sábado, 24 de julio de 2010

TERUEL: Capital del Mudéjar

Quería empezar esta ronda por algunos de los lugares que he tenido oportunidad de conocer por Teruel, y no es por casualidad. Teruel es la capital de provincia con menos población de España, apenas tiene 35.000 habitantes (un poquito más que mi ciudad natal, Aranda de Duero), una cantidad muy pequeña si la comparamos con la mayoría del resto de capitales españolas, o incluso con ciudades que no son capitales como Vigo, Gijón o Jerez de la Frontera. Este pequeño tamaño viene debido a su ubicación, alejada de casi todo menos de ella misma, a unos 175 kilómetros de Zaragoza y a casi 150 de Valencia, cuya carretera entre ambas es la única ruta de cierta importancia que atraviesa la ciudad.

Precisamente esta ruta, recientemente completada como autovía, ha supuesto una revolución en la ciudad y en la provincia, olvidada por parte de las autoridades, que le habían negado la inversión necesaria para un mejor desarrollo, y que ahora parecen haberse acordado de Teruel. La ciudad abre ante sí un futuro muy esperanzador y eso se nota en los notables aumentos de población que Teruel está viviendo recientemente. Y precisamente por esta carretera llegué yo a Teruel, una curiosa autovía por su nombre (Mudéjar) y por su decorado. Creo que es la primera autovía por la que paso que parece más un paseo o una avenida urbana por la gran cantidad de esculturas (a cual más rara) que se suceden cada pocos kilómetros.

Iglesia de San Pedro, pintada a finales del s.XIX
Volviendo al "atraso" de Teruel, decir que por culpa de ese olvido es, con permiso de Soria, la provincia que más está sufriendo el crudo problema de la despoblación. Sus casi 15.000 kilómetros cuadrados no tienen más que 147.000 personas, configurando una densidad de menos de 10 personas por kilómetro cuadrado, algo más propio de Siberia que de Europa Occidental. Tanto es así, que en 1999 nació una plataforma ciudadana que logró ser conocida en todo el país, de nombre "Teruel existe", reivindicando un trato igualitario para Teruel con el resto de provincias. Tal fue la publicidad que ellos mismos consiguieron, que se extendió la coña de "Teruel existe" por toda España, de tal forma que cuando anuncié a mis amigos que iba a ir a Teruel, fueron varios los que dijeron: "¿Pero eso existe? ¿La encontrarás? ¿O acaso es sólo un mito?"

Dejando de lado estos mitos, la verdad es que Teruel no sólo SÍ existe, sino que resulta de un interés turístico muy superior al que cualquiera podría prever de esta ciudad. En Aragón deben saber más de sus encantos, pero saliendo de allí es más conocida por todo lo que he enunciado antes.

Y es que Teruel es la capital del mudéjar. Y de acuerdo con las palabras de más de un entendido en arte, el mudéjar es el único arte 100% español, que sólo existe en este país, lo que lo hace tan singular y tan valioso. Y dentro del mudéjar, arte presente en muchos lugares de nuestra geografía (por ejemplo, el centro de la meseta norte, con iglesias en Tierra de Campos, o en Extremadura, representado en el magnífico monasterio de Guadalupe), en Aragón fue donde más se desarrolló, porque es el lugar en el que a los artistas moriscos se les dieron mejores condiciones de trabajo. Quizá también muchos no sepan que las joyas arquitectónicas del mudéjar de Teruel son Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1986. Recientemente, ya en 2001, otros monumentos mudéjares de la provincia de Zaragoza obtuvieron la misma declaración, pero fue la ciudad de Teruel la pionera en Aragón a la hora de recibir algunos de sus edificios el título de "Patrimonio de la Humanidad".

Catedral de Teruel
Y así es, el mudéjar en Teruel es sublime. Su catedral, pequeña en tamaño, es enorme en originalidad. Con una decoración exterior que recuerda casi más a una mezquita magrebí que a una catedral española, tiene varias cosas que me llamaron la atención: la torre en su base despliega un arco bajo el que se puede cruzar al otro lado de la catedral, de una fachada a la otra, y el artesonado del interior es genial, también mudéjar y realizado en madera.

Pero creo que no fue lo que más me gustó de Teruel. Anexas a iglesias más modestas que la catedral, la ciudad tiene varias torres a mi gusto aún más hermosas que la de la Catedral. Las Torre de San Martín, San Pedro y el Salvador son obras maestras del mudéjar y verlas, admirarlas y pasear por debajo de ellas es un placer para los sentidos. Si la memoria no me falla, existe la opción de subir a alguna de ellas pero estaba cerrado el acceso en el momento en el que estuve allí.

Una de las mejores torres mudéjares de la ciudad

Esa pasión de Teruel por lo mudéjar se ve en rincones más modernos de la ciudad, como su escalera neomudéjar.
Escalera neomudéjar
Aunque hay vida en Teruel más allá del mudéjar, como muestra el edificio modernista de la plaza del Torico, uno de los mejores ejemplos de este estilo en Aragón. Y a la plaza del Torico quería llegar yo... esta plaza, de modestas proporciones, es el centro neurálgico de la ciudad y acoge el símbolo de la misma: un pequeño toro sobre un pilar. Dicen que el toponimio de Teruel viene de "toro", y la palabra "torico" no es otra cosa que la palabra "toro" con el diminutivo característico de Aragón: "ico/a". Por mucho que hubiera leído que era pequeño, muy pequeño, al verlo allí me pareció aún más diminuto de lo que me esperaba. Al verlo, se me ocurrió pensar que era una muestra del carácter de los turolenses: en lugar de erigir como símbolo una figura mucho más grande, eligieron esto, símbolo de la humildad de una tierra desgraciadamente acostumbrada al olvido y a la despoblación.

Plaza del Torico
¿Algo más que me llamara la atención de Teruel? Sí, sus puentes, viaductos y acueductos... pero no sobre ríos, o al menos yo no vi ninguno (que sí que lo hay, el Turia o Guadalaviar, pero yo no lo vi, quizá por su pequeño tamaño). Los desniveles en pleno centro de la ciudad son tan fuertes que en el siglo XVI se vieron obligados a hacer un acueducto para abastecer de agua una de las zonas urbanas. El acueducto hoy es utilizado tan sólo como puente peatonal. También tienen un viaducto de principios del siglo XX que ante la realización reciente de un nuevo puente más moderno ha quedado como peatonal, y es una delicia pasear por él.



Por desgracia, mi tiempo en Teruel fue muy corto y no dio para más. No obstante, un parque temático cercano a la ciudad parece ser digno de ser visitado, inspirado en las trazas que los dinosaurios han dejado en la zona (como en buena parte del Sistema Ibérico): Dinópolis. Lo tengo pendiente para mi próxima visita.

Resumiendo: No debemos burlarnos de Teruel sino más bien acercanos a conocer esta pequeña y desconocida ciudad española. Yo la admiro desde que pasé por allí :)