Udaipur, con sus lagos. Estábamos tan lejos que era necesario usar el zoom si querías destacar el centro de la ciudad en una foto. Al otro lado, el sol que se iba escondiendo entre las pequeñas montañas verdes (color extraño tras una semana en el desierto) que hay junto a Udaipur. Pasamos algo más de una hora allí porque ese tiempo necesitó el sol para esconderse del todo, pero no hubo ocasión para el aburrimiento, porque empezaron a aparecer unos monos que bajaban o escalaban las paredes del palacio con una habilidad asombrosa. Empezaron pronto a ponerse delante de los turistas, tranquilos, incluso vanidosos, y al sentarse junto al mirador permitieron sacar fotos memorables con la puesta de sol. Hubo incluso un momento de tensión cuando no se conformaron con la comida que había por allí (cáscaras de naranja) y robaron dando tirones una bolsa a un turista, en la que se comieron hasta el cartón de un tetra-brik vacío.

Mono ladrón, en el palacio del monzón, comiendo cartón :)
Cuando ya estaba anocheciendo, los monos dejaron de ser el centro de atención y disfrutamos de otra puesta de sol inolvidable, con fotos muy chulas.

La cena fue en el Lotus café, de vuelta en el centro de Udaipur, un lugar recomendado por Lonely Planet. Pedí expresamente que no fuera picante la comida, a un camarero que parecía más africano que indio. La música era muy agradable, y la comida estaba bastante rica, aunque picaba... se lo dije al pagar al dueño y me dijo: "¿picante? Pero si solo he echado esto poco (juntando casi el pulgar y el dedo índice de su mano derecha) de chile!!". Sí, así es India, cuando pides algo no picante, te echan algo menos chile, ni se plantean el no echarlo en absoluto.

Primate posando para nosotros durante la puesta de sol
Llegados al hotel, quise ducharme y seguía sin salir agua caliente por el grifo rojo, aunque lo intentara 5 minutos como me sugirieron en la entrada. Steffi me dijo que podíamos probar con el otro grifo, sin pegatina y... ¡salía agua caliente! Así es India, el grifo rojo es el del agua fría. INCREDIBLE INDIA!!


Coqueta entrada de nuestro hotel en Udaipur

sábado, 1 de diciembre de 2012

Picos de Europa (V): COLLADO JERMOSO, el mejor secreto de León

Atardecer desde Collado Jermoso, con el sol ocultándose junto a la Peña Santa, con 2596 metros, el pico más alto del macizo occidental

Mi primera noticia sobre Collado Jermoso me llegó de casualidad, ya no recuerdo ni cómo, aunque debió ser cuando un amigo de facebook publicó un vídeo de un documental de Jesús Calleja, insigne montañero leonés popular por sus programas en el canal "Cuatro", subiendo con Zapatero, ex-presidente del gobierno de España, a este rincón mágico de los Picos de Europa.

Hablaron de que si la subida era dura, de que si era la primera vez que un presidente del gobierno (por aquel entonces aún seguía siéndolo) llegaba a un sitio como ése, de la gente de pueblos cercanos que aun recordaba al pequeño José Luis cuando veraneaba por allí, porque según parece debía tener vínculos personales con Posada de Valdeón, etc. Para mí, ese documental me mostraba un mundo nuevo, una red de "refugios", unos lugares que me permitirían ampliar las posibilidades de mis pequeñas escapadas en la montaña teniendo una base excelente para comer comida casera y caliente y para dormir sin necesidad de llevar tiendas de campaña o de hacerlo al raso. De aquel día han pasado unos dos años, en los que he intentado redescubrir Picos de Europa a través de sus refugios, y creo que lo he conseguido: Vega de Ario (sobre el que algún día escribiré), Vega Urriellu (sobre el que ya he escrito aquí) y Collado Jermoso me han servido de base para comer y/o dormir, y también he pasado por la Terenosa, Ándara o Áliva, todos en sitios realmente bonitos.

Caminando entre Vega de Liordes y la zona de las Colladinas, por el sedo de la Padierna
Hace solo 5 meses que me he mudado para vivir en Barcelona, y cuando decidí mudarme de León a la ciudad condal, conté solo con 2 semanas y media para, sin dejar de trabajar, prepararme para cambiar sensiblemente de vida. Nada más tomar la decisión de irme, pensé que no podía irme de León sin conocer Collado Jermoso, que todavía estaba en mi lista de cosas pendientes. Chequeé el tiempo que iba a hacer, vi que no iba a ser ideal pero tampoco excesivamente malo, convencí a Steffi y para allá nos fuimos, con los sacos de dormir, un par de bocadillos de cecina de León con tomate, y ropa de abrigo por si en pleno mes de junio nos volvíamos a topar con el invierno... y nada sobró.

¿PERO QUÉ ES COLLADO JERMOSO?


Collado Jermoso es simplemente un collado junto a la torre "Jermosa", una especie de puerto de montaña para senderistas, que está ubicado en un lugar insólito. Situado en el macizo central de Picos de Europa, está en su extremo más occidental, de tal modo que puedes tocar las paredes de algunas de las cumbres del mismo, como la Palanca o el Llambrión (que superan los 2600 metros de altura), y a la vez tener una vista espectacular del macizo occidental, protagonizado por la peña Santa de Castilla, que se ve de arriba a abajo, altiva, majestuosa, roca caliza pura, como todo Picos. Entre medias impresiona lo profundo que es el valle de Valdeón, trazado por el río Cares, cuya garganta empieza a poca distancia.

Vista del macizo occidental, desde la zona de las Colladinas, muy cerca de Collado Jermoso

Junto a este collado se ha ubicado el refugio más antiguo del parque nacional, ya que existe desde 1942, aunque la construcción actual es posterior. Es el segundo de más difícil acceso de los Picos, solamente tras el del Jou de los Cabrones, y el tercero a más altura. Ésta y otro tipo de información sobre el refugio puede ser consultada en su web, que es bastante completa.

¿CÓMO LLEGAR A COLLADO JERMOSO?


Hay muchas formas de llegar hasta él, entre las cuales las más clásicas son desde el puerto de Pandetrave, larga en distancia pero más fácil en desnivel, o desde Cordiñanes, más corta en distancia pero con más de 1300 metros de desnivel que no se los mete cualquiera, ambas en la provincia de León, y que creo que es la que hizo ZP. Diversas rutas enlazan con estas dos principales en puntos intermedios del recorrido, como las que suben desde otros pueblos de Valdeón como Santa Marina o desde Fuente Dé (Cantabria), juntándose a la de Pandetrave en el Cabén de Remoña. Yo comentaré más en detalle la nuestra, desde Pandetrave.

Llegando a Vega de Liordes, volviendo de Collado Jermoso
Dejamos el coche en el puerto de Pandetrave, uno de los dos puertos de montaña, junto al de Panderrueda, que unen al cerrado valle de Valdeón con el resto del mundo si no vamos a pie. Hay un parking en la misma cima que un fin de semana nublado de junio es suficiente, aunque en pleno verano y con sol me imagino que se quedará corto. La primera parte de la ruta es fácil, por un pista con poco desnivel en la que se podría circular con el coche de no ser porque las normas del parque nacional prohiben a vehículos no autorizados circular por pistas dentro de los límites del parque (cosa por la que a veces se multa y a veces no, dependiendo de motivos que desconozco). Nosotros, por si acaso, no metimos el coche, y en el Cabén de Remoña apenas había dos vehículos que parecían de ganaderos de la zona. Una vez en el Cabén de Remoña, donde vemos los enlaces con los caminos que cité antes, empiezan las cosas serias. Tenemos que ascender por la canal de Pedabejo, unos 150 metros de desnivel en apenas unos metros longitudinalmente. Me imagino que para los más "treparriscos" esta canal se puede definir como prácticamente un paseo, pero para un servidor y su compañera, con las botas desgastadas tras mucho sendero pero todavía aprendices en alta montaña, fue un tramo que sin ser peligroso, se antojó como medianamente duro, por el porcentaje de desnivel, por las piedras sueltas o por el viento gélido que de vez en cuando soplaba. Coronado el collado de Pedabejo, tocaba descender tanto como habíamos subido en la canal o casi hasta más, aunque en unas condiciones mejores. Eso sí, da un poco de rabia verse obligado a bajar tanto sabiendo que tendríamos que volver a subir hasta Collado Jermoso...

Rebeco, el "rey de Picos"
Bajando uno va viendo la vega de Liordes. Este paraje, en la provincia de León pero lindando con Cantabria, es una especie de enorme pradera a 1800 metros de altura en la que normalmente animales domésticos (como vacas) o no tan domésticos campan a sus anchas. Con un cielo que no quería abrirse y una temperatura muy fresca para la fecha en la que estábamos (no tanto quizá para el lugar en el que estábamos), comimos por allí, viendo como se habían pasado casi 4 horas al acabar de comer y todavía nos quedaba mucho viaje por hacer. Por esta zona empezamos a ver rebecos, y serían compañeros de viaje ya hasta llegar al refugio. La verdad es que no tuvieron reparos en posar para nosotros en nuestras fotos.

Tras perderse unos minutos (hasta que vimos que estábamos siguiendo un camino que bajaba a Cordiñanes) emprendimos el buen camino, ya sin pérdida, que por la falda de cumbres del macizo central nos llevaba hacia el oeste del mismo, por el Sedo de la Padierna. Todo este tramo lo hicimos con un tiempo bastante malo, empezó a llover y la típica niebla de Picos hizo acto de presencia hasta el punto de que de no ser un camino tan fácil de seguir como el que teníamos en nuestros pies nos podríamos haber metido en un lío. Apenas tengo fotos de ese tramo en la ida, de la belleza que se intuía que nos rodeaba pero que se nos impedía ver, con Steffi algo cabreada porque ir a la naturaleza a mojarse, pasar frío y no ver nada no merecía la pena... pero algo me decía que la ruta iba a acabar mereciendo la pena, y con esa creencia llegamos a la zona de las Colladinas, llamada así por los pequeños collados que hay que atravesar, hasta que tras el último, de repente, ZAS, aparece al fondo, envuelto entre la niebla, el refugio de Collado Jermoso. Casi 6 horas después de haber dejado el coche llegábamos al refugio, con una alegría enorme por protegerse bajo techo de un día tan desapacible.

La ruta, seguramente mejor escrita y desde luego que mejor documentada fotográficamente de lo que yo puedo hacer aquí, la podéis encontrar en la web en diversos lugares, aquí os dejo el que usé yo para guiarme.

EL SUBLIME ATARDECER DE COLLADO JERMOSO


Son famosos los atardeceres de Collado Jermoso, quizá los mejores en Picos, pero después de un día protagonizado, al menos en parte, por la lluvia y la niebla, no era muy optimista. Temía perderme uno de los principales motivos para subir a allí, pero por suerte recibí mi recompensa. Un halo denso de nubes se situaba por debajo de nuestros pies y nos tapaba la vista de todo el valle de Valdeón, mientras que otra capa, algo menos densa, estaba a mayor altura de la que nos encontrábamos. Sin embargo, entre medias, entre el sol y nosotros, todo era claridad. Las fotos son testigo del gran espectáculo que pudimos observar, posiblemente la mejor puesta de sol que haya visto nunca, y eso que solo en la India vi unas cuantas espectaculares, y que he estado en lugares ibéricos de referencia para ver atardeceres como la boca do Inferno en Cascais (Portugal) o el cabo de Finisterre (Galicia).

Otro momento del atardecer de Collado Jermoso, mirando hacia Torre Santa

Tras una cena memorable (qué bien se come en los refugios, se lo recomiendo a todo el mundo) y dormir como angelitos, el camino de vuelta, por el mismo sitio, fue con un tiempo magnífico, un sol de justicia y sin nada que estropeara las impresionantes vistas del lugar en el que nos encontrábamos.

Por todo ello, para todo aquel aventurero al que no le asusten los retos (considerando un reto el meterse un desnivel acumulado de unos 1000 metros y una distancia de unos 11 kilómetros aproximadamente, solo ida), en buena forma física y con ganas de ver un lugar único, la ruta es más que recomendable. Por supuesto, hay que asegurarse de que la previsión climatológica va a ser buena, y como en todo Picos, llevar agua (más necesaria cuanto más calor haga), ya que no encontraremos fuentes en prácticamente todo el recorrido. Collado Jermoso, para los que no se conformen con la ruta que hicimos nosotros, es una base excelente para subir a cumbres cercanas del macizo central.

Vista del atardecer en Collado Jermoso, esta vez mirando hacia la cabecera del valle de Valdeón, con un mar de nubes